Llegó diciembre y con él se acerca la Navidad. En La Plata, capital bonaerense, las personas ya compran los regalos para el arbolito. Pero no solo lo hacen en las calles comerciales, sino que acuden en gran medida a las ferias de emprendedores.
Si bien estos eventos se realizan durante todo el año, ahora proliferan en todos los rincones de la ciudad. No solo en sus días habituales, los fines de semana, sino que también se los puede encontrar de lunes a viernes.
Las ferias artesanales comenzaron en las plazas de la ciudad. La primera (e histórica) fue la de la Plaza Italia, que existe desde el 2001. En un primer momento, eran solo artesanes quienes participaban. Luego se incorporaron otros circuitos, como el de Plaza Azcuénaga y más tarde el de Plaza Malvinas.
La Municipalidad de La Plata regula estas ferias, y tiene el monopolio de la inscripción. Pero en los últimos años surgieron otro tipo de mercados de emprendedores. Son iniciativas privadas, y se realizan en casas, quinta, bares, centros culturales, talleres, etc. Cualquier rincón puede servir para armar los puestos y ofrecer los productos.
El objetivo, por una parte y en tiempos de dificultad económica, es ganar un mango. Pero a la vez, en estos espacios de economía circular se generan redes entre emprendedores. Estos mercados suelen ser territorios de mujeres.
Nota al Pie habló con dos emprendedoras que transitan esos lugares. Norma Kauffmann, de Naturaleza Femenina, y Graciela Iglesias, de Las Artesanías de Graciela, para conocer lo que significa ser una mujer emprendedora en un circuito de economía popular.
El día de la feria
Los días previos a los mercados o showrooms son intensos. Las emprendedoras deben preparar los productos, artesanales o de reventa, buscar una mesa o gazebo, y llevar las cosas hasta el lugar donde se desarrollará la feria. Una vorágine agotadora pero con una emoción única.
Al llegar al evento se prepara el stand. Luego, se toma mates con el resto de las emprendedoras. Cuando hay suerte, y el clima y la economía lo permiten, mucha gente concurre y hay grandes ventas. Cuando no, ellas mismas se compran entre sí o se encargan pedidos.
“Participar de ferias nos nutre con experiencias diferentes en cada encuentro”, contó Norma Kauffmann de Naturaleza Femenina. “Sumamos contactos, formamos grupos de whatsapp donde compartimos data, fechas con lugares posibles para ir”, agregó.
Norma creó Naturaleza Femenina junto a sus hijas. “Con Florencia, Eliana y Evelina, armamos un emprendimiento familiar. A partir de 2015 sentimos la necesidad de buscar alternativas más saludables y sustentables para nuestro cuerpo y nuestro entorno”, contó Kauffmann.
Muchos de estos negocios se proponen cuidar el medio ambiente. Algunos ofrecen productos sustentables. Otros revenden indumentaria para una segunda oportunidad.
En el caso de Naturaleza Femenina, tienen productos ecológicos y reutilizables realizados por emprendedoras argentinas. “Están comprometidas con el cuidado del ambiente, para estar en armonía con nuestro ser y entorno”, compartió Norma.
Redes femeninas
En estos mercados que se forman de manera privada, fuera del circuito municipal, las emprendedoras suelen ser mujeres. Algunas se dedican de forma completa a su emprendimiento, mientras que otras lo realizan para generar un dinero extra o desarrollar un hobby olvidado en el placard.
Graciela Iglesias, de Las Artesanías de Graciela, contó: “Ya cosía de antes y siempre hacía regalos para mi familia y mis amigas. Todos me daban fuerzas para que empezara hasta que un día me animé”.
Su emprendimiento es de productos para el hogar en tela, que ella misma realiza. Se lanzó al mercado de ferias por necesidad económica, y también por realización personal. “Dije, ahora que mi hija empieza la secundaria voy a tener más tiempo para mí”, compartió.
“Vendía por el boca a boca, hasta que al año siguiente una amiga me invitó a una feria en un espacio de yoga”, recordó Iglesias. Allí no sólo mostró su emprendimiento, sino que conoció a un grupo de mujeres que serían sus amigas.
“Compartimos la tarde y las charlas, crecen nuestras familias, algunas son abuelas, pasamos una tarde agradable”, explicó la artesana. Cada vez tienen más lugares y propuestas en las que participar. De esta forma, las emprendedoras logran escapar a la despiadada economía capitalista y forman redes colaborativas entre ellas.
“Para ser feriantes una condición es tener buena onda y perseverancia”, aseguró Norma Kauffmann, de cara a un mes de diciembre colmado de ferias. Esta Navidad, comprá artesanal.