Desde hace miles de años, durante el mes de agosto, se lleva a cabo la celebración a la Pachamama. Una práctica ancestral que se conserva desde la época precolombina, con el objetivo de agradecer y pedir abundancia. La festividad hacia la Pacha es realizada tanto por comunidades originarias de los andes, como también por quienes adhieren a la cosmovisión andina.
La Pachamama es parte de la religión de los pueblos originarios, su materialidad está presente en todo lo que conforma nuestro mundo natural. Por eso la reciprocidad y respeto hacia ella es un eje central en la celebración y en la forma que se ofrenda. Para conocer cómo se realiza el ritual a la Pachamama, Nota al Pie charló con Karumanta, integrante del Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir.
¿Quién es la Pachamama?
La Pachamama es la diosa que representa a nuestro planeta, y todo lo que habita en él, pero a su vez implica el tiempo y el espacio universal. La Madre Tierra es quien nos provee de todo lo necesario para vivir y se encuentra en cada elemento que la compone; como la vida animal, ríos, mares, plantas, entre otros. El término “Pacha” es originario de la lengua quechua y aymara. Significa cosmos, tiempo y espacio, mientras que “mama”, es madre.
La Pachamama, originaria de la naturaleza, al igual que cualquier ser vivo que vive en ella tiene hambre y sed. Por este motivo, durante el mes de agosto los pueblos andinos le brindan diferentes ofrendas para darle de comer; como muestra de la reciprocidad que hay entre ella y los humanos, a quienes le provee no solo alimento sino también protección, y fertilidad. Asimismo, los rituales de agradecimientos se realizan en determinados días a lo largo del año, como en el solsticio de invierno (Inti raymi) o una de las fechas más importantes durante los carnavales: el martes de c´halla.
En el trabajo de investigación, Elizabeth Ñahui Mejía e Isaac Díaz Huillcal sostienen que para la cosmovisión andina la Pachamama está presente en todo y en todas partes. Es por eso que implica una visión holística, lo que sucede al mundo o al humano afecta al resto. Hay una relación de interdependencia. “Se trata de un mundo comunitario y solidario en el que no cabe exclusión alguna. Cada quién (ya sea un hombre, un árbol, una piedra) es tan importante como cualquier otro”, explican en el texto “La Abundancia y las bondades de la Pachamama expresadas a través de la cerámica artística”.
Un pequeño acercamiento a la religiosidad andina
La deidad Pachamama se inscribe en la cultura del imperio del Tahuantinsuyu; que comprendía desde el sur de Colombia, norte de Ecuador incluyendo zonas de Perú, Bolivia, Chile y el Noroeste argentino. El territorio fue liderado por trece incas, siendo el primero Manco Cápac y el último Atahualpa Cápac, cuyo mandato finalizó con la llegada de los españoles. La religión incaica era politeista y panteista, lo que significa que concebían a los elementos naturales como deidades. Dentro de la cosmovisión creían en la existencia de varios mundos como el Hanan Pacha, el mundo de arriba; el Kay Pacha, el mundo de aquí; y Uku Pacha, mundo de abajo.
Ofrendas a la Pachamama
Al ser una cosmovisión que se extiende en un largo territorio no hay una sola forma de llevar a cabo la celebración. Cada comunidad o familia puede tener una manera específica de realizarla.
Puede darse el caso que algunas familias o personas realicen la ofrenda solo con la “mesa”. Esta hace referencia a un preparado que es quemado para luego ser enterrado en el patio de casa o en una maceta; algo usual en quienes no tienen una casa propia. La mesa contiene distintos elementos naturales como dulces, hierbas,legumbres, entre otras cosas, con el objetivo de agradecer a la Madre Tierra.
Luego que la preparación está hecha cenizas, se abre la boca de Pachamama, lo que implica realizar un pozo en la tierra para enterrar la preparación. De forma previa la tierra en Ch´allada, es decir, se da de tomar a la Pachamama cerveza, vino u otros licores. Así como también hojas de coca, una de las plantas milenarias del territorio Sudamericano. Lo descripto puede ser solo una manera de realizar el ritual.
Otras maneras de agradecer
Karumanta perteneciente al Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir nos contó cómo ella y sus compañeres realizan la ofrenda.
En primera instancia buscan un lugar en el que haya tierra. Luego se elige a los abuelos y abuelas del grupo para que guíen la ceremonia. Son cuatro personas para respetar la dualidad. Ellos son quienes abren la boca de Pacha. A su vez, también participa el Tayta nina (el abuelo fuego), que se trata de una fogata que encienden en comunidad.
“Cada persona que participa tiene que llegar con algo para ofrendar, esa es la reciprocidad que se tiene con la Madre Tierra. Es devolverle semillas, la mejor comida, tu mejor cosecha, tus mejores flores”, explicó Karumanta.
El pozo que se abrió llamado “la boca de Pachamama” se sahuma para pedir permiso a los apus del lugar, después se sahuma a cada participante realizando una limpieza. Tal como nos contó Karumanta, a dicho pozo le ofrecen Singani (una bebida alcohólica similar al vodka) y agua de origen manantial, en lo posible de río o laguna. La ofrenda se realiza con un orden, primero se pone las hojas y plantas como base, y se van sumando en ollitas de barro la comida, las semillas entre otras cosas. Todo de forma ordenada y presentable, debido a que es un regalo que se está haciendo a la madre tierra.
De esta manera, a parte se realiza la ofrenda al abuelo fuego que es un paquete, también sahumado. Ese paquete es dado al fuego por parte de todas las personas presentes. Tal como nos comentó Karumanta, las dos ofrendas que se brindan hacen referencia a la dualidad de lo feminino y masculino.
Una vez que se terminó de dar los elementos en la boca de Pacha, se ch´alla con chicha o con lo que haya de bebida y se tapa el pozo. En esa instancia, se da la apacheta, que significa “tapar con piedras”. Luego, se da comienzo a una celebración entre los presentes, quienes comparten un encuentro con comida, bebida.