El pasado lunes 29 de agosto, Adidas y la Selección Argentina de Fútbol presentaron la camiseta suplente que se utilizará en el Mundial de Qatar 2022. No obstante, la elección de los colores y el motivo de inspiración generaron mucha polémica. Uno de los movimientos que se expresó fue Amnistía Internacional Argentina. La organización realizó una publicación acusando a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) de aprovechar este lanzamiento para hacer “femvertising” (propaganda feminista).
“Igualdad de género”
Desde Adidas, marca que viste a la AFA desde el año 2001, informaron que la elección de los tonos violetas de la camiseta está inspirada “en la igualdad de género”. De esta forma, da continuidad a “una iniciativa que promueve los valores de diversidad e inclusión».
Asimismo, en la presentación oficial de la nueva indumentaria, Pablo Lamo, gerente general de Adidas Argentina, expresó que el deporte da lugar a “cambiar la vida de las personas”. Por su parte, asegura que el fútbol es una de las herramientas y de los instrumentos “ideales para transformar la realidad».
Sin embargo, Amnistía Internacional Argentina sostiene que desde su lugar como “defensoras y defensores de derechos humanos” tienen el trabajo de reflejar que “la igualdad no es una utopía, ni en la cancha ni en ningún otro lugar”.
A su vez, suman que para conseguir una equidad hacen falta realizar proyectos y transformarlos en “políticas, acciones y compromisos concretos”. Es clave que no quede solo en palabras ni en estrategias de “purplewashing” o “sportwashing”.
Un sueldo que no alcanza
En el año 2019, la AFA anunció la “profesionalización” del fútbol femenino, tras años de reclamos y protestas de las jugadoras que luchaban por alcanzar el derecho que les era negado. No obstante, a pesar de los avances que hubo en estos tres años en la disciplina, desde Amnistía Internacional Argentina remarcan que todavía existen importantes diferencias entre el masculino y el femenino.
En su publicación comentan que “el sueldo de una futbolista de primera división no alcanza para cubrir la canasta básica”. En el mes de julio, ONU Mujeres Argentina difundió un estudio en donde compartían que el sueldo mínimo de un futbolista de la primera división era equivalente a lo que percibía un jugador de la Primera C (cuarta división masculina); un monto cercano a los $37.800 brutos.
A la vez, remarcan que esto no es ni un 2% de lo que cobran los futbolistas de la máxima categoría del fútbol nacional. Otro punto en el que hicieron hincapié es que solo el 55% de las deportistas tienen firmado un contrato profesional con su club.
“Sí, pero”
Otra de las diferencias que expusieron en su publicación fue la de las barreras que tienen “mujeres, niñas y adolescentes (…) para imaginarse profesionales y para ocupar cargos de toma de decisión en el deporte”.
Esto no solo hace referencia a las dificultades que tienen que superar para poder entrenar en los clubes deportivos, donde muchas veces no les dan lugar para desarrollar sus habilidades; sino también a los obstáculos que tienen que enfrentar para ocupar cargos jerárquicos en las instituciones deportivas.
Además, se evidencian los casos de violencia que sufren varias mujeres en el deporte. Por ejemplo, el caso de la árbitra Dalma Cortadi, quien fue agredida por Cristian Tirone, luego de que le mostrara la tarjeta roja.
Por otro lado, se remarcan los casos de violencia de género que hay en el deporte. En los últimos años, más de 28 futbolistas de la primera división fueron denunciados por situaciones de violencia. Sin embargo, a pesar de esto, siguen jugando y si fueron apartados de sus funciones, fue por un corto lapso de tiempo.
Por último, desde Amnistía Internacional Argentina exigen “la incorporación transversal de la perspectiva de género en el ámbito deportivo”. Este proyecto tiene el objetivo de “erradicar las violencias y la discriminación hacia las mujeres, niñas y personas LGBTI+”.