En una entrevista realizada en el Vaticano que duró una hora y media, el Papa Francisco conversó con la presidenta de la agencia de noticias Télam, Bernarda Llorente. En la misma, Francisco realizó un balance de la primera década de su papado y señaló que estamos atravesando una crisis civilizatoria. La participación de los jóvenes en la política y la Iglesia latinoamericana fueron los ejes centrales para el Papa argentino.
Crisis civilizatoria
“La crisis te pone en movimiento”, mencionó Francisco al comienzo de la entrevista. “No podemos volver a la falsa seguridad de las estructuras políticas y económicas que teníamos antes”, agregó al ser consultado sobre la salida de la pandemia. “De la crisis no se sale solo. Se sale arriesgando y tomando la mano del otro. Si no lo hacés, no podés salir”, destacó el Papa. También fue claro con que “hace falta valentía y creatividad” para superar los conflictos graves.
Reforzando el trabajo volcado en la encíclica papal Laudato Si, Francisco alertó que “un mundo recalentado también nos saca de la construcción de una sociedad justa, fraterna”. En ella, realizó una contundente crítica sobre la racionalidad moderna de dominación que pone en riesgo la naturaleza. “No vivimos en armonía con la creación, y la abofeteamos a cada rato. Usamos mal nuestras fuerzas”, advirtió.
A su vez, el Papa planteó que estamos viviendo una “guerra mundial a pedacitos”. “Creo que llegó el momento de repensar el concepto de guerra justa”, deslizó al respecto al conflicto Rusia–Ucrania y las distintas escaladas bélicas en el mundo. Según Su Santidad, la guerra es síntoma de una sociedad incapaz porque expresa esencialmente la falta de diálogo.
El papel de la juventud para el Papa Francisco
Artífice de las Jornadas Mundiales de la Juventud, el papado de Francisco resalta por su cercanía y popularidad con los jóvenes. Consultado sobre la mirada que tienen acerca de la participación, dijo que “baja la cultura política. Y por eso no quieren meterse en política”. Consideró que eso afecta la movilización y el compromiso, pero que “si los jóvenes no son protagonistas de la historia, estamos fritos”.
Asimismo, hizo énfasis en la necesidad de recuperar el diálogo intergeneracional: “Tenemos que restaurar el diálogo de los jóvenes con los viejos”. El Papa ha sido muy crítico con las corrientes neoliberales y progresistas que disponen abandonar el pasado o asignarle un valor negativo. Fiel a la concepción de la Iglesia Católica, Francisco valoró la tradición como transmisión de vida. “Es la garantía del futuro”, afirmó.
Iglesia latinoamericana y unidad regional
Francisco resaltó que la latinoamericana “es una Iglesia popular, en el sentido real de la palabra. Es una Iglesia del pueblo de Dios”. Citó de manera recurrente las conferencias episcopales de Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida. A las cuales las catalogó como expresión de “cercanía al pueblo muy grande”. “Es una Iglesia que supo cultivar las periferias, porque la verdadera realidad se ve desde allí”, aclaró.
En ese sentido, planteó que Latinoamérica es el espacio de las periferias existenciales, no sólo las sociales. “Andá a los viejos jubilados, a los chicos. Andá a los barrios, andá a las fábricas, a las universidades. Andá a donde se juega el día a día”, rescató acerca de cómo se muestra el pueblo latino.
Sobre la compleja realidad política latinoamericana, Francisco opinó que “siempre fue víctima, y será víctima hasta que no se termine de liberar de imperialismos explotadores”. “El sueño de San Martín y Bolívar es una profecía. Ese encuentro de todo el pueblo latinoamericano, más allá de la ideología, con la soberanía”, indicó. “Esto es lo que hay que trabajar para lograr la unidad latinoamericana”, propuso el primer Papa sudamericano.
Papa Francisco: 10 años de papado y 4 principios
Reconocido jesuita, el Papa aclaró que le gusta “hacer una distinción entre pastores de pueblo y clérigos de Estado”. “El verdadero camino es el pastoreo. Estar en medio de tu pueblo, delante de tu pueblo y detrás de tu pueblo”. Honesto, Francisco confesó que “Bergoglio nunca se imaginó que iba a terminar aquí”. Y ponderó la conducción como una herramienta fundamental para ser un buen pastor. “Hay que saber esperar siempre”, expresó.
Por otra parte, planteó que rige su acción a partir de cuatro principios fundamentales. El primero es: “La realidad es superior a la idea”. En segundo lugar sostiene que “el todo es superior a las partes”. También considera que “la unidad es superior al conflicto”. Y en cuarto lugar: “El tiempo es superior al espacio”.
Para definirlos, dijo que “son filosóficos, políticos o sociales”. Además, sostuvo que le ayudaron “a entender a un país, a una cultura o a la Iglesia”. “Son principios humanos y de integración, mientras hay otros que son más ideológicos y de desintegración. Yo elijo estos”, aclaró.
A ocho meses de cumplir su primera década al frente de la Iglesia Católica, Francisco se permitió hacer un balance. “Las cosas que hice no las inventé ni las soñé después de una noche de indigestión”, dijo en relación a su papado. Confesó que su obra se basó en la recuperación de ideas que se habían debatido entre cardenales. Al respecto, sostuvo: “Lo que puse en marcha fue eso que se pidió”.
Una de ellas fue la Reforma de la Curia, cuyo fundamento fue el ser misionero. “Lo esencial es salir”, sintetizó Francisco. De todos modos, reconoce haberle dado una impronta de Iglesia latinoamericana. Inspirado en el filósofo argentino Rodolfo Kusch, el Papa consideró que “el pensamiento popular encubre la posibilidad de un pensar propio”.