El barrio 1 de noviembre se ubica en Ciudad Evita, La Matanza, y es un espacio donde residen más de 24 familias que no pueden pagar un alquiler o no acceden al mercado de trabajo por diversos motivos.
Sin embargo, en lugar de facilitarles el acceso a sus derechos, la policía y el municipio buscan desalojarlos de cualquier forma para dejar libres todos los terrenos tomados.
“Otra vez volvemos a recibir hostigamiento, represión. Otra vez como el 24 de diciembre que nos prendieron fuego todos los merenderos y ninguna de las autoridades municipales se hicieron responsables de lo sucedido”, expresó Sara.
De esta manera, utilizan la violencia y la represión para expulsarlos de su espacio. La última quema de uno de los merenderos fue en diciembre de 2021, momento en el cual les vecines decidieron marchar a modo de protesta en las calles de San Justo.
“No tenemos una respuesta del estado al problema habitacional que venimos padeciendo. No nos dan una solución, sólo recibimos represión quemas de merendero y hostigamiento”, reflexionó.
De esta forma, las familias del barrio 1 de noviembre solicitan a las autoridades una solución lo antes posible, ya que les vecines muestran su voluntad de encontrar una solución al problema habitacional, aceptando una mesa de negociación municipal a la que nunca les convocaron.
Esto demuestra que, luego de nueve meses, la situación no se modificó y continúan los malos tratos por parte de la policía, al punto de quemar por completo un merendero donde asistían muches niñes.
Sara Herrera, vecina referente de la causa, define a las familias del barrio como “trabajadoras” que buscan un lugar digno para vivir y es por eso que continúan luchando y marchando, por hacer valer cada uno de sus derechos básicos.
Situación dramática
Al merendero quemado asistían 100 familias, que quedaron en la nada misma. En total, son 250 familias que se sustentan con cuatro comedores. “Solo queremos una solución y que frene la represión”, manifestó y reflexionó Sara.
La situación es dramática, les vecines denuncian la ausencia estatal y los mismos, hacen oídos sordos ante estos reclamos. Sin importar la cantidad de niñes y adolescentes que se quedan sin comer, sin un lugar cómodo donde dormir y donde vivir.
En conclusión, les vecines del barrio continuarán la lucha hasta conseguir una respuesta concreta por parte de las autoridades municipales. Sus pedidos son claros: tierra para vivir, respeto, y basta de violencia.