Entre el martes 28 y el jueves 30 de junio, en España se celebra la Cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Mandatarios de las principales naciones aliadas de Occidente y delegaciones de 44 países estuvieron presentes en la Asamblea realizada en Madrid. El evento, que coincidió con el aniversario número 40 de la unión de España a la OTAN, hizo foco en Rusia y China.
El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, la adhesión de Suecia y Finlandia a la Organización y el desarrollo de un “nuevo concepto estratégico” de la Alianza en el contexto mundial actual, fueron las principales temáticas que atravesaron las reuniones entre líderes mundiales.
Una vez más, los países pertenecientes a la OTAN acusan a Rusia y China de poner en riesgo el orden y la paz. La Alianza declaró que Moscú representa una “amenaza directa” y Pekín un “serio desafío” a la seguridad global.
Sin embargo, es la OTAN quien pone en riesgo la seguridad de toda la población al amenazar con una guerra nuclear, al afirmar que “las fuerzas nucleares estratégicas de la Alianza, particularmente las de Estados Unidos, son la garantía suprema de la seguridad de la Alianza”.
El discurso de los países de la OTAN
Los líderes de la Alianza se comprometieron a brindar más apoyo a Ucrania ya que, según advierten, el mundo se sumió en una fase de competencia estratégica y de múltiples amenazas.
Frente a este panorama, propusieron el desarrollo de un nuevo concepto estratégico que “describe el entorno de seguridad que enfrenta la Alianza; reafirma nuestros valores y detalla los objetivos clave de la OTAN de garantizar nuestra defensa colectiva”, declara la organización en un comunicado.
Posteriormente, apuntaron a Rusia como el país que amenaza al mundo. Según esta acusación, Moscú “busca establecer ámbitos de influencia y control directo a través de coacción, subversión, agresión y anexión”.
A su vez, el escrito agrega: “Usa medios convencionales, cibernéticos e híbridos contra nosotros y nuestros socios”. Esta acusación resulta paradójica, ya que gran parte de los países de la OTAN utilizan técnicas de control militar, económico y financiero sobre naciones subdesarrolladas.
Luego de sistemáticamente proveer financiamiento y armas militares a Ucrania, la OTAN declaró que “sigue estando dispuesta a mantener canales de comunicación abiertos con Moscú para manejar y mitigar los riesgos, prevenir la escalada y aumentar la transparencia”.
Con respecto a China, alegaron que este país “busca controlar sectores clave tecnológicos e industriales, infraestructura crítica y materiales estratégicos y cadenas de suministro”.
La OTAN sostuvo que la cooperación entre Pekín y Moscú va en contra de sus valores e intereses. Tal como afirmó Vladimir Putin, presidente ruso, posteriormente, la OTAN tiene el objetivo de defender las ambiciones imperialistas de sus países miembros, en lugar de promover la autonomía y la paz.
La postura de China y Rusia
Las respuestas de estas naciones catalogadas como “amenazas” no tardaron en llegar. Desde el gigante asiático denunciaron el intento de la OTAN de “atacar y ensuciar maliciosamente” a China.
La misión asiática ante la Unión Europea (UE) sostuvo que “la OTAN afirma que otros países presentan desafíos, pero es la OTAN la que está creando problemas alrededor del mundo”.
Por su parte, Putin respondió a las acusaciones en su visita a Turkmenistán: “Ucrania y el bienestar del pueblo ucraniano no son el objetivo de Occidente ni de la OTAN; sino un medio para defender sus propios intereses”.
El presidente sostiene que la Alianza Atlántica y “sobre todo, Estados Unidos ha necesitado durante mucho tiempo tener un enemigo exterior en torno al cual poder unir a sus aliados. Les dimos esta oportunidad, la oportunidad de reunir a todo el mundo alrededor suyo”.
Por otro lado, el mandatario ruso aseguró que no veía “ningún problema” en la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN. Pero, “en caso de que se desplieguen allí contingentes militares e infraestructuras militares, nos veremos obligados a responder de forma simétrica”, advirtió.