El conflicto Rusia – Ucrania, desde el comienzo y con mayor intensidad con el correr de los meses, profundizó la crisis alimentaria existente en el mundo. Hasta el inicio del estallido bélico, ambos países eran los encargados de garantizar el 30% la producción de trigo global. Los ucranianos, grandes exportadores de cereales, tienen bloqueada su producción y sus puertos más importantes. Mientras que Rusia no puede comerciar sus fertilizantes y cereales por las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
La crisis se agudizó hasta tal punto que la directora de la empresa analítica Gro Intelligence, Sara Menker, manifestó frente al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el pasado 19 de mayo, que las reservas mundiales de trigo se iban a agotar en 10 semanas. El desabastecimiento de trigo, aceite de girasol y fertilizantes ha generado una contundente suba en el precio de los alimentos a nivel internacional. Esto repercutió directamente y generó estragos en los procesos inflacionarios de las naciones del mundo.
En este sentido, la operación militar rusa en territorio ucraniano agudizó la crisis de la seguridad alimentaria a nivel global. Cabe destacar que la fragilidad de la misma también fue expuesta durante la pandemia de COVID-19 con los problemas en las cadenas de suministro y los niveles de desigualdad en el acceso al alimento. Según un informe de Eurasia Group, este año se sumarían entre 142 y 243 millones de personas a las 1.600 millones que en este momento sufren inseguridad alimentaria.
La propuesta rusa
Vladimir Putin rechazó, en reiteradas oportunidades, la idea que se pretende instalar desde los medios occidentales sobre Rusia como única culpable de la crisis alimentaria. En contraposición, ofreció distintas salidas para contribuir a una solución para el comercio de alimentos.
Segun el mandatario de la Federación de Rusia, las exportaciones podrian realizarse a traves de los puertos del Mar Azov o del Mar Negro. Allí, los rusos permitirían un corredor seguro para los barcos, a cambio de que Ucrania remueva las minas en las aguas de esos puertos.
Putin aseguró que el puerto ubicado en Odessa bajo control ucraniano es una de las opciones seguras para reanudar el proceso de comercialización de cereales. Al igual que es posible utilizar el Danubio como ruta a través de Rumania, Hungría o Polonia. Sin embargo, el mandatario del Kremlin indicó que “la forma más sencilla sería la exportación a través del territorio de Bielorrusia”. Esto sería con la utilización de los puertos del Mar Baltico y con la condición previa de levantar las sanciones económicas impuestas contra ese país.
La advertencia de la ONU y la postura de la UE
La ONU ya puso sobre la mesa que hay negociaciones para transportar decenas de millones de toneladas de cereales. En este momento, su distribución y posterior comercialización se encuentran paralizadas. El organismo advirtió a su vez que, de mantenerse el actual estado de la situación, podría profundizarse la inseguridad alimentaria en el continente africano y provocar hambrunas. El motivo de esto es que Rusia y Ucrania representan el 50% de sus importaciones de trigo.
El mes pasado, el secretario general de la ONU, António Guterres, sostuvo que era necesario reintegrar la producción agrícola en Ucrania y los alimentos y los fertilizantes provenientes de Rusia y Bielorrusia en el mercado internacional. Según el portugués, el organismo trabaja en un acuerdo que logre la reanudacion del comercio internacional a traves del Mar Negro. Así como busca la eliminación de las sanciones occidentales a esos países.
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, culpó a Rusia como la única responsable por la crisis alimentaria internacional, durante la cumbre celebrada en Bruselas la semana pasada. En ella, asimismo, la Unión Europea impulsó el sexto paquete de sanciones contra Rusia. Entre ellas, por ejemplo, se prohibió la compra al petróleo ruso que suministra a través de puertos marítimos, aunque hay matices según los casos de cada país.
A pesar de la aparente unidad de acción, la UE no se encuentra exenta de tensiones. Los grados de consenso en relación a cómo proceder en el conflicto Rusia – Ucrania son cada vez más acotados. El nivel de interdependencia con Rusia hace que Europa necesariamente no pueda romper con esa articulación y la unidad hacia el interior del organismo empiece a agrietarse. El panorama evidencia la necesidad de una salida dialogada entre todos los actores para frenar la crisis alimentaria mundial.