El comediante Carlos Salim Balaá Boglich, más conocido como Carlitos Balá, quien había sido internado el jueves de urgencia, falleció a los 97 años, según confirmó esta mañana su nieta Laura Gelfi.
“Estamos devastados pero unidos y así se fue él, con la familia unida y mucho amor”, afirmó la familiar en declaraciones formuladas a Teleshow, en las que precisó que el fallecimiento se produjo en la noche del 22 de septiembre.
Carlitos Balá, sinónimo de risa
Nacido el 13 de agosto de 1925, Balá, emblema de la infancia para muchas generaciones, siempre tuvo una misión: “Cuando yo nací, se rió la partera. Cada vez que puedo hacer reír a alguien me siento feliz”, dijo en 2013.
“Ea-ea-ea pe-pé”, repetía incansablemente y la multitud ya sabía quién era. “¿Qué gusto tiene la sal?”, preguntaba y un coro de niñes y no tan niñes siempre estaba dispuesto a responder, “¡salada!”.
Actor, humorista, pero, sobre todas las cosas, un hombre querido por todes. Carlitos Balá murió después de atravesar algunos problemas de salud en los últimos años.
“Aquí llegó Balá” y el “gestito de idea”, son apenas algunas de las frases de sus shows que quedaron selladas en la historia y fueron una marca registrada de su identidad.
Su trayectoria
Debutó en 1955 en Radio Splendid cuando Délfor Amaranto lo contrató para ser parte del equipo de La revista dislocada junto a Jorge Porcel y Mario Sapag.
Además, fue parte de los programas de radio Los tres… y ¡Qué plato! Comenzó su carrera en televisión cuando participó en programas como La Telekermese Musical; Calle Corrientes; El show super 9 junto a Mirtha Legrand y Telecómicos.
También se le animó al teatro y, gracias a la obra Canuto Cañete, consiguió su primer programa de televisión propio, Balamicina, con libro de Gerardo Sofovich.
Entre las décadas de 60 y 70, Carlitos Balá realizó un éxito tras otro en la pantalla chica. El flequillo de Balá; El circus show de Carlitos Balá y El Show de Carlitos Balá, programa que quedará en la memoria de todes.
Reconocimientos en vida
En 2016, Balá fue homenajeado en los premios Gardel y fue declarado “Embajador de Paz” en el Vaticano.
Carlitos Balá había sido homenajeado en 2017 en la Cámara de Diputados de la Nación por su “trayectoria artística y su aporte a la cultura popular”.
En aquella ocasión, el comediante dijo: “Ya van cuatro generaciones que me siguen, contando ésta de Panam. Hay que entenderlos. Tienen otros chiches, pero siguen siendo chicos”.
Durante el evento en la Cámara de Diputados, Carlitos Balá explicó que no tenía “tiempo para estar triste, tengo alegrías que me eclipsan”.
Además, exclamó: “Hago reír todo el día. En los aviones me pongo a bailar con las azafatas. La fórmula es recibir cariño. Yo soy de espíritu joven. El cariño te rejuvenece. Todo el mundo debería recibir cariño, pero está el poder adelante y nadie la quiere entender”.
En 2017, mismo año en que fue homenajeado en el Congreso de la Nación, Balá recibió también el diploma de Ciudadano Ilustre en un homenaje que se le realizó en la Legislatura porteña.
A principios de ese mismo año había recibido también una Mención de Honor en los premios Estrella de Mar.
Los últimos años de Carlitos Balá
En 2018, Balá festejó sus 93 años con un show gratuito en Parque Centenario. El lugar se llenó con una multitud de seguidores del legendario humorista que no querían perderse la oportunidad de homenajearlo.
Ese mismo año, Carlitos tuvo que ser intervenido en el Sanatorio Otamendi, a raíz de un carcinoma. Reapareció en su Facebook a través de un video y, fiel a su estilo, dijo: “Por ahora vivo en Recoleta, ¡pero del lado de afuera!”.
“No tengo miedo de que me olviden, pero lo pienso. ¿Y si me olvidaran? Sandrini ya murió, a Biondi si no lo pasan en Volver… No sé. Cuando me olviden ya estaré muerto”, declaró Carlitos Balá con un tinte nostálgico.
El planeta despide a un hombre fabulósico, que era “más rápido que un bombero” y siempre estaba “un kilo y dos pancitos”. “¡Mirá como tiemblo!”, desafiaba ante la adversidad, pero era el único con un gestito de idea bajo la manga. Y, por si todavía no saben qué gusto tiene la sal, ¡salada!