Las representaciones queer han estado presentes en la industria cinematográfica desde su creación. Debido a la censura y el prejuicio, esta representación en pantalla tiene una historia complicada. En Hollywood, el estricto Código Hays –en vigencia 1934/1968–, prohibió las representaciones explícitas de la homosexualidad en el cine durante tres décadas. Posteriormente, los personajes queer tuvieron más participación, pero a menudo en historias trágicas o con tropos negativos.
Aunque la representación LGBTQ+ siguió siendo escasa durante las siguientes décadas, la comunidad queer experimentó un aumento de presencia en la pantalla en el 70. El Nuevo Cine Queer floreció en 1990, cuando muchos cineastas independientes contaron historias fluidas y empáticas sobre personas queer.
Hollywood Pre-Código y la sensibilidad queer
La década de 1920 fue una época de cambios en las normas sociales y expansión de la experimentación artística. Mientras las mujeres montaban la primera ola del feminismo, les cineastas comenzaron a expandir sus límites y presentar tramas más controvertidas. Este período en el cine estadounidense entre la Era Silenciosa y la institución del Código Hays, produjo algunas de las películas más progresistas del siglo XX.
Muchos de los temas tratados durante este período no volvieron a aparecer en el cine estadounidense hasta la década del 60. Les cineastas solían explorar las dinámicas de poder entre hombres y mujeres y el sexo era una moneda de cambio importante entre los personajes. El Pre-Code Hollywood no se trataba de la sexualidad per se; se trataba de la libertad de explorar la sexualidad.
Esto preparó el escenario para Wings (William Wellman, 1927), quien presentó el primer beso gay en una película estadounidense. La cinta obtuvo una buena recepción y fue elegida Mejor Película del ciclo 1927-1928. Sin embargo, no todos los films protagonizados por personajes LGBT+ trataron el tema con tanta sensibilidad. Mucho menos permitieron que la audiencia experimentara la tragedia sin explotar el exotismo percibido de una relación entre dos hombres.
El código de Producción Hays
Si bien Hollywood puede haberse sentido algo cómodo con los personajes queer en el cine, la recepción fue muy variada. Los grupos religiosos comenzaron una campaña agresiva para que el gobierno regulara la pantalla grande. Estas personas sentían que los temas liberales de las películas estaban contribuyendo al supuesto libertinaje que se infiltraba en la sociedad. En este contexto, defendieron la censura gubernamental como la solución para devolver a la sociedad a sus estándares morales tradicionales.
Los sectores moralistas encontraron un líder en el político republicano William Hays. En 1922, Hays dejó su cargo en el Congreso para convertirse en director de la Asociación de Productores y Distribuidores de Películas o MPPDA. En lugar de presionar por la censura del gobierno, Hays creó su propio código de producción que era técnicamente opcional para las compañías cinematográficas. Sin embargo, en la práctica las productoras se vieron obligadas a cumplir con el código o arriesgarse a boicots masivos por parte de grupos religiosos y tradicionales.
Si bien el Código no prohibió por completo muchas áreas temáticas controvertidas, los personajes LGBT estaban estrictamente prohibidos. La cláusula seis de la sección dos sobre “Sexo” establece que “la perversión sexual o cualquier inferencia a ella está prohibida”. Sin embargo, Hays y sus seguidores se dieron cuenta de que había lagunas notables en su amado código. Si bien el Código solo era para Hollywood, otros países se hicieron eco de estas prohibiciones.
Queer Coding y tropos negativos
Después de que Hollywood adoptó el Código Hays de 1930, los personajes queer casi desaparecieron de la pantalla. El homoerotismo fue relegado en gran medida a un subtexto. Y la mayoría de las veces, estos personajes queer se hacían pasar por villanos. El thriller Rope (Alfred Hitchcock,1948) gira en torno a dos personajes homosexuales en la obra de teatro en la que se basa, aunque la película nunca lo menciona. Sin embargo, codifica el asesinato de un compañero de clase como un acto de perversión homosexual.
Este vínculo implícito entre lo queer y la villanía continuaría mucho después de que se abandonara el Código Hays. Los hombres queer, en particular, fueron representados como depredadores, entregados a actos de violencia sexual. Para las mujeres queer, sus tendencias asesinas a menudo coincidían con la hipersexualidad. Inevitablemente, son asesinados, sus muertes se presentan como una forma de justicia, dejando a la audiencia aliviada.
Cuando no son asesinados por ser villanos, los personajes queer a menudo se representan como mártires, y sus vidas terminan en tragedia. Pero también han fomentado la percepción de que ser queer es peligroso, incluso mortal. Se han visto decenas de personajes LGBTQ suicidarse después de ser atormentados por su propia sexualidad, como pasa en The Children’s Hour (William Wyler, 1961).
La Guerra Fría y la representación de la comunidad LGTBQ
Los últimos años del Código coincidieron con la segunda ola de Temor Rojo de los 50 y las campañas anticomunista del senador Joseph McCarthy. Una ola de homofobia que implicó un escrutinio extremo, despidos y otras formas de discriminación contra las personas sospechosas de tener inclinaciones hacia el mismo sexo. La homosexualidad era vista como peligrosa, subversiva y asociada con la actividad comunista, un gran estigma durante los años de la Guerra Fría.
Aún así, las representaciones cinematográficas de hombres homosexuales y , ocasionalmente, de mujeres proliferaron durante este tiempo. Debido en parte a la proscripción del Código Hays de representaciones positivas de «perversión», estos personajes a menudo eran villanos y/o enfermos mentales. El Manual diagnóstico y estadístico de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría incluyó la homosexualidad como una enfermedad mental hasta 1973, por lo que no sorprende que las representaciones queer se hayan ajustado a la opinión popular y médica prevaleciente.
La década del 60 se vio impulsada por los derechos civiles y la libertad de expresión en muchos ámbitos de la vida. No por casualidad, el Código Hays fue desplazado en 1968, después de demostrar ser impopular y en gran medida inaplicable. En su lugar, entró en vigencia un precursor del actual sistema de clasificación de la MPAA.
Los cambios progresivos en la representación de las personas, las comunidades y los problemas LGBTQ en los medios se deben en gran medida al activismo continuo de muchos grupos, tanto en la escena local hasta internacional.