El pasado martes, Silvina Batakis cerró su viaje a Washington DC tras reunirse con administradores de inversión financiera en la embajada argentina ubicada en la capital de Estados Unidos. Previamente, tuvo un encuentro con dirigentes del Fondo Monetario Internacional (FMI). Una veintena de inversores de Wall Street viajaron desde New York para asistir a la exposición de la ministra de Hacienda.
Si bien el acceso a la prensa fue muy restringido, la Agencia de noticias Télam consiguió declaraciones de algunes de les participantes de la reunión. Entre elles, el embajador argentino en los Estados Unidos, Jorge Argüello, destacó un frontal sinceramiento de la Ministra sobre las claves de su política económica.
La ministra reconoció la implementación del temido ajuste fiscal
Por un lado, Batakis hizo hincapié en el apoyo político con el que cuenta su programa de ajuste y sus medidas económicas. A este soporte lo llamó “los tres pilares de la coalición” de Gobierno, en referencia a las figuras del presidente Alberto Fernández, la vice Cristina Fernández de Kirchner y el diputado Sergio Massa.
Por otro lado, trató de llevar calma (especialmente entre los analistas de Wall Street) al anunciar que intentará reducir, al menos, en un punto del Producto Bruto Interno (PBI), el desequilibrio fiscal. Además, aseguró que las metas asumidas con el FMI no están en discusión, sino el modo en cómo se van a cumplir.
“Batakis no descartó que el Banco Central podría recomprar deuda, y además dijo que sabe que hay que bajar la brecha cambiaria, y que coordinará acciones con el Banco Central en este sentido”, según consignó Télam. Esto significa diversificar instrumentos de financiación (posiblemente nuevos bonos) y mantener la intervención del Estado en el mercado cambiario.
¿Cómo se cumple con la necesidad social?
Este escenario de promesas y medidas se instala en un contexto en el que millones de argentines sufren una progresiva pérdida del poder adquisitivo; precarización laboral y próximos incrementos de tarifas públicas.
Esta tensión entre las obligaciones asumidas con el sector externo y los problemas internos visibilizan opiniones disidentes. Respecto de estas necesidades al interior de la sociedad que quedan subordinadas a las exigencias internacionales, se alzan en voces críticas.
Un ejemplo de esto son los comentarios que publicó en sus redes el presidente de Libres del Sur, Humberto Tumini. “Batakis dice ‘no hay plata’, y que hay que ajustar los gastos en salarios públicos, jubilaciones y pensiones, AUH, planes sociales, obra pública, etc. Nada dice que, en realidad, habría que aumentar los ingresos del Estado del lado de los que más tienen”, expresó en su tuit del 25 de julio.
“La presión del establishment, junto a los errores y debilidades del gobierno nos llevaron a esta crisis. La salida es enfrentar a aquellos y corregir estos. Pero, todo indica que las reuniones de Cristina y Alberto son para ir a un mayor ajuste sobre el pueblo. Que cobardía!”, señaló en Twitter el 24 de este mes.
En el desayuno de trabajo en Washington participaron directives de Bank of America; Santander Investment Securities; Goldman Sachs & Co; Barclays Capital; Citibank; Fintech; Gramercy; Bracebridge; AllianceBernstein; Stone Harbor; Citadel; Wellington; Goldentree; AdCap; Kirkoswald; Eurasia Group, entre otras.
Batakis se reunió con empresaries
La intensa agenda de viaje incluyó un encuentro con empresas extranjeras interesadas en Argentina como Amazon; Chevron África; General Motors y Google. La reunión se llevó a cabo en la Cámara de Comercio del país norteamericano y contó con la presencia de ejecutivos de alta jerarquía.
Les referentes de esas firmas manifestaron preocupación por la restricción a las importaciones que podría frenar la cadena de valor a sus proveedores en Argentina.
En este sentido, Batakis remarcó que el cepo a las importaciones es algo temporal y se instrumentó por el elevado costo del pago para insumos energéticos en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Otra de las preocupaciones de las empresas extranjeras es la inflación en el mercado local argentino. La ministra admitió que el fenómeno es algo serio. Sin embargo, intentó llevar tranquilidad al asegurar: “Lo tomamos con seriedad, pero está en niveles controlables”.