Este artรญculo inicia con la famosa frase que dijera el โNegro Jefeโ, Obdulio Varela, capitรกn del Uruguay campeรณn en 1950, cuando en el entretiempo de la final con Brasil en el Maracanรก estallado por 210000 brasileรฑos, levantando a sus compaรฑeros para que dieran vuelta un partido que ya se consideraba perdido. ยฟY por quรฉ la traigo del recuerdo de la historia futbolera? Porque en este contexto cargado de emociones, donde vemos la felicidad de un pueblo en un contexto de mucha incertidumbre social y polรญtica, tuvieron que llegar 26 muchachos que vestidos de celeste y blanco, nos levantan por un rato y nos demuestran que se puede hacer con organizaciรณn, conducciรณn, lucha y tรฉcnica.
Ahora, esta obra que pone a la Argentina en su 6ta final mundialista y la 2da en 8 aรฑos, sรณlo comparable a lo hecho por las selecciones de 1986 y 1990, nos demuestra cuรกnto vale el trabajo y la organizaciรณn para llegar a los logros que te propones y el valor de un trabajo colectivo para llevarlo a cabo. Pero quiรฉn se encargรณ de esto, un tapado, el menos esperado, por el que nadie hacรญa lobby o daba garantรญas, Lionel Scaloni. Aquel futbolista de trayectoria fructรญfera pero modesta que habรญa estado en el banco de una de las peores presentaciones de la selecciรณn argentina de los รบltimos 20 aรฑos. Aquel que no tenรญa poder decisiรณn en ese banco caliente de Rusia 2018, comprendiรณ cuรกl era el trabajo que tenรญa que hacer, cรณmo debรญa encarar la direcciรณn de una selecciรณn y quiรฉnes debรญan integrar su cuerpo tรฉcnico.
Entonces, al lado de Scaloni, aparecieron otros ex jugadores, jรณvenes pero que supieron ser parte de la transiciรณn futbolรญstica que tuvo la Argentina entre los aรฑos 80 y 2000, Samuel, Aimar y Ayala, fueron la otra parte de un trabajo que habรญa que darle una mรญstica que se creรญa que habรญan olvidado. Tenรญamos al mejor jugador del mundo en la actualidad pero que no podรญa demostrar en su selecciรณn todo lo que tenรญa para dar, habรญa jugadores que triunfaban en sus equipos pero fallaban en la organizaciรณn colectiva (fue Sabella el รบnico capaz de conectar tantas individualidades) y un cรบmulo de intereses (polรญticos, empresariales y periodรญsticos) que hacรญan negocios y leรฑa de los รกrboles caรญdos. Y desde ahรญ se parรณ un cuerpo tรฉcnico que no tenรญa que hacer un equipo para Messi, sino que รฉl se sintiera parte y conducciรณn de ese equipo.
En ese contexto vino como prueba la Copa Amรฉrica de Estados Unidos, donde un arbitraje dudoso nos dejรณ afuera de la final, pero comenzaba el trabajo de armar al equipo y que demostraba que habรญa un conductor distinto, un gran capitรกn, alguien que se ganรณ con fรบtbol y garra ese lugar, que fue un Lionel Messi que empezรณ a sacarse el rol de ser siempre el chico 10, el que debรญa ser la contracara del Maradona violento, el que siempre tenรญa que callar y poner la otra mejilla. Ahรญ la historia empezรณ a cambiar, porque la selecciรณn no buscรณ el juego de Guardiola, la velocidad de los franceses, la fortaleza y la tรฉcnica de los alemanes o el jogo bonito brasileรฑo. Volviรณ a las bases, volviรณ a adaptarse el juego del rival, a salir jugando pero tambiรฉn colgarla en la tribuna, a jugar bien sin sobrar, a tener temple ante la adversidad y a demostrar en la cancha que los de afuera son de palo, cuando el fรบtbol se resuelve en el verde cรฉsped 11 contra 11.
En esta construcciรณn, que hoy llena de alegrรญa a millones de argentinos y argentinas (mรกs los 100 millones de bengalรญes), hubo que romper otra cosa, que nuestra selecciรณn estaba integrada por millonarios que les daba lo mismo ganar o perder, entonces Messi no solo empezรณ a hablar y oponerse a las injusticias, sus compaรฑeros le hicieron la segunda, una camada de chicos que muchos vieron lo que les costรณ llegar a dรณnde llegaron, que dejaron muchas cosas para consagrarse o simplemente llegar a primera y partir a Europa a probar suerte.
Estos 26 jugadores, donde muchos no son parte de aquella รบltima camada que llegรณ al mundial de 2018 y que venรญan del 2014, tenรญan otra mรญstica, la del barrio, la calle, la simpleza, lo que permitiรณ que muchos sintiรฉramos como parte nuestra, de una realidad que puede ser alegre pero tambiรฉn dura. Ahรญ aparecieron muchas cosas que hicieron a esta selecciรณn no sรณlo parte de una vieja tradiciรณn futbolรญstica de buen juego y estrategia, sino tambiรฉn de candor humano que no se habรญa visto otras veces en las selecciones nacionales. Por esto los jugadores y cuerpo tรฉcnico repiten que tienen 40 millones atrรกs que saben que los apoyan y no les pueden fallar.
Por eso la alegrรญa, por eso se para el paรญs desde que comienza el mundial, por eso ir a la calle, las plazas, la playa, la sierra, la montaรฑa, los lugares emblemรกticos del paรญs para festejar, porque si ellos traen alegrรญa a un pueblo muchas veces golpeado, cรณmo no lo van a acompaรฑar y salir a festejar. Lo cual no sรณlo nos demuestra que el fรบtbol es un hecho deportivo, sino tambiรฉn social y sobre todo polรญtico. Porque las identificaciones se construyen y expanden, generando cohesiรณn, comunidad y lazos solidarios. Por eso, cuando el pueblo vio el ataque a aquello que el clamor llamรณ la Scaloneta, comprendiรณ de quรฉ lado pararse cuando el periodismo deportivo, ubicado como vanguardia de intereses forรกneos (famosa cadena de televisiรณn dueรฑa de las transmisiones de fรบtbol), decidiรณ pegarle por todos lados durante la Copa Amรฉrica en Brasil, antes de la Finalissima y antes del Mundial. No soportaban que aquel capitรกn modosito y sencillo no les diera el lugar que sus ilustrรญsimas querรญan, no entendรญan el abroquelamiento de esos jugadores que no les daban lugar a sus crรญticas y no querรญan a ese joven tรฉcnico que leyรณ que para tener futuro, habรญa que volver al pasado y las raรญces, deportivas y polรญticas que tiene el fรบtbol en la Argentina.
Hoy esta selecciรณn, puede darnos la 3ra copa mundial de nuestra historia, puede poner a nuestro mejor jugador en el altar de las grandes glorias de nuestro fรบtbol (ganado ya por su juego en el Barcelona) y devolvernos la mรญstica que nuestro fรบtbol se ganรณ a base de buen juego y estrategia. Pero si no llegaran a cumplir con eso, no van a ser los campeones morales de los aรฑos 60 y 70, tampoco la eterna espera de los 90 o los que no estuvieron a la altura de los 2000. Serรกn la selecciรณn que volviรณ a un espacio tiempo que se creรญa olvidado y que se ganรณ el amor de su pueblo porque demostraron en cada partido que el fรบtbol no solo puede ser un juego, sino aquello que motive a un pueblo a ser un poco mรกs feliz
Cerramos esta nota con una foto de los aรฑos 60, en ella estรกn reunidos un grupo de jรณvenes que tenรญan un equipo que jugaba campeonatos de barrio o hacรญan de sparring de 3ras o 1ras de equipos del ascenso de esos aรฑos. En esta foto, ninguno de los once integrantes del Estrella Roja (nombre que eligieron de forma muy azarosa de aquellos viejos equipos de la Europa comunista) llegรณ a jugar en 1ra divisiรณn o en el ascenso. No porque no tuvieran cualidades, algunos de sobra, sino porque el destino quiso que siguieran sus vidas de trabajadores o empleados, pero aun asรญ sus caras indican que hacรญan lo que les gustaba, que estaban jugando en pos de un sueรฑo que no se cumpliรณ iban a dejarlo todo hacรญan lo que querรญan hacer. En ese equipo estaban mi padre y mi tรญo, de quienes entendรญ que el fรบtbol es un sentimiento que se juega y disfruta. A esta vieja magia, tal vez sin el viejo potrero y con otras lรณgicas, Lionel Scaloni y su cuerpo tรฉcnico, junto al gran Capitรกn Messi y el resto del equipo, nos devuelven la mรกxima dicha por Leonardo Favio sobre el peronismo, que no se puede ser feliz en soledad. Volver a creer, sentirse parte y saber que aรบn no ganando, si dejaste todo, sigue siendo un triunfo, es lo que nos permite ver que la Selecciรณn Argentina de Fรบtbol no solo nos da alegrรญa, sino que nos puede ayudar a tener la fuerza para construir un futuro donde nadie sea menos que nadie y que todo sea para todos.