Hace un año se descubrió que aquello que parecía eterno e indestructible en realidad tenía un fin. Que todo eso que inventaron puede desaparecer. Que la fantasía también concluye. Que la muerte les encuentra a todes y que en ese desenlace no hay cambios, ni siquiera cuando se tuvo la posibilidad de coquetear con el diablo.
Un año atrás moría el baterista Charlie Watts. Tenía 80 años y aún no se sabe bien cuál era su dolencia. Ese 24 de agosto no trascendió más que un comunicado que la prensa publicó. Hacía un tiempo que Watts se había corrido de la escena por problemas de salud, aunque prometió retomar. Sin embargo ya no hubo tal regreso.
Por eso el sentimiento colectivo fue como de orfandad. La muerte de Charlie fue distinta a la que se espera de quien integra una banda de rock. Apagada la fantasía, todes se encontraron confundides y frente a una misma disyuntiva: ¿Entonces los Rolling Stones son seres mortales como nosotres?
Charlie, el Stone diferente
Hablar de Charlie Watts no es lo mismo que hablar del resto de los Rolling Stones. Más allá de la profesión, no había tanta semejanza entre el baterista y el resto de la banda. Ellos lucían sexys prendas ostentosas, accesorios extravagantes y hacían muecas de chicos malos. Watts, por su parte, se mostraba más sencillo. Su ropa no era nada de otro mundo e incluso era “acorde” a lo que suele vestir la gente de su edad. No obstante, la modestia en los atuendos le valió un reconocimiento en el Salón de la Fama internacional de los mejores vestidos.
Con una sonrisa tímida, a veces incómoda, Charlie Watts posaba para las fotos. En los videoclips de la banda se lo puede ver sereno mientras tocaba la batería. Es decir, mientras hacía su trabajo porque no le interesaba la fama. “Hay personas que solo tocan instrumentos y me gusta saber que soy una de ellas», dijo alguna vez.
Sin embargo, una cosa era presentarse como baterista y otra muy distinta era que le bajen el precio a “baterista de…”. Eso seguramente le quedó claro a Mick Jagger la vez que borracho gritó “¿Dónde está mi baterista?”. La anécdota la contó Keith Richards en su autobiografía. Según Richards, minutos después del exabrupto de Jagger, Charlie Watts tocó la puerta de la habitación en la que estaban el guitarrista y el cantante. Keith relató que a pesar de ser de madrugada, Watts vestía traje, corbata y hasta se había perfumado.
«Abrí la puerta y ni siquiera me miró, pasó directamente a mi lado y se plantó ante Mick”, cuenta en el libro. Pero la historia no terminó ahí. Richards agregó que Charlie también le advirtió a Jagger: “Nunca más vuelvas a llamarme tu baterista”. Y acto seguido, le encajó una trompada.
Las bases del jazz para tocar rocanrol
Watts ni siquiera era un apasionado del rock. El músico prefería el jazz, el género musical que seguía desde niño. Su preferencia incluso es destacada por quienes reconocen el modo que tenía para agarrar los palillos. Esa versatilidad para lograr la base rítmica de los Rolling Stones fue lo que lo posicionó como uno de los mejores.
Charlie comenzó a tocar la batería cuando era un adolescente que siempre escuchaba jazz. Las bandas que integró se dedicaban a este género musical oriundo de los Estados Unidos, pero también había mucho del rhythm and blues (R&B).
Entre trabajos como diseñador gráfico y baterista en clubes londinenses en los que sonaba mucho el r&b, Watts conoció a Brian Jones, Mick Jagger y Keith Richards. A partir de las insistencias de Jones, el baterista se unió al grupo en enero de 1963 y allí permaneció por casi 60 años.
Pero la permanencia en una de las bandas de rock más influyentes de todos los tiempos no lo privó de su pasión. Entre giras y discos con los Stones, Charlie Watts también se dio el gusto de encabezar diversos proyectos vinculados a sus gustos: Rocket 88; la Charlie Watts Orchestra; el Charlie Watts Quintet y el Charlie Watts Tentet.
“Hasta el próximo adiós, estaré pensando en ti”
Luego de 58 años de ser el “heart-beat” de una banda histórica, en 2021 por primera vez Charlie Watts debió ausentarse en una gira. Calmados los estragos de la pandemia, los Stones emprendieron viaje con No Filter. Pero esta vez, por recomendación médica, Charlie no pudo ser parte. Por decisión unánime, como reemplazo del baterista quedó Steve Jordan.
El anunció de la pausa de Watts fue el 5 de agosto. Como los músicos son personas mayores, la noticia no generó tanta sorpresa. Sin embargo, el desenlace que tuvo veinte días después sí lo fue. En un comunicado se anunciaba la muerte del músico y además se destacaba su rol como esposo, padre y abuelo. Porque primero la familia.
Hoy los Stones también lo homenajearon a través de sus redes sociales con un video que contiene imágenes del baterista. «Un año sin nuestro amado Charlie. Lo recordamos a él y a todas las cosas increíbles que logró en su vida”, concluye el mensaje.