La Argentina viene en retroceso, con ciertas idas y vueltas, desde mediados de los años ‘70. Basta ver la evolución del producto bruto per cápita y compararlo con el resto de los países de la región, para verlo.
A eso se le agrega que en los últimos 10 años, desde el 2012, esta crisis nuestra se ha agudizado. Llevando el estancamiento productivo, la pobreza, la desocupación, el trabajo informal y la desigualdad en los ingresos, a niveles superiores que en las décadas previas.
El fracaso de este gobierno en encontrar un rumbo de salida, aunque fuera paulatino, vuelve a instalar muy fuerte el debate respecto de cuál es la salida a este drama que agobia a la mayoría de la sociedad, hace tanto tiempo.
Es allí donde la derecha de distinto pelaje vuelve a la carga con sus viejas, interesadas y fracasadas recetas; a las que suele vestir de ropajes nuevos para la ocasión. Como también promoviendo algunos personajes útiles, acorde al momento. Despliega toda esa estrategia gracias a que esta administración y la dirigencia del oficialismo, se lo sirve en bandeja para que lo haga con muchos oídos receptivos; como ya hicieron en el 2015 asfaltándole el camino a Macri.
¿En qué consisten las propuestas de la derecha, expresadas por economistas, políticos, empresarios, comunicadores y periodistas de todo tipo, para salir de la crisis?
Palabras mas, palabras menos, en primer lugar, que hay que achicar el Estado sí o sí; desprendiéndose de Aerolíneas, YPF, AySA, ARSAT y todo lo que sea posible. También, bajar sus gastos en salud, educación, jubilaciones, salarios y planes sociales. Por supuesto, incluyen que hay que acompañar eso sacándoles impuestos a los que mas tienen, de una vez por todas; nunca hablan del IVA, por ejemplo.
En segundo término, que el Estado no debe intervenir en la economía, simplemente hay que dejar esta en manos del “mercado”. O sea, que la manejen los sectores monopólicos, como ya explicó Perón hace 50 años. No explicitan, por cierto, quiénes serían los ganadores de suceder esto.
A lo que agregan la vieja cantinela, de que la falta de inversión se va a resolver dejando que se llene la copa de los ricos, para que luego drene y beneficie al conjunto de la sociedad. ¿Alguna vez sucedió esto en este país? Sería un milagro.
Como así también se explayan largamente respecto de que, para promover la inversión extranjera, hay que darles a las multinacionales todas las condiciones y ganancias que pidan, porque nos hace falta ese capital. Como si concederles lo que solo conviene a sus intereses no agraviara en parte significativa a los de nuestra nación. En términos económicos, porque se llevan mucho mas de lo que traen; en el terreno ambiental, en el caso de los recursos naturales, porque dejan tierra arrasada. Nuestra tierra.
Lo “gracioso”, trágico en realidad, es que nuestra decadencia actual se asienta, esencialmente, en la aplicación que han hecho los gobiernos de derecha desde 1975 a la fecha de esas recetas neoliberales.
¿Acaso la dictadura con Martínez de Hoz, Menem y De la Rúa con Cavallo, y finalmente Macri, no expresaron una y otra vez que ese era el programa que traían para sacarnos de la crisis? ¿Cómo terminó el país después de cada uno de esos gobiernos? ¿Dónde está la génesis de la destrucción productiva y del mercado laboral en la Argentina, con la formación producto de ello de un mar de pobres e indigentes?
Todo eso lo barren debajo de la alfombra y ahora resulta que, según la derecha y sus múltiples voceros, aplicando hoy las mismas políticas que nos trajeron a esta situación haremos un país distinto. Ahí lo tenemos por ejemplo a Macri diciendo que si es presidente haría lo mismo, pero mas rápido; a Milei vociferando que Menem fue el mejor presidente y Cavallo el gran ministro de economía; a Bullrich sosteniendo que hay que cerrar el ministerio de salud y el de educación para ahorrar plata. A todos ellos, además, les escuchamos que hay que sacarles los planes sociales a los pobres, sin empleos que puedan reemplazarlos a la vista; como también oponiéndose cerrilmente a que los ricos paguen mas impuestos.
Que hipócritas y farsantes, de qué salida hablan, solo buscan seguir concentrando los ingresos en las grandes empresas y los pudientes. Aunque eso signifique, como las veces que gobernaron antes, seguir profundizando el país de dos pisos que tenemos y los dramas de la pobreza y la marginación para la mayoría de nuestros compatriotas.
No es por el trillado camino de derecha neoliberal, que nos proponen los poderosos y sus empleados, el camino de salida de la crisis. Es por el lado nacional, popular, progresista. Es por izquierda.
El rumbo necesario, adecuado a los nuevos tiempos de aquí y del mundo, es el que siguió Perón en 1946. Es el que intentó Alfonsín en 1983 y no lo dejaron. Es el que puso en marcha Néstor Kirchner en el 2003 y no fue capaz de mantener Cristina, llevándolo a vía muerta.
Para salir de esta dramática situación económica hay que aumentar fuertemente nuestras exportaciones. Allí tenemos los recursos naturales para ello. Pero no pueden ser para que sus ganancias se la lleven en pala las grandes empresas y los oligarcas del campo.
Con esos recursos hay que reindustrializar el país, sustituir importaciones, fortalecer las pymes y la economía popular y así generar empleo para salir de la pobreza; por ahí va la cosa. No hay que permitir que se saque la plata del país o se use en la timba financiera.
Nada de eso será posible sin un Estado fuerte, que intervenga en la economía, que controle al fuerte y defienda al débil. Eficiente, si, transparente, también, pero fuerte por sobre todo.
Ninguna nación como la nuestra, en semejante crisis estructural, sale adelante de la mano de las multinacionales, las grandes empresas y bancos. Esos solo buscan agrandar sus ganancias. Es el Estado el que debe defender y promover los intereses de la nación y su gente, lo demás es interesada sanata promovida desde las usinas del poder.
Por ahí va la cuestión de gestar otro país en serio. Pero para hacerlo posible hay que construir una fuerza política y una dirigencia que exprese y milite ese proyecto.
Eso hizo Yrigoyen para desplazar a los oligarcas del gobierno que no querían soltar. Eso hizo Perón para cambiarle la cara a la Argentina e industrializarla. Es lo que no fueron capaces finalmente de materializar Alfonsín con su tercer movimiento histórico y Kirchner con la transversalidad; de allí que no pudieron culminar con éxito lo loable que prometieron.
Ahí está, adelante nuestro, el desafío.
HUMBERTO TUMINI
Presidente de Libres del Sur