Al calor de las movilizaciones gays de París (Francia) y Estados Unidos, Carlos Jáuregui sintió que era necesario replicar esa actividad en Argentina. Él ya contaba con la referencia militante de su hermano Roberto. Sin embargo, quiso ir por más. Así, junto a otres compañeres, luchó por reafirmar el concepto del libre ejercicio de la sexualidad como un derecho humano.
Participaba de exposiciones mediáticas, ponía la cara, ponía el cuerpo. Lejos, tal vez, había quedado aquel joven platense especializado en Historia Medieval. Ahora se encargaba de hacer historia. La escribía y la protagonizaba en un país y en una época cruel para aquelles que, como él y como su hermano, se atrevían orgulloses a mostrar quienes eran.
El recuerdo de los hermanos Jáuregui
“Entre la avenida Santa Fe y la avenida Callao, con una remera puesta que decía ‘Todos somos homosexuales’, nos hicimos compinches”, recordó la periodista y feminista queer, Mabel Bellucci. Hablaba de Carlos Jáuregui, aquella figura clave dentro del colectivo de las diversidades sexuales en Argentina.
Se habían conocido antes, en un aula del segundo piso de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Sobre él en 2010 publicó un libro titulado “Orgullo. Carlos Jáuregui, una biografía política”.
Dijo que este trabajo iba más allá de ser una simple crónica sobre la vida del activista. También se refirió a Roberto Jáuregui, el hermano mayor de Carlos. Aseguró que muy pocas veces se habla del rol que “Roby” -como ella lo llama- tuvo en la militancia de su hermano.
Roberto también era gay y se había convertido en la primera persona del país en reconocer públicamente su condición de portador de HIV positivo. Se desempeñó como periodista y actor, y fue también la cara visible de la Fundación Huésped.
De esta manera “Roby” encarnó una referencia clave para el activismo de Carlos desde siempre, pero sobre todo luego de su muerte en 1994. “Carlos heredó la agenda mediática y su hermano le allanó el camino para atrapar a los públicos más variados de los programas televisivos”, señaló la periodista.
Además, mencionó la carta que su hermano menor le escribió a modo de despedida y que publicó en el diario Página/12 bajó el título de “Así no me voy a morir”. “Ese ‘así’ significaba una muerte individual”, remarcó Bellucci.
Una biografía de las luchas colectivas
Volviendo al libro “Orgullo. Carlos Jáuregui, una biografía política”, la autora explicó que no sólo se refiere a la historia individual del platense, sino que es una “biografía política” porque recorre su activismo cultural, social y sexual.
“Este libro nació el 7 de noviembre de 2007, como un proyecto de mesa redonda para homenajear a Carlos. Esa era mi intención”, aclaró Mabel. Asimismo, contó que todos los sucesos relatados se insertaron en el marco de una lucha mayor al convocar a un gran número de organizaciones.
Entre ellas se destacan las de las izquierdas; los organismos de derechos humanos; movimientos estudiantiles; agrupaciones feministas, lesbianas, travestis; y víctimas de la represión policial como del gatillo fácil.
Por otra parte, aseguró que si bien el trabajo cuenta la historia de la militancia de Jáuregui, a la vez pretende trazar una cartografía de los movimientos sexodisidentes de aquellos años.
En tanto, Mabel Bellucci admitió que -de alguna manera- el libro fue pensado como “una excusa y una caja de herramientas” para que los activismos actuales entiendan el pasado de los movimientos que hoy integran. “Pero también para leer nuestro presente, en la reconstrucción de disputas y contextos históricos”, agregó.
La publicación coincidió con una serie de conquistas de las diversidades sexuales que se convirtieron en leyes: la Ley de Matrimonio Igualitario en 2010 y la Ley de Identidad de Género en 2012.
Al respecto, la investigadora feminista-queer sostuvo que “Orgullo…” de alguna manera “vuelve actuales y necesarias las polémicas de los años 60 y 70”. “Es decir, coincidir en la propuesta en torno a las políticas del cuerpo que logró transformar un hecho personal en uno público”, indicó.
Convocar y organizarse
De aquellos años, Mabel Bellucci remarcó que lo dominante fue configurar un “frente táctico de controversia mediante las políticas de coaliciones”. Así otres decidieron levantar aquellas propuestas que habían sido las causas genuinas de las minorías sexuales. “A pesar de que para muches de les adherentes recién llegades les resultaban ajenas”, señaló.
También se refirió a esa “cartografía tentativa” de los distintos movimientos sociales que con sus protagonismos construyeron la historia de los últimos años. Sin embargo, aseguró que hubo una distinción: dice que fue el desempeño de Jáuregui el que convocó a esa polifonía de voces. “Leyó la coyuntura y en consecuencia descubrió quiénes podían ser sus potenciales interlocutores”, sostuvo la periodista.
En ese sentido, explicó la estrategia militante que él desplegó a lo largo de su trayectoria en defensa de las minorías sexuales. Dijo que, por un lado, Jáuregui entendía la acción como un modo de visibilizar las demandas de las minorías sexuales en el campo de la política. Por el otro, articuló su lucha específica con la de los movimientos en pugna.
Desde entonces aquel primer agrupamiento de gays y lesbianas se extendió hasta sus propios márgenes. “Eran los primeros pasos para la constitución en un futuro cercano del movimiento Lésbico Gay Travesti Transexual (LGTT) en la Argentina”, concluyó Bellucci.