En la jornada de hoy se cumple 20 años del asesinato de los militantes sociales Darío Santillán Y Maximiliano Kosteki. Las circunstancias indican que el 26 de junio del año 2002 se produjo una multitudinaria marcha en Avellaneda, Buenos Aires.
Les manifestantes intentaron cortar el Puente Pueyrredón en reclamo por la situación de crisis social y económica en la que se encontraba el país desde 2001. Allí se organizó un operativo para reprimir las protestas que culminó con el asesinato de los dos jóvenes a manos de las fuerzas policiales.
Ese día participaron de manera coordinada la Policía Federal, la Bonaerense, Gendarmería y Prefectura. Pese a que desde los medios de comunicación se buscó instalar la versión de que las muertes se produjeron “en enfrentamientos”; a través de fotos y videos, se pudo establecer cómo fueron los hechos en realidad.
Estos registros sirvieron como pruebas del juicio contra el comisario Alfredo Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta. Ambos fueron condenados a cadena perpetua por los crímenes de Darío y Maxi. Tal como cuenta el autor del libro “Darío Santillán, El Militante que Puso el Cuerpo”, Mariano Pacheco.
El recuerdo de Darío Santillán
Pacheco dialogó con Nota al Pie sobre este hecho: “Se comprueba a través de esos videos que no fue una bala perdida al azar sino que hubo una disposición por parte de la policía bonaerense de disparar balas de plomo contra los manifestantes”.
Y agrega que “se los ve recolectando los cartuchos para que no quede evidencia en más de un video”. Entonces, opina Pacheco que “es ese momento, donde se cierra ese proceso, pero también se clausura simultáneamente el intento de configurar un tipo de gobierno represivo, autoritario”.
En ese entonces, la movilización popular descalabra la maniobra y junto con la aparición de las fotos donde se ve con claridad la secuencia donde estos policías asesinan por la espalda a Darío Santillán en la Estación de Avellaneda.
Como consecuencia,(Eduardo) “Duhalde, el entonces presidente interino de la Argentina, debe adelantar las elecciones. Y luego viene el proceso que conocemos, del kirchnerismo donde la salida estatal es diferente a la que habían tenido Duhalde, De la Rúa y Menem”, sostiene el autor.
Compañeros de militancia
Mariano Pacheco que también es periodista, cuenta en la biografía de Darío cómo era y retoma el tema en su libro 2001 Odisea en el Conurbano. Allí construye la historia con relatos en torno a la amistad, el amor, el rock y la militancia.
Allí menciona que el vínculo con Darío surge “en el año 98 a partir de la experiencia que compartimos en la Agrupación 11 de julio”. Y desde ese momento, formaron un pequeño grupo en Quilmes “en el año 96, al cual Darío se suma por un contacto de una profesora del colegio de él”. Ella era la tía de una amiga de Pacheco.
A partir de esto, cuenta Pacheco que Darío se vincula y se empieza a transformar en un militante “no solo de las luchas estudiantiles, sino de una experiencia política concreta que va a ser esta agrupación política”. Posteriormente su grupo rompe con esa organización. “Y nos dedicamos de lleno a conformar los movimientos de trabajadores desocupados, tanto en Lanus como en Almirante Brown”, recuerda.
También describe a Darío en lo personal, como un joven formado en la ética guevarista. Cuenta que estaba “muy aferrado a la cuestión de los principios y de la defensa a ultranza de las convicciones”; en un momento donde éstas estaban en crisis. “Era un pibe muy joven que estaba muy comprometido con el tipo de actividad que desarrollaba”, recuerda el periodista.
El escritor, se refirió a los hechos del 19 y 20 de diciembre del 2001 y el 26 de junio de 2002. Sobre éstos acontecimientos comentó: “Me parece que de algún modo la Masacre de Avellaneda cierra lo que el 20 de diciembre abre. Que es un momento de apertura de un entrecruzamiento de luchas que venían desde hacía ya unos años; más la aparición de otras nuevas”.
Un análisis de las coberturas periodísticas del hecho
Por su parte el docente y escritor Marcelo Arias en su libro “La noticia Televisiva, resplandor de un discurso inquietante” analiza la cobertura de los principales medios hegemónicos de la época. “La “reacción” mediática inicial no se apartó de cierto paradigma interpretativo sólidamente asentado en el discurso periodístico dominante».
«Aún en la jornada en que las fuerzas policiales mataron a dos manifestantes (en momentos en que éstos ni tan siquiera se estaban ya manifestando)”, relata el texto. A la vez que sostiene que “los principales canales de la televisión comercial mantuvieron su postura estandarizada de criminalizar la protesta”.
En su análisis Arias expone que durante la jornada en la que fueron abatidos dos manifestantes por arma de fuego policial; los grandes medios de la prensa televisiva comercial mayormente apelaron, para construir la noticia, a distintas imágenes.
La de un colectivo incendiado, la de una gomera, o de uno de los manifestantes “de quien no resulta más atendible reponer las circunstancias de su muerte como detenerse en su presunta agresividad”, sostiene Arias.
Sin embargo, en esa jornada, había otros medios y periodistas que documentaron los hechos. Entre ellos, el autor destaca que la cobertura del fotógrafo Sergio Kowalewski echó por tierra la versión oficializada por la gran prensa argentina: “piqueteros violentos, enfrentamiento interno, muertes dudosas”.
Esto “no lo hizo porque su lente hubiera registrado imágenes que no hubiera captado también la cámara del diario Clarín. Sino porque las que su máquina imprimió, sencillamente, saltaron el cerco del encubrimiento”, destacó.
Actividades en memoria de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki
La Concejala en Avellaneda del Frente de Todos, María Alva González dialogó con Nota al Pie. También es integrante del Frente Popular Dario Santillán, desde esta organización, desarrollan todos los años actividades en memoria de los militantes sociales asesinados el 26 de junio de 2002”. Particularmente este año que se cumplen dos décadas de la Masacre de Avellaneda les parecía fundamental recordar y reconocer esta fecha.
La concejala cuenta que el proyecto de declarar esta fecha de interés legislativo, fue aprobado y para elles “es el reconocimiento a la vida y a la lucha de dos jóvenes que se manifestaron por paz y trabajo, por derechos básicos vulnerados y que fueron asesinados a manos de la Policía Bonaerense sólo por reclamar por sus derechos”.
González menciona que “esta fecha implicó un antes y un después en la política argentina”. En este sentido destaca que no sólo hubo manifestaciones multitudinarias en aquel momento para repudiar la represión y el uso de balas de plomo en un contexto de protesta; sino que Duhalde el entonces presidente tuvo que adelantar las elecciones.
También coincide en que después de intentar elaborar la teoría de que «los piqueteros se habían matado entre ellos» y construir un relato de violencia por parte de los manifestantes, las fotografías mostraron que los policías dispararon y desarmaron el relato”.
A 20 años de los hechos que marcaron a la sociedad
La integrante del FPDS relata que desde aquel momento hasta hoy el Estado impulsó una nueva doctrina en materia de protestas. Y el ex presidente, Nestor Kirchner prohibió la portación de armas en las protestas.
“La represión en el Puente Pueyrredón se llevó la vida de nuestros compañeros y hubo decenas de heridos con balas de plomo”, sostuvo González. “Pero hoy hay un consenso, de la democracia argentina, de que protestar es derecho”, añadió.
Analizando el contexto actual, la concejala resalta que la respuesta ante los reclamos de la sociedad “no puede provenir de las fuerzas de seguridad, con palos y balas”. Sino que debe ser “con diálogo y con respuestas a esas demandas estructurales y de derechos vulnerados”. Además sostuvo que hoy ve con preocupación a quienes desde la ultraderecha quieren cercenar la protesta social.
En el mismo sentido planteó que “hay quienes tienen la capacidad de presentar como problema aquello que es consecuencia del problema real”. Y explicó: “Si hay ocupaciones de tierras, el problema no es la toma, sino la falta de acceso a la vivienda para las grandes mayorías”.
Y finalmente, cerró su idea al expresar :”Si hay protestas en reclamo de trabajo, el problema no es el corte de calles, es la situación económica crítica que viven millones de personas”.