Valentina Palma conoció a Matías Chirino, quien estudiaba para ingresar al Ejército Nacional, en un boliche a mediados del 2019, y desde entonces nunca se separaron. Lo que nunca imaginó fue perdería a su novio la misma noche que empezaba a formar parte de la fuerza en Paso de los Libres, Corrientes.
“Lo obligaron a comer y tomar hasta que no diera más, y después lo obligaron a tirarse a la pileta. A Mati lo mandaron mojado a comprar más alcohol en el auto. No tuvieron opción. Ellos sabían que la bienvenida era clave, y de eso dependían sus próximos cuatro años en la Unidad”.
Valentina planificaba irse a vivir con Matías el año próximo, cuando terminara sus estudios, pero los planes no se concretarían. El sábado 18 de junio, cerca de las ocho de la noche, Matías le envió un whatsapp: “Estoy nervioso por la cena”, le dijo. Y sin saberlo ese sería el último mensaje que recibiría de quien había sido su novio los últimos tres años.
Matías Chirino había llegado a Paso de los Libres, provincia de Corrientes, el pasado jueves 16 de junio. Debía presentarse el domingo 19 en el Regimiento para los últimos preparativos antes de comenzar a trabajar, pero un mensaje cambió su destino y fue citado el sábado previo para la cena de bautismo.
“Lo agregaron a un grupo en el que, junto a otros iniciados, tenían que anotar lo que comprarían para la cena”, agregó Valentina en diálogo con Nota al pie. “Les pidieron vino, cerveza, champagne, whisky y cigarrillos de varias marcas”, aseguró. Además, sostuvo que todos los gastos corrían por cuenta propia.
Noche fatal
Valentina se encontraba en su casa de Haedo, cuando recibió la llamada menos esperada: Ezequiel Chirino, el papá de Matías, le contó que su hijo había muerto.
Ese domingo se celebró el Día del Padre en todo el país y el hombre recibió, en lugar de regalos, un llamado telefónico que decía: “Venga al hospital, su hijo murió”.
Los resultados de la autopsia indicaron que Chirino murió por paro cardiorrespiratorio producto de una broncoaspiración, presuntamente provocada por la ingesta en exceso de alimentos y bebidas. Previo al deceso, habían intentado practicarle RCP, pero fracasaron.
Hoy en día, hay once desafectados del Ejército, entre los que se encuentran oficiales de altos mandos, y están a disposición del juez las capturas de pantalla que acreditan las declaraciones.
La legitimación de la violencia
El pasado jueves 23 de junio el Ejército Argentino se presentó ante la fiscalía federal de Paso de los Libres con el propósito de radicar una denuncia para que se investigue la presunta comisión del delito de abandono de persona y la responsabilidad del personal que se encontraba a cargo cuando ocurrió la muerte del subteniente, indicó la agencia de noticias Télam.
Fabián Martínez, fiscal federal de Paso de los libres, declaró que la familia Chirino le adjudica la responsabilidad al Ejército y a los integrantes del grupo de Whatsapp, quienes serían los mismos participantes del bautismo.
La muerte del subteniente cordobés pone al descubierto, una vez más, las prácticas negligentes que son moneda corriente en el ámbito militar. Los tan ansiados ingresos son encabezados por rituales de bautismo que implican prácticas violentas que pueden, como en este caso, terminar con la muerte de una persona.
Estos rituales de “celebración” han dejado un saldo de muertos. Quizás el caso más conocido sea el del conscripto Omar Carrasco, quien ingresó en el Grupo de Artillería del Ejército Argentino en Zapala, provincia de Neuquén, y fue asesinado a golpes tres días después, en un baile de iniciación. El caso tuvo como consecuencia la derogación del servicio militar en 1994.
La muerte de Matías hiere la sensibilidad de un pueblo acostumbrado a escuchar constantemente que es necesaria la vuelta del Servicio Militar, por parte de distintos referentes políticos y pertenecientes a los medios de comunicación.
La familia de Matías asegura que, a pesar de ser una práctica extraoficial, todos conocen lo que sucede en estos ritos. El mismo Matías, antes de viajar a Corrientes, mencionó el tema con ciertas dudas, pero Valentina no quiso hablar de eso.
“Me gustaría que sepan que Mati amaba al Ejército. Tenía muy en claro sus valores y lo defendía profundamente. Nosotros pedimos que los responsables paguen. Es necesario que el ejército pueda terminar con estas prácticas porque todos saben lo que pasa”, cerró Valentina.