En el marco del aniversario número 75 de la primera publicación de El diario de Ana Frank, el Centro Ana Frank Argentina abrió sus puertas para realizar una nueva edición del Museo Abierto.
Debido a la pandemia y al aislamiento, esta actividad no se realizaba hacía tres años. Tanto coordinadores como guías y visitantes mostraron su alegría por volver a encontrarse.
A lo largo de la tarde del domingo, les visitantes pudieron recorrer las diferentes muestras: Ana Frank una historia vigente; la réplica del anexo secreto, exhibiciones exclusivas y los testimonios de Rosa Rotemberg, sobreviviente del Gueto de Varsovia, y Victoria Montenegro, diputada e hija de Desaparecidos Argentina. Nota al Pie se acercó al museo y conversó con les jóvenes guías y les visitantes que pasaron a visitarlo.
“Es algo único y vuelve con el Museo Abierto”
“Es un montón”, admite Wanda Holsman, Coordinadora de Museo, al momento de contar qué representó volver a encontrarse en un Museo Abierto. Además, añade que el último año no pudieron realizar esta actividad como históricamente lo venían haciendo ya que se cumplieron 10 años de la apertura del Centro y se realizó un “evento masivo”.
El Museo Abierto es un momento de encuentros y reflexiones, no solo para les visitantes que se acercan a conocer el Centro, sino también para les guías, ya que tal vez no todes coinciden en los horarios durante la semana.
Holsman hace énfasis en esto y afirma que es muy emotivo: “Hay guías que se capacitaron virtualmente y que guiaron virtualmente” y que se conocieron mediante una pantalla.
Asimismo, confiesa que previo al Museo Abierto había un poco de nerviosismo por la cantidad de gente que se podía acercar. Esto no fue solo por las condiciones climáticas, sino también por la masividad y el movimiento de personas, pero por suerte hubo una gran convocatoria.
Por otro lado, explicó la importancia y lo enriquecedor que es poder contar con testimonios de personas que fueron víctimas del nazismo o de la última dictadura cívico militar: “Escuchar testimonios siempre es un privilegio. Es tener la posibilidad de tenerlas y de que muchas personas puedan transmitir eso que escucharon y aprendieron. Es algo único y vuelve con el Museo Abierto”.
“Hace rato tenía ganas de venir”
Fueron varias las personas y familias que se acercaron a recorrer el museo en la tarde del domingo. Nota al Pie pudo conversar con Darío Martinez y Danisa Menéndez y narraron cómo fue su experiencia por el espacio.
Darío Martinez contó que este fue su primer acercamiento al Centro, pero que desde hacía rato tenía ganas de ir y era una cuenta pendiente. A su vez, no duda en decir que este fue “uno de los mejores días” para visitarlo, ya que pudo presenciar una charla increíble y escuchar el testimonio de Rosa Rotemberg, sobreviviente del Gueto de Varsovia.
Al escuchar las palabras de Rosa, Martinez se sintió muy movilizado: “En algún punto, si bien no sufrí nada de esa forma tan violenta, encontré similitudes con respecto a la identidad y a cuestiones a resolver que tienen que ver con nuestra propia historia”. También sumó que esto es fundamental para hacer “una reconstrucción propia a través de estos testimonios y romper con lo que nos han dejado”.
Por su parte, también fue la primera vez que Danisa se acercaba al Museo y aseguró que se sorprendió por la representación del Anexo, ya que “está re bien construido”. A su vez, remarcó la importancia de que les chiques tengan la posibilidad de ser guías y transmitir los testimonios.
Jóvenes comprometides
“El corazón del Centro es el equipo de jóvenes voluntarios, de entre 15 y 25 años, que se interesan, tienen muchísima curiosidad y, aparte, tienen un compromiso con la transmisión de la historia, pero sobre todo tienen una militancia por la defensa y la promoción de los Derechos Humanos”, destacó la Coordinadora de Museo al describir a les guías.
Abril Irigoyen, Pierina Rowek Tedesco y Raul Zuñiga, forman parte de les jóvenes que diariamente acompañan a les visitantes por el Centro Ana Frank y dialogaron con Nota al Pie sobre qué representa esto para elles.
“Ser guía voluntaria es una de las mejores cosas que me pasó”, enfatiza Abril y remarca la importancia de tener un espacio en donde une tenga una voz que “se escuche” a pesar de ser joven. Ella no duda al decir que fue en el museo en donde pudo encontrar ese lugar para expresarse y en donde generó un montón de “lazos” con otros jóvenes.
“Es un espacio sumamente hermoso que está conformado por gente amable y que te integra genuinamente” describe Pierina, quien tuvo su primera experiencia como guía el jueves pasado. Ante esto confesó que le encanta esta posibilidad de poder comunicar y transmitir, sin perder su identidad.
Por último, Raúl siente al museo como su “segunda casa” y contó que él es de Entre Ríos, lugar al que se estaba por ir, pero antes de viajar quiso dar una vuelta por el Centro. Afirmó que le gusta “reflexionar sobre las distintas situaciones de violencia y discrimacion que pasaron para que no vuelva a suceder nunca más”.