Tras el éxito de la docuserie “Carmel: ¿Quién mató a María Marta?” (Alejandro Hartmann, 2020) lanzada por Netflix, HBO produjo “María Marta: El Crimen del Country”. Es una miniserie de 8 episodios que aborda desde la ficción el asesinato de la socióloga. Disponible en su totalidad en HBO Max, se estrenó días después del comienzo del tercer juicio por el homicidio.
El primer episodio comienza con una frase de Orson Welles a modo de preludio “Nadie consigue justicia. La gente sólo consigue buena o mala suerte”. Tal sentencia del conocido director norteamericano anuncia que María Marta tuvo mala suerte porque todavía no hay un responsable de su asesinato.
Aunque la producción se toma varias licencias artísticas, como el cambio de nombre de algunos personajes, busca acercar a la audiencia a la forma en que los protagonistas vivieron los hechos de un crimen que captó la atención del país. El desarrollo de la historia cubre el periodo de tiempo de 2002 a 2019, y los tiempos narrativos van y vienen a través del timeline de forma pendular.
La dirección de Daniela Goggi, conocida por su trabajo anterior en Abzurdah y El Hilo Rojo, es convincente y logra captar la atención de la audiencia. El trabajo de les guionistas logra desmenuzar la historia, exponiendo los hechos que sirven para que la audiencia elabore sus propias hipótesis. Al mismo tiempo que exhibe el drama familiar detrás de los pasos judiciales de la causa.
El cast está encabezado por Jorge Marrale como Carlos Carrascos; Laura Novoa como María Marta García Belsunce; Carlos Belloso como Horacio García Belsunce; Muriel Santa Ana como investigadora/bloguera. Además, cuenta con la participación especial de Mike Amigorena como el Fiscal; Guillermo Arengo como Guillermo Bártoli; Valeria Lois como investigadora/ bloguera; Esteban Bigliardi como John Hurtig; Ana Celentano como Irene Hurtig; María Leal como Elvira; y Nicolás Francella como el vecino.
A sangre fría
El homicidio de María Marta Belsunce fue uno de alto perfil. En una Argentina incinerada, el imaginario social revivía la frase de Balzac “Toda fortuna esconde un crimen”. Las noticias, las tramas y sospechas se instalaron en la agenda mediática.
La tarde del domingo 27 de octubre de 2002, la socióloga María Marta García Belsunce fue encontrada muerta en su casa del exclusivo barrio cerrado del Carmel, en Pilar, provincia de Buenos Aires. María Marta tenía 50 años de edad y llevaba 30 casada con Carlos Carrascosa. Era miembro de la alta sociedad porteña.
Su cuerpo estaba arrodillado junto a la bañera y semi sumergido en el agua. Tanto el esposo de la víctima, como médiques, familiares y amigues dedujeron que había resbalado y se había golpeado la cabeza con la canilla.
Mientras que la casa se limpiaba y se preparaba para el funeral, la familia encontró debajo del cuerpo de María un pequeño objeto metálico de procedencia desconocida. Luego de discutir su origen, de compararlo con uno de los accesorios que sirven para sostener estantes, lo tiraron por el inodoro. El “pituto” resultó ser el remanente de una de las seis balas calibre 32 que se dispararon esa tarde, cinco de las cuales estaban en el cráneo de María Marta.
El 2 de diciembre de ese año, después de una declaración espontánea de Juan Hurting y Horacio Garcia Belsunce –hermanos de María–, ante la fiscalía de Molina Pico, se exhumó el cuerpo de Belsunce. En la autopsia encontraron cinco plomos de bala alojados en su cabeza. María Marta había sido asesinada. El fiscal se enfocó en el viudo y en la familia por encubrimiento.
La noticia fue un escándalo que derivó en un circo mediático. Un elenco conformado por familiares, amigues, vecines del country, abogades, jueces, peritos y policías desfiló por los distintos programas de televisión, ofreciendo su versión de los hechos y sus teorías, ante una audiencia ansiosa por consumir cada detalle del crimen.
Un asesinato, tres juicios y una pregunta sin respuesta ¿Quién mató a María Marta?
En 2007, el fiscal Molina Pico llevó a juicio a Carlos Carrascosa. ¿Su hipótesis? Un crimen pasional. Sin ninguna prueba más allá del encubrimiento y descartando de plano otras líneas de investigación, la insistencia del fiscal logró condenar al viudo a una sentencia de cadena perpetua por homicidio agravado por el vínculo.
En 2011, se llevó a juicio a parte de la familia de María Marta, a su masajista, a un vecino y a uno de les médiques que la atendieron ¿La hipótesis fiscal? Encubrieron el crimen. El Tribunal Oral en lo Correccional 1 de San Isidro, condenó por el delito de encubrimiento a Guillermo Bartoli (cuñado de María Marta) a cinco años de prisión; a Horacio García Belsunce (hermano) a cuatro; a John Hurting (medio hermano) a tres y medio; y a Sergio Binello (vecino) a tres años.
Tanto Beatriz Michelini, la masajista, como el médico, fueron absueltos. En años posteriores, distintos fallos sobreseyeron a todes les condenades.
Carlos Carrascosa pasó siete años preso, porque en 2016 la Corte Suprema de Justicia lo declaró inocente y ordenó su liberación. Entonces la investigación se concentró en un vecino de Carmel, Nicolás Pachelo, y dos custodios del barrio; tres viejos protagonistas de la historia que estuvieron en la mira de la policía desde el primer día.
El 13 de julio pasado se inició el tercer juicio. Esta vez en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de San Isidro. ¿La hipótesis? Los acusados entraron a robar en la casa de Carrascosa cuando no había nadie. En momentos que cometían el hecho, llegó María Marta y la mataron cuando los descubrió. El fallo debería estar en los próximos meses.
El caso García Belsunce, surgido en medio de una inmensa crisis política nacional, desarrolló un juego ambivalente en el cuál la realidad y la ficción terminaron confundidos. Desde el comienzo, la cobertura mediática exploró y explotó hasta el hartazgo los elementos que le dieron tonalidades de show business.
La riqueza, el manejo de contactos, la celebridad, el morbo. Todo esto, ayudó a desviarse de contestar el único planteo importante: saber quién fue el asesino de María Marta y obtener justicia para la víctima o “buena suerte”, diría Orson Welles.