La Secretaría de Energía de la Nación, a cargo de Flavia Royón, aclaró que los clubes de barrio y los comedores mantendrán los subsidios a los servicios de luz, gas y agua. Según la funcionaria, el nuevo esquema tarifario expresa “una política de direccionar subsidios al que realmente lo necesita”.
El Gobierno Nacional avanza en el recorte sobre este área con el objetivo de reducir el déficit financiero, pero plantea que el método será discrecional, despegándose de la política durante la gestión macrista de Juan José Aranguren.
“Alivio” para clubes y comedores
Por órdenes de Sergio Massa, la titular de la Secretaría de Energía, Flavia Royón, aclaró que no se les quitarán subsidios a los servicios a los clubes y los comedores barriales. Luego de una reunión con el ministro de Economía, definieron no modificar esa situación para contener las críticas a la segmentación de las tarifas.
Desde la cartera energética ratificaron que sostendrán esa situación “los clubes inscriptos en el registro previsto en el artículo 4 de la Ley 27.098”. Así como también “los comedores inscriptos en el ReNaCom (Registro Nacional de Comedores y Merenderos Comunitarios de Organizaciones de la Sociedad Civil)”. En paralelo, Royón planteó que “el que pueda afrontar una tarifa con estos incrementos, debe hacerlo”.
A su vez, la funcionaria nacional reforzó que la tarifa social no será sujeto de quita de subsidios, al igual que el sector de bajos ingresos. En relación a quienes puedan soportar el ajuste, indicó que dejarán de percibirlos pero de manera progresiva, en tres tramos: el primero de 20% y los otros dos de 40% cada uno.
Tarifas energéticas: el área a ajustar del gobierno
Con la designación de Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía y la delegación del poder político para que tutele las áreas energéticas, de agricultura y ganadería pero también las de crédito internacional, se profundizó el ajuste del gobierno. En su discurso de asunción, el líder del Frente Renovador priorizó tres ejes: aumento de exportaciones, de reservas en el Tesoro y austeridad fiscal.
De acuerdo al último objetivo, Massa tuvo que elegir entre cuatro sectores sensibles para reducir el gasto público: energía, obra pública, transferencia a provincias y jubilaciones. De buena relación con les gobernadores del Interior, descartó la opción de recortarles porque son precisamente su espalda política dentro del Frente de Todos.
A su vez, la obra pública parece ser el único activo del Gobierno en un momento de profunda debilidad y dispersión. En efecto, el Poder Ejecutivo decidió avanzar sobre las jubilaciones y los subsidios a la energía.
Compartiendo diagnóstico con su antecesor, el tigrense dejó en claro que el déficit energético es un problema serio para el país. Por ende, había que tomar cartas en el asunto. Por eso, desplazó a les funcionaries que conducían la secretaría de Energía y llevó a cabo la segmentación de tarifas, política que le valió desgaste político a Martín Guzmán.
La polémica medida tomó estado público este fin de semana cuando se viralizó que actores con enorme patrimonio gozaron de subsidios en la inscripción al nuevo esquema. En consecuencia, el equipo económico de Massa aclaró que ni los clubes de barrio ni los comedores sufrirían un ajuste. Buscando así poder desplazar el foco de la atención.
El fantasma de Aranguren
En la búsqueda por contener las críticas hacia la segmentación, la cartera energética empleó esta iniciativa para también despegarse del recuerdo de Juan José Aranguren.
Cabe recordar que el miembro del Directorio de Shell y ex funcionario de Cambiemos implementó aumentos tarifarios que afectaron a los sectores populares y la clase media. El objetivo de la medida fue transferir recursos a las prestadoras de servicios.
En aquel entonces, el “tarifazo” fue una medida antipopular que articuló al pueblo en una causa concreta: defender su situación económica. Las movilizaciones en rechazo fueron históricas y menoscabaron el capital político de Macri.
Con ese antecedente, y sabido del escenario de debilidad política que atraviesa su gobierno, Massa se corre de la polémica para salir airoso aunque comparta el mismo diagnóstico: el déficit energético amerita recortar subsidios al consumo.