A partir del sábado 20 de agosto todos los alimentos y bebidas traerán un etiquetado frontal, según indicó el Ministerio de Salud de la Nación. En ellos se advertirá al comprador sobre el contenido en exceso de azúcares, grasas totales y saturadas, calorías, entre otros.
Nota al Pie dialogó con la nutricionista Andrea Graciano, quien contó en detalle de qué trata la Ley de Etiquetado Frontal, cuáles son sus regulaciones y qué objetivos se pretenden alcanzar.
¿Qué abarca la Ley de Etiquetado Frontal?
La Ley 27.642 de promoción de la alimentación saludable, también conocida como Ley de Etiquetado Frontal, una de las regulaciones que contiene es la implementación obligatoria de un etiquetado frontal de advertencia. Esto implica que los productos que contengan excesos en nutrientes críticos; grasas totales, saturadas, azúcares, sodio, calorías y cafeína o edulcorante, van a tener que informar de esta situación.
Esta es una de las múltiples regulaciones contenidas en la ley, que también prohíbe la promoción y patrocinio de alimentos y bebidas no saludables, es decir, que contengan al menos un sello de advertencias y protege los entornos escolares. Por un lado, introduciendo educación alimentaria nutricional en la currícula escolar. Por otro, prohibiendo la circulación dentro de los establecimientos educativos; inicial, primaria y secundaria, los productos que contengan al menos uno de los sellos de advertencia no van a poder ser comercializados.
Esta ley integral contiene otras regulaciones de las que se han hablado menos. Por ejemplo, la ley prohíbe las compras del estado que van a tener que priorizar aquellos que no contengan sellos de advertencia. También, la declaración de azúcares va a ser obligatoria y más.
Implicancias de la ley en la sociedad
¿A qué se debe la importancia de esta ley?
Es muy importante porque pone el foco en la promoción de alimentación saludable, particularmente en la prevención de la malnutrición por exceso, que es la forma de malnutrición más prevalente en nuestro país. Comprende el sobrepeso, la obesidad, que son la causa de enfermedad y muerte en nuestro país y a nivel mundial.
En Argentina, datos de encuestas poblacionales demuestran que 13,6% de niñas menores de 5 años tiene exceso de peso. El 41,1% de niñas de entre 5-17 tienen exceso de peso. Obviamente el exceso de peso es un factor de riesgo, que viene aumentando de forma sostenida y sistemática.
Si bien la información nutricional es obligatoria en nuestro país; solamente un 26% de la población nacional lee la información nutricional de las etiquetas y, de ese porcentaje, solo la mitad la entiende.
¿La información nutricional de los alimentos suele ser leída o ignorada por el consumidor?
Hoy la información que está disponible en los alimentos y bebidas no es leída, o si es leída, no se comprende. Es necesario poder contar con un etiquetado claro que nos informe de manera simple y rápida respecto al contenido excesivo de nutrientes denominados críticos porque tiene un impacto negativo en la salud de la población.
Al contar con ello, en los países que tienen el etiquetado frontal, se demostró que la población valora la presencia de la información y la tiene en cuenta al momento de tomar decisiones de compra. Además, acceden a opciones más saludables y nutritivas. Así, al no contar con esta información, muchas veces compramos productos creyendo que son saludables cuando en realidad no lo son.
¿Qué ocurre con las estrategias de marketing y las promociones llamativas en los alimentos?
Somos víctimas de estrategias de marketing que despliegan la conducta alimentaria no solo en los envases de productos. Por ejemplo, el color verde o ciertos mensajes nutricionales como: “rico en fibra” o “contiene 7 tipos diferentes de cereales”. También de otros ganchos como la presencia de dibujos, animaciones o personajes infantiles. Hay estrategias dirigidas a niños y a adolescentes como la entrega de regalos o la posibilidad de participación en concursos.
“Ganchos comerciales”
Otros ganchos comerciales apuntan a madres, padres o adultos cuidadores, que al fin y al cabo son quienes compran el producto. Aquí encontramos, por ejemplo, la presencia de frutas, que nos hacen creer que el producto es saludable. No tener esta info hace que caigamos en estos engaños. Esto estaría regulado con la ley. Un producto comestible no va poder usar estas estrategias en los envases, si tiene un sello de advertencia.
Todas estas estrategias son efectivas, por eso la industria alimentaria los utiliza y se dirigen a niños; muchas veces, es a través de ellos que los productos ingresan a los hogares. Lo que se ha visto en países avanzados en la regulación, como Chile, es que disminuyen las ventas de estos productos. Al regular estas acciones, hay una protección de las infancias.
Se utilizan porque funcionan y porque ayudan a vender más cantidad de productos. Al dejar de utilizarlo, se desalienta la compra de esos productos, porque tienen “la cosita negra” una forma que nos advierte exceso de algún componente “malo”.
¿Qué consecuencias tuvo el etiquetado frontal en los países que ya comenzaron a implementarlo?
Efectivamente lo que se ha visto en países avanzados en marcos regulatorios es que la presencia de estos sellos de advertencia ha invitado a problematizar consumos alimentarios.
No somos muy conscientes de lo que estamos comiendo, muchas veces estamos influenciados por los entornos inmersivos. Lo que promueve esto hace que podamos identificar qué productos no son saludables. Una situación similar se ha visto en otros países, donde es más efectivo en los productos falsamente percibidos como saludables. Aun cuando queramos hacer elecciones saludables, la información nutricional suele ser difícil de encontrar, con letras chicas, poco legibles.
¿Qué recomendación darías para comenzar a consumir alimentos con más consciencia?
La recomendación sería evitar los ultras procesados, que son alimentos y bebidas que se comercializan envasados y tienen 5 o más ingredientes; muchos son siglas o palabras que desconocemos, o habitualmente no sabemos dónde se pueden comprar, que no tenemos en la heladera o alacena. Si está envasado, tiene 5 o más ingredientes y/o nos sabemos que son, esos productos lo ideal es evitarlos