Hace siete años, específicamente el 3 de junio de 2015, tuvo lugar la primera concentración masiva de lucha bajo la consigna “Ni Una Menos”. La significativa frase refleja el grito sororo de protesta ante los femicidios y la violencia de género que vivencian las mujeres y disidencias en la Argentina.
Tras dos años de pandemia, donde el Covid 19 impidió y dificultó la movilización callejera, los colectivos vuelven a manifestarse en diferentes puntos del país bajo la consigna de “recuperar las calles”.
En Capital Federal, el colectivo Ni Una Menos convocó a concentrar este viernes desde las 16 horas en Avenida de Mayo y Bernardo Irigoyen, para luego marchar hacia el Congreso de la Nación.
Nota al Pie diálogo con Mónica López, referente de MuMaLa Buenos Aires, quien afirmó que, luego de siete años del primer Ni Una Menos, las mujeres “volvemos a conquistar las calles porque creemos que el Estado está en deuda con nosotres”.
Asimismo, mencionó que una de las reivindicaciones se relaciona con la necesidad de tratar la ley de emergencia para mujeres víctimas de violencia. “Ley que duerme en los cajones del Congreso Nacional”, criticó Lopez.
“También para que las mujeres que atraviesan situaciones de violencia reciban una ayuda económica de por ejemplo un Plan Potenciar. A fin de mínimamente empezar a resolver la dependencia económica que las mujeres tienen con sus victimarios”, agregó la entrevistada.
Feminización de la pobreza
La referente de MuMaLa entiende que las mujeres y diversidades son atravesades por la feminización de la pobreza. “Somos las que salimos a buscar el mango, seguimos laburando en nuestras casas, tenemos trabajos no remunerados, y somos atravesadas por las violencias”, explicó Lopez.
Por su parte, Jesica Azcurraire, habitante de la Villa 21-24 y referente de La Poderosa, manifestó a este medio que desde las villas se hacen presentes con sus demandas.
“El Estado no nos reconoce como trabajadoras comunitarias, ya sea en la ollas populares, en las postas de salud y también las trabajadoras comunitarias territoriales en género”, criticó Azcurraire.
Nota al Pie también dialogó con Susana Verón, militante del MST en el Frente de Izquierda Unidad y dirigente de la zona oeste, quien por su parte se mostró crítica al pago de la deuda contraída con el Fondo Monetario Internacional.
“Todos los gobiernos que nos vienen sucediendo solamente están preocupados en pagar una deuda fraudulenta e ilegítima y la verdadera deuda es con las mujeres”, aseveró Verón.
Ausencia estatal
La referente de La Poderosa informó que día a día en casas de mujeres y disidencias existen todos los tipos de violencia. “No solamente la violencia machista sino también la violencia que ejerce el Estado por sobre cada una de nosotras”, expresó la entrevistada.
En este sentido, Azcurraire vociferó: “Para nosotras hoy era importante venir a sumarnos a este Ni Una Menos porque no queremos que ninguna piba más sea asesinada ni por la mano de un violento ni tampoco por la mano del Estado”.
En la misma línea, la militante del MST afirmó que se crean consejos de mujeres y espacios donde no hay un presupuesto real, lo que imposibilita su real funcionamiento.
A su vez, Lopez aboga por la necesidad que efectivamente los programas bajen al territorio. “No tienen que ser una letra muerta. Esas son las cuestiones que venimos a reclamar las mujeres y diversidades”, expresó.
La lucha por “Ni Una Menos” continúa
Todas las entrevistadas coinciden en que aún falta mucho por hacer y que los gobiernos no muestran preocupación.
“Por supuesto las mujeres somos las que pagamos las consecuencias. Con nuestros hijes, la educación, la salud, los laburos, la violencia presente en todos lados y potenciada, en la pandemia, a nivel intrafamiliar”, mencionó Verón; y prosiguió: “Aprendimos a decir en muchas cosas que no y los hombres se enfurecen y nos matan”.
Asimismo, aseguró que si no se sale a la calle no sólo no se conseguirá ninguna conquista más sino que podría haber retrocesos.
Por último, la militante del MST concluyó hablando de la importancia de sembrar conciencia. “Yo tengo 56 años y estoy luchando porque tengo una generación atrás mío. También tengo compañeras de mi edad y más grandes que seguimos luchando para dejar un camino marcado a nuestras hijas, hijos, nietos y a todos”, expresó.