La inesperada, pero intencional, prolongación del conflicto ruso-ucraniano obstaculiza un horizonte de paz en el corto plazo. Tras una retirada rusa, que el Kremlin definió como estratégica, Ucrania reconquistó Jerson. Esto último tuvo como respuesta la intensificación de los ataques por parte de Rusia.
En este sentido, el país liderado por Vladimir Putin lanzó un masivo bombardeo hacia las infraestructuras que garantizan el funcionamiento de la energía ucraniana. ¿El objetivo? Desgastar al régimen de Kiev con la destrucción de su red eléctrica ante la llegada del invierno.
De esta manera, las consecuencias directas de los ataques son los cortes de electricidad generalizados en gran parte de Ucrania. Según el operador de la red eléctrica ucraniana, Ukrenergo, un 40% de la población sufre la falta de suministro. En tanto, según anunció la empresa estatal, los apagones programados seguirán como recurso debido a la situación crítica que vive la red eléctrica.
La renovación de un acuerdo entre Rusia y Ucrania que tranquiliza al mundo
El jueves pasado, según confirmaron tanto Rusia como Ucrania, se prolongó el acuerdo para permitir la exportación de cereales y fertilizantes. Este hecho resulta clave para evitar la profundización de la crisis alimentaria en el mundo, debido al gran peso que ocupan ambos países en el abastecimiento global de alimentos.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, uno de los mediadores en la negociación, celebró la prolongación del pacto. “Tras las conversaciones cuatripartitas organizadas por Turquía, el acuerdo sobre el corredor de cereales del Mar Negro se prorrogó por 120 dias”, sostuvo el mandatario a través de Twitter.
El pacto, firmado en julio en Estambul, permitió que 11 millones de toneladas de granos que se encontraban bloqueados pudieran ser transportados por el corredor seguro del Mar Negro. Sin embargo, aunque a los pocos días dio marcha atrás, Rusia suspendió el acuerdo al denunciar que Ucrania utilizaba el corredor con fines militares.
Rusia, a través del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, destacó el papel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como mediadora para renovar el acuerdo. Según Peskov, el gigante euroasiático recibió las garantías necesarias para desbloquear las exportaciones tanto de cereales como fertilizantes rusos, condición rusa para prorrogar el pacto.
Una incógnita resuelta
El martes 16 de noviembre, escombros de un misil alcanzaron Przewodów, una pequeña localidad polaca cerca de la frontera con Ucrania, y mató a dos personas. El hecho generó preocupación mundial debido a la posible activación del artículo 5 de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), alianza militar de la cual Polonia es parte.
La cláusula 5 de dicho organismo establece que un ataque armado contra un miembro de la OTAN se considerará como un ataque dirigido contra todas las naciones integrantes de la alianza. Ucrania afirmó tener pruebas de que el impacto en Polonia fue a causa de un misil ruso, noticia que rápidamente amenazó con una grave escalada del conflicto.
No obstante, a las pocas horas, Joe Biden se mostró dudoso sobre la veracidad de la acusación al decir que era “improbable” que Rusia lanzará un ataque contra Polonia. Luego, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió que tras investigaciones preliminares, todo sugiere que el hecho fue causado por un misil del sistema de defensa antiaérea de Ucrania.
Por último, para despejar cualquier tipo de duda, el presidente polaco, Andrej Duda, afirmó que no existe ningún indicio que demuestre que se trató de un ataque intencional contra Polonia. Además, indicó que es probable que el misil fuera de origen ucraniano.
La confirmación del sabotaje
El pasado 26 de septiembre aparecieron cuatro grandes fugas, tanto por la zona económica de Noruega como de Suecia, en los gasoductos Nord Stream 1 y 2. Como explicamos en Nota al Pie, los mismos son claves para abastecer de gas ruso a Europa.
Si bien desde un primer momento todo parecía indicar que las fugas no respondían a un desperfecto técnico sino a un sabotaje deliberado, este viernes la hipótesis se terminó de confirmar. El fiscal sueco encargado de investigar el hecho, Mats Ljungqvist, sostuvo que “los análisis realizados muestran trazas de explosivos en varios de los objetos no autóctonos hallados”. En este sentido, mediante un comunicado, las autoridades suecas confirmaron que las fugas se debieron a un “flagrante sabotaje”.
El hecho, que según diversos analistas puede considerarse como acto terrorista, es de una extrema gravedad si se tiene en cuenta la crisis energética que atraviesa el mundo. Aunque la investigación no determinó ninguna culpabilidad, Rusia lo tiene claro: según el Kremlin el autor del atentado fue el Reino Unido. “Nuestros servicios de inteligencia tienen pruebas que sugieren que el ataque fue dirigido y coordinado por especialistas militares británicos”, sostuvo Dmitri Peskov, el 1 de noviembre, ante la prensa.