Esta temporada llega a escena una obra ganadora del Premio Banco Ciudad a las Artes Escénicas 2021. Pocas veces la cuota justa de tensión, expectación y enredo, se combina de manera diestra para crear una historia que atrapa de principio a fin. Parecen lápices es una pieza escrita y dirigida por Fernando Cellier. Es su ópera prima y en ella narra el encuentro de dos hermanos encerrados en una contienda arquetípica.
El autor, además, sabe endulzar su pluma con filosofía y humor ácido. Un elenco a la altura del texto, que logra intimar a la platea con cada movimiento, acciones y miradas. Las funciones son los sábados 20:30 en la sala pequeña y familiar del Teatro Vera Vera (dirección Vera 108) en el barrio de Villa Crespo.
Cellier, además de actor, dramaturgo y director, es licenciado en Filosofía. Parecen lápices no escapa a fusionar sus dos apasionadas profesiones. Su ópera prima se cimenta en citas de sus filósofos preferidos, como Nietzsche, Heidegger y Wittgenstein. Además, rescata el conflicto entre hermanos en una obra póstuma de Nietzsche y lo mezcla con otro texto de Heidegger, situado en una ciudad austral.
Se sitúa en la Patagonia argentina, en una tierra arrasada por castores que intimidan la vida de sus habitantes. La llegada de un hermano a la cabaña de su padre, un acuerdo para vender los derechos de una obra póstuma de su padre y algunos secretos familiares harán que les espectadores estén al borde de sus butacas, atrapados por un historia que presenta giros y sorpresas hasta su enigmático final.
Y es que en Parecen lápices cada nueva frase esconde una clave. Nada está en vano en el texto. Todo está fríamente calculado para despertar las inquietudes del público, quienes tantearán todas las pistas factibles para entender este atrapante relato.
Una escenografía y vestuario cuidados al detalle
Si hay algo que logra trasladar a le espectadore a una cabaña del sur argentino, es la buena escenografía e iluminación de Juan Manuel Seade. Para donde se mire, hay un elemento que suma a la puesta. Desde enormes cabezas de alce o caballo en la paredes, hasta los pequeños detalles sobre el escritorio. El escenario cuenta con un diván individual y varios muebles, con libros en cada rincón y algunos tumbados directamente en el piso. De esta forma, logran potenciar lo marcado en el texto de una casa perteneciente a un escritor filosófico.
La elección de la sala del Teatro Vera Vera es otro acierto del equipo. La habitación de living que presenta el teatro resulta totalmente intimista y funcional a la puesta. Permite a le espectadore sentir que está espiando a los protagonistas. También está muy cuidada la iluminación sutil, que subraya los momentos claves y destacables que el autor creó para destaque de cada personaje.
El vestuario es otro elemento a destacar, diseñado por Laura Cardoso, que remarca y diferencia cada personalidad que se plasma en el escenario.
“Parecen Lápices”: un clan de actores a pura química y sintonía
El elenco de Parecen lápices está integrado por cinco intérpretes a pura entrega, muy bien dirigidos. Todos sus movimientos son armoniosos, precisos y bien delineados. Adentran a la platea al universo sureño argentino y lo convierten en el suyo propio en el momento en que interpretan estos ricos personajes.
Daniela Brunfman y Cecilia Tognola están geniales en sus interpretaciones de novia y esposa de estos reñidos hermanos. Luis Alberto Gonzalez realiza una sobresaliente actuación que suma momentos divertidos en un claro equilibrio entre la simpatía y la espontaneidad. Por su parte, Christian García y Ricardo Tamburrano son una dupla solvente que suman variados matices a sus personajes y refuerzan el juego teatral de sus compañeres de elenco. Hacen un magnífico trabajo actoral como estos hermanos protagonistas que crean las diferentes atmósferas y situaciones dramáticas en esta tragicomedia.