El 31 de julio de 1944, el avión que era pilotado por Antoine de Saint-Exupéry desapareció en el sur de Francia. 54 años después (en 1998), un pescador encontró en aguas del sur de Marsella, un brazalete con el nombre de él y el de su esposa.
Su vida culminó con una de sus profesiones, donde tuvo que salir para una misión de reconocimiento de la fuerza aérea del Francia Libre. Su interés por la aviación y la mecánica comenzó desde muy chico cuando en 1912, a sus 12 años, recibió un vuelo de bautismo.
Siendo el tercero de cinco hijos, Saint- Exupéry, nació el 29 de junio de 1900 en Lyon, Francia; Sus padres, el Conde Jean-Marie de Saint-Exupéry y Andrée Marie Louise Boyer de Fonscolomb, era un matrimonio aristócrata que educó a sus hijos en escuelas jesuitas y maristas.
Posteriormente, se preparó para ingresar a la Escuela Naval pero no ingresó, por lo que pudo aprender el oficio de piloto durante el servicio militar en la aviación. Una vez finalizado el servicio militar, trabajó en fábricas de materiales y venta de camiones.
En 1926 su vida dio un giro rotundo cuando publicó “El aviador”, en la prestigiosa revista literaria Le Navire d’Argent y después fue contratado como piloto de línea para una sociedad de aviación. Fue allí donde en cada escala, correspondió una etapa de su producción que fue nutrida con la experiencia.
Mientras era jefe de estación aérea en el Sahara, escribió su primera novela, “Correo del Sur”, escrita en 1928 y publicada al año siguiente. Exupéry vivió en Friburgo, París, New York y Buenos Aires durante su carrera como aviador y escritor.
Una carrera literaria en pleno vuelo
En 1939, escribió “Vuelo nocturno” y, además, en sus viajes a Moscú y España (en guerra) escribió reportajes y artículos para diversas revistas. En un viaje a Tierra del Fuego, donde el avión se accidentó al descender y posteriormente luego de superar cinco días en coma, escribió “Tierra de hombres”, una novela que se publicó en 1939 y fue galardonado con el Gran Premio de la Academia Francesa y con el National Book Award en Estados Unidos.
Luego de su participación en la segunda guerra mundial y ya instalado en Nueva York (por la caída de Francia), contó toda su experiencia en el libro “Piloto de guerra”, una especie de memoria donde narra sus vivencias en la Armée de l’air como piloto de avión.
Ya en 1943, publica y escribe “Carta a un rehén y “El principito”, la fábula infantil en donde cuenta la historia de un principito que vive en un asteroide muy pequeño y en donde emprende diversas situaciones para que el lector luego pueda entender cada uno de los sentidos: el amor y la amistad, los sentimientos, el sufrimiento, etc.
Argentina: el destino elegido por el aviador
El 12 de octubre de 1929, Saint Exupéry llegó a Buenos Aires en representación de la Aeropostale en la filial argentina como director. Su objetivo allí fue poner en marcha el ramal hasta Comodoro Rivadavia y estudiar la prolongación de dicha línea hasta Río Gallegos.
De dicho trabajo es que sale la ya mencionada obra “Vuelo Nocturno”; compartió su estadía con colegas como Henri Guillaumet y Jean Mermoz (primer piloto en atravesar el océano atlántico).
Asimismo, conoció a su amigo el cineasta Luis Saslavsky a quien les presentó a la escritora, ensayista y activista argentina María Rosa Oliver y ella a la escritora Victoria Ocampo.
El 1° de noviembre de 1929, el escritor francés realiza el primer vuelo inaugural de la extensión desde Comodoro Rivadavia hasta Río Gallegos y el 31 de marzo de 1930, se inaugura el segundo tramo a La Patagonia.
Allí descubrió áreas que lo cautivaron: la Cordillera de los Andes, los bosques, la estepa, los valles y las costas patagónicas. Llegó hasta el Fin del Mundo, en Tierra de Fuego y unió las localidades de Bahía Blanca, Viedma, Trelew, Puerto San Julián, Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado y Río Gallegos.
Sus últimos años
El 7 de abril de 1930 Exupéry recibió las insignias de Caballero de la Legión de Honor en los salones de la Embajada de Francia en Buenos Aires en reconocimiento a su desempeño en el Sahara español y su contribución al impulso de la aviación comercial.
Ese mismo año, conoce a la artista plástica salvadoreña Consuelo Suncín-Sandoval Zeceña, con quién un año más tarde, regresó a Francia para casarse en el mes de abril, pensando en volver pronto a la Argentina, pero la empresa declaró su quiebra y esto no sucedió.
En 1939, el autor obtuvo el Grand Prix de la Academia Francesa por su obra “Tierra de hombres”. Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943 solicitó incorporarse a las fuerzas francesas en África del Norte y retomó las misiones desde Cerdeña y Córcega. El 31 de julio de 1944, su avión desapareció en el Mediterráneo, específicamente en las costas de Marsella. Su siguiente obra literaria, “La ciudadela” fue publicada incompleta en 1948.