El pasado viernes, en Brasilia, Luiz Inácio Lula da Silva hizo públicos los primeros nombres de su equipo de gobierno. Fue a través de una conferencia de prensa, en el Centro Cultural Banco de Brasil, donde informó quiénes ocuparán el máximo cargo de cinco importantes ministerios del gabinete.
De esta manera, Lula comunicó que el excandidato presidencial del Partido de los Trabajadores (PT) en el 2018, Fernando Haddad, estará al frente del Ministerio de Hacienda. Del mismo modo, Mauro Vieira será el ministro de Relaciones Exteriores, Flavio Dino el de Justicia y José Múcio Monteiro el de Defensa. En tanto que, Rui Costa estará al frente de la Jefatura de Gabinete.
“Llegará un momento en el que verán aquí más mujeres que hombres, con la participación de muchos compañeros afrodescendientes”, afirmó Lula. En este sentido, a su vez, el presidente electo aseguró que en las próximas semanas se conocerán el resto de los nombres del gabinete presidencial.
Haddad, el elegido para el gabinete de Lula
De las designaciones que Lula anunció hasta el momento, la que generó más revuelo, sin ninguna duda, fue la de Fernando Haddad. El exalcalde de San Pablo, quien en el año 2018 perdió en la segunda vuelta contra Jair Bolsonaro, será a partir del 1 enero el responsable de manejar la economía del gigante latinoamericano.
En una pulseada política contra el sector de Gerardo Alckmin, quien buscaba una persona más cercana a los mercados, el PT logró imponer la llegada de Haddad a un cargo estratégico. Como era de esperarse, tras el anuncio de Lula, el mercado respondió con el real brasileño bajando 1,3% en comparación con el dólar.
¿Por qué Lula eligió a Haddad como Ministro de Hacienda a pesar de las consecuencias, tanto externas como internas, que podía traer? Más allá de ser una persona de confianza, dos son las lecturas que se pueden hacer. En primer lugar, la necesidad de tener una persona de izquierda o progresista en un puesto clave para la reconstrucción de Brasil. Dicho en otras palabras, a pesar de que la economía se subordina a la política, Haddad será un ministro que no tendrá problemas en aumentar el gasto público.
Por otro lado, a su vez, la elección de Haddad es también una recompensa. Un premio no solo por la lealtad hacia Lula, sino también por la performance electoral en la carrera por la gobernación de San Pablo. Gracias a su campaña, a pesar de haber sido derrotado, Lula logró un respaldo del 45% en el Estado más poblado del país. De hecho, en su discurso post-victoria electoral, el exsindicalista metalúrgico sostuvo que “la campaña de Haddad fue fundamental” para la derrota de Bolsonaro.
Bolsonaro rompió el silencio
El mismo día que Lula anunció las primeras cinco designaciones ministeriales, Jair Bolsonaro habló por primera vez desde la derrota en el balotaje. En la residencia presidencial ubicada en Brasilia, frente a sus seguidores, se refirió de manera ambigua a su traspié electoral. Sin felicitar a Lula, el actual presidente de Brasil sostuvo que la derrota “duele en alma”.
De esta manera, a su vez, Bolsonaro explicó la discreción pública que mantuvo por más de 40 días. “Hace algunas semanas, si hubiese salido a dar los buenos días, todo hubiese sido tergiversado o distorsionado”, se justificó el máximo líder de la derecha en el gigante latinoamericano.
En línea con los miles de militantes de su partido que, desde el día después de la victoria de Lula estuvieron pidiendo la intervención del Ejército de Brasil, Bolsonaro volvió a lanzar un peligroso mensaje. El mandatario, además de remarcar la importancia de las Fuerzas Armadas (FFAA) para cualquier país, sostuvo que son “el último obstáculo para el socialismo”.
Del mismo modo, el presidente de Brasil remarcó que “el pueblo es quien decide el destino”. Además, agregó, dirigiéndose a sus seguidores, que “quien decide para dónde van las FFAA son ustedes”. Casi llamando a un golpe de Estado de manera sutil, Bolsonaro sostuvo que “vivimos un momento crucial, una encrucijada”.