Este 29 de septiembre se estrena la película francesa Super-héros malgré lui. Si respetaramos el francés original, se llamaría “Superhéroe a pesar de sí mismo”, pero en latinoamérica se presenta como Super… ¿quién?. Una historia donde el protagonista es un actor fracasado que consigue el papel de su vida, interpretando al superhéroe en una nueva película.
Sin embargo, el primer día de rodaje sufre un accidente, pierde la memoria y cree que realmente es su gallardo personaje. Desde esa premisa el film rápidamente muta de la acción a la alta comedia, y se vuelve en una acertada propuesta colmada de giros disparatados. La trama todo el tiempo busca criticar o ridiculizar al cine de aventuras y acción norteamericano, pero también hay espacio para parodiar a la sociedad y la política.
No es raro que la mayor del público argentino considere que el cine francés es aburrido o lento, no obstante esta parodia a los superhéroes internacionales es filosa y entretenida. Su creador y director es Philippe Lacheau, quien, como si fuera poco, personifica también al ingenuo y torpe actor principal.
No es de extrañar que su último film sea un acierto. Philippe ya ha sorprendido con producciones anteriores como Alibi.com, 30 días, la saga de Babysitting y Babysitting 2; filmografía que lo convirtió en un referente de la comedia francesa moderna. Super… ¿quién? no es plenamente de comedia, sino que tiene momentos de mucha acción, suspenso y acrobacia a la altura de grandes éxitos internacionales. Su dirección es muy dinámica y sus 80 minutos de duración no dan respiro a las carcajadas.
Un guion cargado de humor políticamente incorrecto
Si hay algo que sorprende en la película es la predisposición a dar rienda suelta a la ética y al humor negro. Más allá que el film esté colmado de ocurrencias y gags visuales, torpezas del protagonista y referencias a cómic de Marvel y DC; lo que más llama la atención es su cuota de humor social.
Super… ¿quién? de a ratos invita a reírse con su humor absurdo al provocar una masacre en un acto escolar. Pero también juega con lo sensual, lo cual deja en el olvido, o empequeñece, las escenas de verdadera acción que quiso sumar a la producción. Este humor avasallador sin casi límites que coquetea con lo políticamente correcto, es otra apuesta a alejarse aún más del típico cine aleccionador norteamericano.
Si hay algo que no se puede negar es que es una película que peca de original, más allá de escenas inspiradas en otras; sus escenas propias cargadas de situaciones bizarras y chispazos de picardía salvan la historia.
Badman, un nuevo superhéroe
Los superhéroes nacieron en territorio americano allá por 1920. Sin embargo, se popularizaron más en los 30 y cada década logran potenciar su reinado no solo en el universo de los cómics, sino en series y películas. Aquí el nuevo superhéroe se llama Badman. Y no es muy original porque tiene mucho de Batman, Superman y Thor.
A pesar de esto, Philippe Lachea le suma mucha personalidad y en cuanto se calza el traje transforma a su personaje inicial, un tal Cedric que trabaja como actor de publicidades mediocres, en un gran superhéroe. Su interpretación es muy convincente, con destreza y soltura logra lucirse en los momentos de acción.
Escena tras escena hay muchas salidas de tono, críticas para todos y remembranzas a miles de películas de ídolos o gloriosos personajes internacionales. Dentro del reparto también hay otros actores en muy buenos papeles. Algunos de estos nombres ya lo han acompañado en sus producciones. El elenco incluye a Tarek Boudali, como su mejor amigo; Élodie Fontan, en el rol de hermana protectora; Jean-Hugues Anglade como su padre y jefe de policía; y Georges Corraface en la piel de una especie de Guasón.