Días atrás distintos medios de comunicación publicaron noticias que mostraban el inicio de la temporada de verano. ¿Cómo? Levantando las fotos que personalidades famosas suben a sus redes sociales acompañadas de comentarios como “con su microbikini incendió las redes”. Sin embargo, desde Nota al Pie nos preguntamos por qué en el 2022 la ropa y los cuerpos de las mujeres continúan siendo noticia.
Las peligrosidades de demandar cuerpos perfectos
Poner el eje en los cuerpos perfectos de algunas mujeres es peligroso por dos cuestiones. La primera se relaciona con la cosificación y la violencia simbólica que esta implica. No importa qué actividad desarrolla o qué talento tenga, la mujer solo será un cuerpo para “incendiar” o “subir la temperatura” de los hombres.
Por otro lado, este enfoque desencadena estereotipos de cuerpos delgados, bronceados, sin celulitis ni cicatrices que dejan por fuera a gran parte de la sociedad. Así, el mandato de delgadez y belleza demanda el esfuerzo y la frustración de las mujeres para encajar.
Lo que se logra a través de estos modelos es generar estereotipos inalcanzables de cómo se debe ser. Así, desde el proyecto Mujeres Que No Fueron Tapa (MQNFT), que en el verano pasado lanzó la campaña #HermanaSoltalaPanza, señalan que la idealización de la mujer tal cual la conocemos es una herramienta del sistema para señalar qué cuerpos merecen ser visibles y cuáles no. Y a partir de esto último dejando aisladas a todas aquellas que no son jóvenes, blancas, delgadas y exitosas.
La cosificación de siempre
Desde que las personas nacen la atención se posa en la imagen, en especial cuando se trata de cuerpos feminizados, ya que la historia de lo femenino siempre se asoció a la belleza, a lo que inspira, a las musas. Pareciera que, si estas no son lindas, no son.
A lo largo de la historia, series, películas, libros, revistas, publicidades, programas televisivos y expresiones culturales en general construyen y reproducen el discurso sobre la importancia de la imagen corporal. Esto reduce la aceptación y valoración de las personas a lo que se aprecia de su cuerpo.
Resaltar el cuerpo y la ropa de las mujeres es cosificación y, por lo tanto, violencia simbólica. Según el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), la cosificación sexual es la reducción de una mujer a su cuerpo o partes de este. El fenómeno puede ser considerado como una forma de discriminación sexista, en la que una mujer es tratada de manera diferente y minimizada.
El mito del cuerpo perfecto
Según el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) en 2017 fueron presentadas 116 denuncias relacionadas al aspecto físico. Un año más tarde, en 2018, dicho número ascendió a 184 casos.
En tanto, en su relevamiento de 2019 el mismo organismo indicó que el segundo motivo de discriminación más mencionado en todo el país fue la discriminación por peso.
En la actualidad, la gordofobia se camufla de consejos para adelgazar, noticias falsas, dietas milagrosas y planes de entrenamiento. Influencers y autoproclamades profesionales inundan las redes sociales con actividades para bajar de peso y obtener el cuerpo ideal.
Estos mandatos y estereotipos son peligrosos dado que muchas veces derivan en Trastornos de Conducta Alimentaria (TCA). Mujeres de todas las edades caen en dietas engañosas debido al objetivo de alcanzar un peso determinado que va mediatizado por el ideal de belleza de la época.
En este sentido, las redes sociales profundizan la problemática de trastornos alimenticios. Hay una cultura muy pegada a la imagen del cuerpo sobre todo en redes sociales como Instagram, donde lo único que importa es mostrar solo lo mejor o lo lindo. En relación a ello, distintos chistes o memes incentivan la gordofobia a través de burlas hacia los cuerpos que no “llegan” flacos al verano.
En ese sentido, desde MQNFT denuncian que “hasta que no exista una representación real de la diversidad de los cuerpos en los medios de comunicación, en la industria de la moda y en la oferta cultural, seguiremos reproduciendo un discurso que admite un solo tipo de cuerpo inalcanzable”.
Muchos cuerpos, un solo talle
Un informe de 2018 de la ONG AnyBody Argentina asegura que el 70% de la población considera que no consigue ropa de su talla. Para mitigar este problema, en 2019 entró en vigencia la Ley de Talles. Sin embargo aún falta mucho para obtener diversidad dentro de la indumentaria.
A pesar de su reglamentación, aún no se logra que la ropa encaje en los cuerpos reales que existen en nuestro país. La necesidad de una ley de talles radica en primer lugar en la importancia de tener ropa que responda a quienes la consumen.
Antes de esta ley y hasta la actualidad, muchas marcas intentan vender un “talle único” que se supone se adapta a todos los cuerpos de les consumidores. Lo cual no solo es engañoso sino que también es imposible.
Desde MQNFT, aseguran que “históricamente existieron dispositivos para controlar la forma en la que nos vestimos, como un modo más de controlar nuestros cuerpos y nuestra forma de expresarnos en el espacio público”. En ese sentido, agregan que “hoy, la forma de control sobre cómo nos vestimos, está muy asociada a la edad”.