Ensayos preclínicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) demostraron que la conocida droga propranolol, utilizada para tratar problemas de hipertensión, podría optimizar los resultados de la quimioterapia en pacientes que padecen el cáncer de huesos de mayor prevalencia.
El trabajo se enmarca dentro de una línea de investigación en oncología conocida como reposicionamiento de drogas. Esta consiste en estudiar si fármacos ya aprobados, por los entes reguladores para el tratamiento de otras patologías, pueden tener efectos antitumorales en algún tipo de cáncer.
Hace más de 50 años que el propranolol se utiliza para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. Además cuenta con la ventaja de ser económica, no estar sujeta a patentes y ser producida como genérico.
Otros estudios demostraron que tiene efectos antitumorales en cáncer colorrectal y de mama. Sin embargo, su actividad sobre la progresión del osteosarcoma humano nunca fue explorada.
El estudio del CONICET se dio en el Centro de Oncología Molecular y Traslacional de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y, a partir de los ensayos in vitro e in vivo, mostró que una droga antihipertensiva inhibe el crecimiento tumoral del osteosarcoma; el tumor óseo primario de mayor prevalencia.
Este tumor afecta, sobre todo, a niñes y adolescentes. Se trata, por lo general, de tumores muy vascularizados y con gran propensión a dar metástasis; por lo tanto, son muy agresivos y con un alto grado de mortalidad. A pesar de ello, es una enfermedad que no ha sido explorada en profundidad.
Sobre el propranolol
Juan Garona, director del trabajo e investigador del CONICET en el Centro de Oncología Molecular y Traslacional de la UNQ y en el Centro de Medicina Traslacional del Hospital El Cruce (HEC), fue uno de los voceros de la noticia. “Lo que hace el propranolol es antagonizar los efectos estimulatorios de las hormonas de estrés sobre el crecimiento celular tumoral”, explicó.
”Es decir, cuando la droga está presente, la adrenalina y la noradrenalina no pueden interactuar con su receptor blanco, y por ende, no se desencadenan dichos efectos pro-tumorales”, detalló.
Luisina Solernó, primera autora del trabajo y becaria doctoral del CONICET, sostuvo: “En los ensayos en cultivos celulares también pudimos comprobar que disminuye la capacidad migratoria de las células tumorales, al alterar componentes fundamentales del citoesqueleto de las mismas”.
“Evita que las células se muevan de un lugar a otro; lo que es fundamental, ya que se trata de un cáncer muy metastásico, lo cual es una de las causas de que sea tan agresivo y mortal”, agregó Solernó.
También aseguró que en los ensayos con ratones observaron que el fármaco inhibe la angiogénesis tumoral. “Es decir, la formación de nuevos vasos sanguíneos que aportan el oxígeno y los nutrientes que el osteosarcoma necesita para su crecimiento. Esto es fundamental, dado que estos tumores suelen estar muy vascularizados”, explicó la becaria.
Por último, Garona indicó: “Por lo visto en los modelos preclínicos, esta combinación de drogas permite reducir la dosis de cisplatino, y, en consecuencia, minimizar los efectos altamente tóxicos de la quimioterapia”.