A partir de 1994, la Fundación María Virgen Madre comenzó a forjar su historia, primero en Castelar y luego en Ituzaingó. El deseo de la madre de Carolina Balestrieri, actual presidente de la organización, permitió brindar asilo a muchos niñes sin hogar. Así, surgió una institución emblema en la Zona Oeste del Conurbano Bonaerense.
Nota al Pie diálogo con Carolina Balestrieri para conocer los comienzos del proyecto, las capacitaciones y el funcionamiento actual. “Nosotros somos cuatro hermanos y empezamos con mi mamá”, confesó la entrevistada. De este modo, desarrollaron tareas en la casa de la familia con un claro propósito.
“El objetivo que tenía la fundación en ese entonces era albergar a niños en situación de riesgo social, internados en hogares que ya no los podían tener, que estén bajo juez o en la calle”, compartió la actual presidenta. Pese a que debieron atravesar diversas vicisitudes, hoy continúan con su trabajo gracias a la existencia de su hogar, ubicado en Villa Udaondo, Ituzaingó.
Una asistencia clave para la comunidad
La larga historia de la fundación recorrió diversos escenarios. Durante algunos años, el proyecto sostuvo hasta tres hogares en simultáneo, pero debieron dejar algunos de estos. Así, vendieron el instituto situado en Hurlingham y con el dinero recaudado desarrollaron un merendero en Ituzaingó.
“Esta fue una iniciativa mía acá en Buenos Aires”, explicó Balestrieri. “Ayudamos a quince familias dándoles la mercadería. No hacemos comedores, sino que les entregamos la comida y productos que nosotros mismos compramos”, comentó. El objetivo, tanto de su fundadora como de sus sucesores, siempre fue brindar asistencia a la comunidad.
A través de la adquisición de mercadería del Banco de Alimentos, que recibe donaciones de empresas que colaboran, obtienen lo necesario para el merendero. Sin embargo, Carolina reconoció que “no hay variedad, porque es lo que donan las empresas”. Además, resaltó: “Hoy por hoy, yo estoy comprando con mi propio dinero”.
Gracias a su inversión, la colaboración del barrio y la compra en este banco, cada veinte días brindan asistencia a muchas familias del barrio.
El gran compromiso con les niñes con TEA
El taller de técnicas y estrategias para el abordaje de niñes con Autismo brinda muchas herramientas. De este modo, Balestrieri confirmó que “aporta hitos del desarrollo en niños neurotípicos y la diferencia en los niños con TEA”. Además, ofrece definiciones básicas, historia y evolución del Autismo.
Asimismo, asesora ante signos precoces, alimentación y sueño, junto a diferentes niveles de comunicación. Por último, entrega información sobre familia y Autismo, terapias y tratamientos; juegos y juguetes en los niñes con TEA. Cuenta también con la presencia de instituciones especializadas de Argentina.
El taller se realiza un día específico de la semana con una extensión horaria de aproximadamente tres horas. “La capacitación se realiza en el hogar de Ituzaingó, ubicado en 3 de octubre 2375, Villa Udaondo”, remarcó Carolina.
Hay prácticas en el lugar, cada participante obtiene material impreso con los temas principales del taller y se realiza un coffee break. Por último, “la Fundación María Virgen Madre entrega un certificado validado por la propia organización”, concluyó.
La formación de acompañantes terapéuticos
El curso de acompañante terapéutico se dicta una vez por semana, los días martes de 18 a 20hs, de manera presencial y tiene una duración de 4 meses. Las prácticas se realizan en la fundación y el material de estudio se envía por mail.
Además, Balestrieri refrendó que “se entrega certificado de validez nacional otorgado por la Red Asistencial de Buenos Aires (REDBA), apto para salida laboral”. El requisito básico para participar es ser mayor de 18 años, pero no requiere estudios previos.
Dicha formación puede abonarse, de manera mensual, tras reservar la matrícula con el pago de un primer monto. Una vez finalizado el curso, se deberá realizar un último abono para la obtención del certificado. Gracias a estas capacitaciones la fundación costea muchos de sus gastos. Por ello, Carolina remarcó la importancia de que “estos cursos se difundan”.
Fundación María Virgen Madre: sus inicios
“Comenzamos en Castelar con una casita que era nuestra propia casa, donde viviamos mi mamá y cuatro hermanos”, narró Carolina. En la década de los noventa, la familia inició con sus primeras recepciones. “Ahí albergamos un niño por medio del Juzgado de Menores de Morón y le dimos una casa a un total de veinticinco”, recordó.
Sin embargo, la entrevistada aseguró que “no teníamos ninguna ayuda del Estado y menos del Municipio de Morón. Todo era gracias a las donaciones”. La realidad cambió -según confío Carolina- tras una entrevista televisiva que brindó mayor notoriedad al proyecto. “Gracias a eso, el gobierno nos compró una casa, que es en la que estamos ahora en Ituzaingó”, dijo.
Años más tarde, la familia logró reunir más dinero, el Estado entregó algunas becas y la administración compró un nuevo hogar. Así, llegó la casa de Hurlingham en el 2000, mientras aún existían los dos restantes. Pese a esto, la suerte del equipo no fue la mejor. En 2012, la madre de Balestrieri vendió el hogar de Castelar.
Tras esta decisión, ella se fue a vivir a Córdoba junto a sus tres hijos y Carolina quedó a cargo de la fundación. De acuerdo con la entrevistada, la sanción de una nueva ley de minoridad dificultó el trabajo de los hogares y María Virgen Madre debió achicarse.