El femicidio de Natalia Melmann conmocionó a la sociedad en el verano de 2001, pero aún más a les pobladores de Miramar. La joven tenía 15 años cuando fue abusada sexualmente y asesinada en la ciudad costera por agentes de la Policía Bonaerense.
Por el hecho, fueron condenados a 25 años de prisión Ricardo “Rambo” Anselmini, Oscar Echenique y el cabo primero Ricardo “el Mono” Suárez. Por su parte, Gustavo “El Gallo” Fernández fue condenado a 20 años, aunque salió en libertad en 2010, por ser el entregador.
En 2018, el acusado Ricardo Panadero había sido absuelto por el paso del tiempo, dejando de lado la compatibilidad genética. Pero en 2019 la Justicia anuló esa absolución, y en mayo del 2023 se hará un nuevo juicio en el que van a participar los magistrados Néstor Conti, Mariana Haydee Irianni y Jorgelina Camadro.
En este marco, Nota al Pie habló con Constanza Sagula, licenciada en Comunicación Social, quien en 2018 realizó Natalia Melmann, un documental que refleja la causa por el femicidio de la joven; pero por sobre todas las cosas, la lucha incansable de su familia.
La entrevistada contó que se encontraba en la búsqueda de una historia para su trabajo final de la Carrera de Grado. En ese momento, en 2017, se informaba que los femicidas de Natalia pedían la reducción de condena y salidas transitorias.
Lucha, trabajo y reivindicación
Constanza comenzó a investigar y se dio cuenta que ya conocía el caso, porque Miramar es una ciudad que ella frecuentaba desde muy pequeña. “Casualmente cuando pasó, yo estaba ahí y no entendía qué pasaba, era chica. Siento que de alguna manera eso me quedó marcado, había visto tanta gente, tanta movilización”, explicó.
“Tenía ese precedente y dije ‘que yo me entere ahora de esto, no es casual, significa que algo tengo que hacer’”, relató.
Así las cosas, empezó su trabajo desde cero porque, si bien conocía la ciudad, no conocía a la familia de Natalia. Entre tanto dolor, no sabía si elles iban a querer que alguien siguiera contando la historia.
En primera instancia, Constanza se acercó a la familia por redes sociales y pudo tener un encuentro con el papá de Natalia, que vive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Después, tuvo varias entrevistas por teléfono hasta que finalmente fue a visitarlo con la mamá de Natalia, Laura, que sigue viviendo en Miramar.
“Si bien están y estuvieron encantados, tenían la duda de por qué una chica de La Plata de repente, veía el caso de Nati de vuelta con otros ojos”, comentó la Licenciada.
En cuanto a cómo había planificado hacer el documental, contó que había una estructura que respetó bastante; y que tenía muchas intenciones de mostrar las distintas etapas de la lucha.
En este sentido, explicó: “Para acompañar este proceso, en el trabajo remarco que quisiera sentar las bases para generar un material que perdure y que pueda mostrar cómo fue el avance y la transformación de la lucha”.
Injusticia patriarcal
La entrevistada apuntó hacia una mirada social, por sobre todas las cosas. Por este motivo, la voz de un sociólogo acompaña el relato y se mezcla con las miradas en primera persona.
Estas son las de la mamá de Natalia, amigas de la familia y un periodista que estuvo desde muy cerca. De esta forma, la tristeza y la bronca se enredan con la fuerza de un pueblo y una familia que pide Justicia.
En cuanto al caso, la entrevistada mencionó que hubo avances y retrocesos en todos estos años. “Lamentablemente el documental no fue lo suficiente como para llegar a concientizar a la Justicia. Sí a la sociedad, pero no a la Justicia todavía”, destacó.
“Los femicidas volvieron a pedir salidas transitorias”, relató Constanza Sagula. Aunque se las negaron, también solicitaron la reducción de condena. Incluso antes de que se terminara el documental, se declaró incompatible el ADN del quinto acusado, Panadero, teniendo más del 92% de compatibilidad genética.
La muestra se desestimó “por el paso del tiempo, diciendo que no había perdurado, que estaba dañada. Son algunas excusas que suelen utilizar”, agregó.
Por otra parte, y con un aire de esperanza, el Concejo Deliberante de General Alvarado los declaró ciudadanos no gratos de Miramar. Un pequeño logro que gana la lucha colectiva.
Los acusados siguen pidiendo la excarcelación continuamente. “La próxima lucha que tenemos todos los que asumimos la causa, es que no estamos lejos de que se cumplan los 25 años, que es la máxima pena cuando te dan cadena perpetua”, informó Sagula. Ante esto, se verá qué decide la Justicia.
Si bien les habían dado 25 años más accesorios, la condena se les fue reduciendo. “No dejan de ser policías que ejercieron ese rol de poder y van a seguir manejándose como quieran; como hicieron durante todos estos años”, aseguró la realizadora del documental Natalia Melmann.
Femicidio e impunidad
El primer lugar donde se proyectó la pieza audiovisual fue en Miramar, para un aniversario del femicidio de Natalia Melmann, un 4 de febrero. El material fue cedido a la familia para que elles pudieran proyectarlo todas las veces que quisieran: 25 de noviembre, 4 de febrero, 8 de marzo.
“De repente me encontraba a 400 kilómetros de mi casa sola, en la cocina del departamento que estaba ocupando, llorando”, relató; y agregó: “En ese momento fue que de verdad me hizo clic la cabeza y dije ‘si no soy fuerte ahora con todo lo que estoy haciendo, no voy a poder ayudar en nada’”.
“Cada cosa que leía, me enteraba, me contaban era un constante ‘no puede ser’. Un constante ‘no quiero creerlo’”, mencionó la entrevistada haciendo referencia a su trabajo de campo para realizar el documental sobre Natalia Melmann.
Por último, Constanza hizo hincapié en que los medios no humanizan de igual manera a cuando une está frente a la persona, por una lógica mediática. “No tienen un noticiero entero para dedicar y contar con lujo a detalle quién era esa persona, qué pasó, qué historia había detrás”, sostuvo.
“¿Qué hay detrás de ese pedido de justicia? Hay personas que todos los días piensan cuando se levantan y cuando se van a dormir que a su hija ya no la tienen más”, finalizó Constanza Sagula.