El feedlot, el monocultivo, las semillas transgénicas, el uso de grandes cantidades de agrotóxicos, la megaminería, los desechos de las petroleras y la mala gestión de los residuos son algunas de las principales problemáticas ambientales de Argentina.
Nota al Pie dialogó con Agostina Pecile, bióloga, responsable del área ambiental en la organización Aconcagua e investigadora becaria del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) para tener un panorama de quiénes participan, de qué manera y cómo nos afecta la contaminación ambiental en nuestro país.
Cabe destacar que Argentina también resulta afectada por un modelo de desarrollo del que nos referimos en la primera parte de esta nota sobre el Día Mundial del Ambiente. En aquella oportunidad, la bióloga explicó sobre las consecuencias de la liberación de gases de efecto invernadero y la situación de los países del sur global en un marco internacional.
El campo: feedlot y monocultivo
En primer lugar, es el sector ganadero uno de los principales responsables de la contaminación en nuestro país. Por un lado, la producción ganadera con la utilización del sistema de feedlot y, por otro, la agrícola con el sistema de monocultivo y el uso de semillas transgénicas.
En el caso del sector ganadero, pese a existir otros sistemas de producción agroecológicas más amigables con el ambiente, el feedlot apunta a producir de manera intensiva. Para lograr esto, se encierra en corrales a una gran cantidad de animales y se apunta a un engorde acelerado
De esta manera, hay una gran concentración de animales bostezando y orinando en el mismo sitio. Sumado a esto, “las vacas en sus eructos liberan metano” señala la bióloga y explica que el impacto en el ambiente es más agresivo con este sistema debido a la cantidad concentrada de animales por metros cuadrados.
En relación al monocultivo, Pecile apunta que “en ningún lado que vayamos vamos a tener una única especie en muchísimas hectáreas” por lo que este sistema “ya de por sí es algo que no va con los propios ciclos del ecosistema” precisa.
Modificación genética de las semillas y utilización de agrotóxicos
Por otra parte, la utilización de semillas transgénicas es una de las problemáticas ambientales más importantes del sector agrícola. “Estas modificaciones genéticas tienden a ser para resistir sequías u otras condiciones climáticas ambientales”, indica la bióloga. Además, agrega: “También tienen resistencia a distintos pesticidas”.
En relación a esto, los productores optan por utilizar grandes cantidades de pesticidas que son tóxicos para la salud. “Hoy tenemos evidencia científica que muestra las relaciones que hay entre estos agroquímicos y enfermedades; malformaciones, síndromes, déficits y otras cuestiones vinculadas a la salud”, afirma Pecile.
Desde la campaña #Bastadevenenos afirmaron que el uso de agrotóxicos se incrementó un 1200% en los últimos 25 años. Esto resultó en la tasa más alta del mundo (12 litros por habitante, por año). Además, esto “produjo un cambio en la forma de enfermar y de morir de les argentines”, señalaron desde la campaña.
Problemáticas ambientales: la megaminería y las petroleras
La investigadora del Conicet señala que, después del campo, en Argentina otro de los sectores que más contaminan son quienes explotan a gran escala los recursos minerales. Sucede que este sistema tiene un impacto negativo en los recursos naturales, como el suelo, aire y agua.
En los últimos días, un análisis en el agua del río Jáchal, San Juan, confirmó un nuevo derrame por parte de la empresa minera canadiense Barrick Gold y la china Shandong Gold. Les vecines del pueblo cercano a la mina de oro Veladero, denunciaron la preocupante situación por los altos niveles de mercurio, aluminio y manganeso.
Por otro lado, las empresas petroleras también representan “un sector que libera gases de efecto invernadero”, aunque particularmente en nuestro país lo más preocupante de estas empresas son los desechos petroquímicos que liberan, precisa la bióloga.
El derecho al agua ¿contaminada?
En el marco de estas problemáticas ambientales, en distintas ciudades a lo largo de nuestro territorio pero, principalmente en Mar del Plata, hemos visto manifestaciones para frenar la actividad petrolera en la costa argentina. El “Atlanticazo” es una de las expresiones del movimiento ambientalista colectivo y heterogéneo presente en el país.
La contaminación de las aguas por residuos o por la fumigación tiene un impacto directo en nuestra salud. “Hace poco salió un estudio que tenemos microplásticos también en sangre”, afirma la investigadora del Conicet. Además, explica que el plástico una vez que llega al ambiente no se degrada. “Tarda tantos años que lo que hace es ir rompiéndose en fragmentos cada vez más pequeñitos”, detalla Pecile.
La gestión integral de los residuos y la ley de envases
Por último, la mala gestión de los residuos también son un importante foco en las problemáticas ambientales. En el caso de los basurales a cielo abierto, se da tanto por la generación de líquido lixiviado como por la emisión de gases de efecto invernadero. Aunque se están tomando acciones para desterrarlos, “en Argentina hay más o menos 5.000 basurales a cielo abierto”, señala la bióloga.
De esta manera, Pecile destaca que resulta necesaria una gestión integral de los residuos. Si bien a nivel individual es importante separar por origen, la bióloga aclara: “Los cambios más importantes tienen que venir desde el Estado”. En el caso de los residuos, el tratamiento de leyes, como la de envases, resulta clave.
Las problemáticas ambientales y hacia dónde ir
Además de la Ley de Envases, se torna urgente el tratamiento de proyectos como la Ley de Humedales o el cumplimiento de la Ley de Fuego. Por otro lado, “hoy a nivel estatal hace falta capacidad reguladora”, apunta Pecile. Además, explica que hoy una empresa que contamina no es penalizada, dado que “no existe el delito ambiental”.
A fin de cuentas, es necesario pensar y transformar los modos de producción y consumo hacia unos que sean más amigables con el ambiente. Por otra parte, si bien es importante que cada une realice una separación por origen de los residuos, la bióloga sostiene que “los verdaderos cambios tienen que ser colectivos”.