Hacia finales de la década de 1990, Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena pasaban de la revista argentina Skorpio al mercado italiano. Nuggu y los cuatro, es una de las primeras historias que creó la dupla, a posteriori trajo obras como Imperator y Los Jinetes. En este caso, la historia narra una fábula sobre la crianza, el crecer y madurar como parte inevitable de la vida.
Mazzitelli y Alcatena conforman un dúo creativo de cuyas mentes desbordan mundos mágicos. En su mayoría, las historias son plasmadas en Europa y Asia, siempre buscando revelar los misterios ocultos de la magia que encierra su tradición. En el caso de Nuggu y los cuatro, las y los lectores atestiguarán una fábula con un estilo que busca ser lo más oriental posible.
La balada de Nuggu y Yaomi
En medio de un bosque, donde habitan criaturas misteriosas de todo tipo, se encuentra una pacífica aldea. Rokubei es un comerciante al que todos quieren, él ha traído prosperidad al poblado y su hija, Yaomi, es la belleza local. Rokubei la cuida de forma celosa, para que su niña se mantenga inmaculada, pero el destino jugará sus cartas contra el obsesivo padre.
Yaomi, cada vez que puede, se acerca al bosque a jugar y animales de todo tipo la acompañan. Un día, las tres ancianas de la aldea, “las viejas mustias”, advierten a Rokubei que el demonio del bosque, Nuggu, despertará. Con la llegada de este ser, se deberá ofrecer un tributo, de no cumplirse, el pueblo perecerá. Rokubei se jacta de ser el factótum del pueblo, y esto le encoleriza.
Nuggu hace acto de presencia, el demonio llega luego de un letargo de cientos de años, y exige su tributo. Lo que pide es que preparen a Yaomi para que se convierta, en los años venideros, en su compañera. Rokubei se niega, pero esto no conmueve al demonio que clama volver por la niña en seis años. Rokubei hará lo imposible para evitarlo, incluso, acudir a sus peores enemigos.
La última esperanza para la salvación de Yaomi se posa en los cuatro hermanos que conforman la ayuda que el pueblo enemigo de Rokubei le proporciona. Durante los últimos cuatro días previos a la llegada de Nuggu, ellos deberán preparar a la chica para que se salve, o se rinda a su destino.
El problema del padre celoso
La fábula que crean Mazzitelli y Alcatena encierra una enseñanza: la sobre protección resulta sólo en el daño de quien es objeto de ella. Las figuras paternas además de dar la vida a su progenie, también deben prepararla para desarrollarse en la vida adulta. Esto es lo que Rokubei niega a Yaomi al cuidarla de forma tan celosa. Es un padre obsesionado con conservar la inocencia de la niña.
Nuggu representa la vida adulta, algo que se debe aceptar, inevitable, que nos encontrará sea como sea. De esta forma, busca el desarrollo tanto del padre como de su hija. Ella será prisionera de la protección de Rokubei y él, al ser el adulto responsable, es el que sufrirá peor las consecuencias de sus actos.
Rokubei se corromperá intentando luchar contra un destino inevitable trayendo solo problemas a su hija. La justicia poética del comerciante se da cuando sus peores enemigos terminan por salvar su vida, con un acto de bestial sacrificio. Los cuatro hermanos de la tribu del norte, la última esperanza del Padre comerciante, llegarán a representar los golpes de la vida.
A través de ellos, Yaomi crecerá rápido, pero de forma eficaz para poder enfrentar la vida. De forma paradójica, las lecciones traen consigo la muerte misma.
El contexto de la fábula
Nunca se nos dice dónde se ubica realmente este pueblo, pero se puede inferir, por las vestimentas y el arte, que se inspira en las culturas china y japonesa. Es un ámbito ideal para ubicar fábulas que no buscan edulcorarse con humor y diversión, sino ir directo a los sabores más agrios. Alcatena deslumbra con sus monstruos y fantasmas.
El diseño de los personajes está pensado acorde a la función de cada personaje. Rokubei es un comerciante algo gordo y calvo. Yaomi es en un principio una niña, y se puede ver su cambio a mujer con el paso de las páginas. Los cuatro hermanos son estoicos y con barbas largas típicas de los sabios. Las viejas mustias no revelan sus rostros, tal como las norns de la mitología nórdica.
Los monstruos y mercenarios que Rokubei contrata son deformes y espeluznantes de acuerdo a las acciones que deban tomar; cuanto más atrevida la campaña, más feo el personaje. La forma maravillosa de las ilustraciones de Alcatena son casi un cuadro en cada viñeta que se comporta muy bien con el texto de Mazzitelli.
Nuggu y los Cuatro, editada para Italia, llegó por primera vez a nuestras tierras en 2007 por Grupo Belerofonte. En la actualidad, la editorial Loco Rabia lo ha reeditado en un libro que la junta con una historia del mismo universo llamada “La Hija de Sal”.