El dólar blue a $337, con una brecha cambiaria enorme; los precios que escalan y la inflación apunta al 100% en el año; se agotan las reservas del Banco Central a pesar del récord de exportaciones y hay riesgo hasta de no poder importar gas en lo que resta del invierno.
En este contexto crecen las presiones de los sectores financieros y de los grandes grupos empresariales nacionales y extranjeros, para que el gobierno devalúe y ajuste duramente el gasto público.
En definitiva, para que vayamos a un plan de “estabilización económica” como gusta denominar el FMI a estas políticas de shock, cuyas consecuencias, acorde a la larga experiencia al respecto en nuestro país, recaerá sobre las maltrechas espaldas de los sectores populares. Se contraen abruptamente los ingresos de la mayoría de la población, se frena la economía, cierran pequeñas y medianas empresas, crecen los despidos, también la pobreza y la indigencia.
Sería otra pésima decisión de Alberto Fernández y Cristina Kirchner ir por ese rumbo, aceptando las recetas del famoso Círculo Rojo y del Fondo. Ya que, son medidas que buscan explícitamente que la crisis a la que nos han llevado la paguen los trabajadores, los más humildes y la clase media; no los verdaderos responsables.
Por el contrario, para que el gobierno no choque en definitiva el barco de la economía perjudicando a los más débiles, es decir, a la mayoría de nuestros y nuestras compatriotas, el camino es el inverso: hay que ponerse firme ante los poderosos.
*Se debe abandonar el acuerdo con el FMI y sus exigencias.
*Hay que obligar con instrumentos legales a que se exporte ya la cosecha de soja para aliviar el sector externo, so pena de expropiar el grano.
*Tiene que implementarse rápidamente el impuesto a la Renta Inesperada, para fortalecer las arcas del Estado. Paralelamente y con el mismo objetivo, subir las retenciones agropecuarias mientras persistan los altos precios internacionales.
*Congelar los precios de la canasta básica de alimentos mientras dure esta situación, para no afectar más todavía los bolsillos populares. En la misma dirección, no aumentar las tarifas del gas y de la luz por el período de un año.
*Reprogramar el pago de la enorme deuda en pesos que se ha contraído, llevándolo a dentro de dos años para aliviar el déficit financiero del Estado, que es parte fundamental del déficit fiscal.
*Impedir que haya un mayor deterioro del que ya tenemos de los salarios, las jubilaciones y pensiones, la Asignación Universal por Hijo (AUH) y las distintas prestaciones sociales.
Si actúan con cobardía frente a la derecha y los ricos, el pueblo y la patria se lo van a demandar.