Los dirigentes del kirchnerismo han resuelto convocar a movilizarse a plazas y parques, defendiendo a Cristina Kirchner de las acusaciones de corrupción que le hace la justicia.
Digamos al respecto, que pocas dudas caben que los jueces y fiscales de derecha suelen recurrir al lawfare para con sus adversarios, acá y en muchos otros países; esta no es la excepción.
Como que, además, gran parte de la Justicia argentina mira para el otro lado cuando la corrupción viene de los Macri y compañía; abundan los ejemplos de la impunidad que les dan, desde hace añares.
Pero es justo y necesario expresar también que tuvimos llamativos niveles de corrupción durante los gobiernos de la ex presidenta; que la involucran a ella por supuesto.
Por lo que no es difícil de ver, que la manera en que se rasgan las vestiduras ahora frente a las acusaciones judiciales, tienen como objetivo victimizarse frente a hechos tan visibles y contundentes, que no se pueden ocultar así como así.
Sin embargo, no queda allí el relato y el doble discurso de esta dirigencia K, que argumenta “defender a Cristina es defender al pueblo, a sus derechos y conquistas”.
Resulta que es la misma que aceptó calladamente y sin movilizarse como ahora, que se le pagarán 7.500 millones de dólares al FMI, desde que asumió el gobierno del Frente de Todos hasta marzo de este año. Lo que significaba, muy claramente, que avalaban con esos pagos la estafa de la deuda que había dejado Macri.
Es la misma dirigencia que solo criticó el acuerdo con el Fondo de palabra, sabiendo lo que iba a representar para el país y millones de argentinos y argentinas en el presente y el futuro. ¿O alguien los vio llamar a sus simpatizantes a la puerta del Congreso cuando se estaba aprobando, como hacen hoy en la casa de Cristina? No decían en ese momento, que recordemos, “si acuerdan con el FMI qué quilombo se va a armar”.
Es la que, encabezada por CFK, promovió la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía para aplicar un ajuste antipopular a lo Cavallo. La misma que hizo mutis por el foro con la designación de Gabriel Rubinstein, un neoliberal promotor de la dolarización y del recorte del gasto público a ultranza.
Es la que nunca movilizó a su gente en serio para que el gobierno frene la inflación, poniéndole límites a las grandes empresas formadoras de precios. Es la que ahora mete violín en bolsa respecto de tarifazo que se viene, después de haber hecho alharaca que nunca lo aprobaría.
Se movilizan buscando impunidad frente a la corrupción, como alguna vez ellos se la dieron a Carlos Menem haciéndolo senador e impidiendo su desafuero. Callan frente a políticas económicas de su gobierno y del ministro que pusieron, que solo incrementarán los sufrimientos de las mayorías populares en los tiempos por venir.
Dicen ser progresistas, nacionales y populares. Qué lejos están de eso.