En el barrio de Chacarita se da una bella y vanguardista experiencia teatral bajo el nombre Perritos de Porcelana. Esta pieza es la primera que responde a la dirección en conjunto de la compañía teatral «Los Pipis», fundada por Federico Lehmann y Matias Milanese. La obra tuvo su estreno en el Cultural San Martín y el Festival Internacional de Buenos Aires – FIBA 2022. Luego de permanecer en las tablas durante todo el mes de mayo, el pasado sábado volvió con una función exclusiva a un nuevo escenario. La función se repetirá el próximo jueves 23 de junio a las 20:30 hs. en la misma sala, ubicada en Santos Dumont 4040, CABA.
La obra surgió durante el 2020 como un proyecto experimental bajo el formato aventura. En un contexto en que los teatros estaban cerrados, la compañía se las ingenió para plasmar tres historias distintas durante tres semanas. Así se invitaba al público a conocer una historia semanal diferente, actuada en un atípico espacio y alternando escenas representadas en salas virtuales con puntos específicos de la ciudad. El agregado, que separaba la obra de otras, fue la invitación a buscar pistas o códigos de audios inmersivos, vidrieras o terrazas, lugares donde los actores se encontraban cara a cara con quienes seguían dicha aventura virtual. El desenlace se daba en un teatro, cerrado en ese momento para el público general, al cual se podía ingresar bajo un audio que guiaba al espectador para ponerle un broche a esta historia, de formato vanguardista, de manera presencial.
Un despertar de recursos y el regreso a las tablas
Con la vuelta de la apertura de los teatros, Perritos de Porcelana se convirtió en una experiencia en vivo, sin perder lo original y singular de la propuesta. Las tres historias que componen la pieza, ahora se dan en un mismo escenario y al mismo tiempo. No obstante, amalgaman los relatos en una mixtura de emociones y audaces interpretaciones. Tres cuentos citadinos que los une un mismo elemento: un arma de fuego. La pistola llega a manos de uno de los protagonistas de manera inusual cuando, por las vueltas del destino, la recibe tras la muerte de su ex dueña, una vecina. Miedo, sueños, modernas tragedias, amor adolecente, la pérdida de un ser querido y crímenes de odio aportan todo lo necesario para hacer de estas historias narraciones actuales y movilizantes.
Un equipo teatral en total entrega
Los intérpretes son cuatro heterogéneos jóvenes actores, quienes inician la función con un precalentamiento directo delante de la platea. Una puesta simple con escasa escenografía, pero muy exigente corporalmente. Corren, bailan, cantan y gritan en un abanico de rebeldía y energía juvenil. La función continúa con una canción en vivo para la cual Camila Marino Alfonsín presta su voz. Más tarde, Alfonsín sorprenderá con su interpretación de una joven en búsqueda constante de la felicidad.
Matías Milanese se maneja con soltura y plena naturalidad. El actor se pone en la piel de un joven gay enamorado que no quiere crecer y vive en su mundo idílico, más imaginario que real. Federico Pezet suma la parte más dramática con su papel de un chico que casi pierde a su mejor amigo en una paliza callejera. Una cruda demostración que la sociedad sigue siendo hipócrita, sin importar las simulaciones de avance, y donde los crímenes de odio continúan siendo moneda corriente en las calles, tanto de la ciudad como del interior del país Hacia el final, Francisca Levin atrapa al espectador con su personaje de una delivery en bicicleta que, agobiada por su tarea, sufre un accidente de tránsito.
Perritos de Porcelana tiene un texto poético y coloquial en partes iguales. El guión logra capturar la atención del espectador y hacerlo empatizar con estas dispares historias de jóvenes queers perdidos en una gran ciudad. A destacar: la garra que los actores ponen en cada una de sus personificaciones y las formas en que los monólogos se entrelazan todo el tiempo. Una buena combinación de ingenio, con mucho compañerismo y dedicación por parte de esta nueva y flamante compañía teatral.