El deceso de Octorina Zamora fue anunciado por su hija Tujuayliya. El último año, debido a su enfermedad, había mermado sus actividades como líder de la comunidad Wichí.
A su vez, hasta el momento de su fallecimiento, ocurrido cerca de las 5:30 del pasado martes, Zamora permaneció este último mes internada en una clínica de la capital salteña. En tanto, sus restos fueron sepultados hoy a las 10:30 hs en Salta, en el cementerio y crematorio de la Divina Misericordia.
La referente de los pueblos originarios del norte argentino dedicó su vida a la defensa de los colectivos marginados y luchó contra lo que se conoce como el “chineo” o abuso sexual de jovencitas y niñas Wichís.
Desde la década de los 90 fue una de las primeras impulsoras en favor de la visibilidad de las condiciones que atravesaban los pueblos indígenas. Durante esos años, Zamora organizó desde su provincia un reclamo por los Lotes 55 y 14 en la región del Gran Chaco.
Esta demanda sentó un precedente que significó el primer pedido de tierras por parte de las organizaciones indígenas en Argentina. Por otro lado, fue precursora del feminismo dentro de su pueblo y dio lugar a repensar el lugar de la mujer en esas comunidades del norte del país.
Una permanente continuidad de luchas
Ya en los primeros años del presente siglo, Octorina reanudó un reclamo histórico acerca del derecho al acceso a una educación bilingüe y pluricultural. A su vez, en 2019 logró conformar una gran movilización de indígenas en la zona del Río Pilcomayo.
En aquella época, tras semanas de acampe y huelga de hambre (en plena capital Salteña) la comunidad Wichí exigió una Ley Provincial que contemplase un enfoque educativo y cultural de perfil integral en favor de las minorías aborígenes que habitan el norte argentino.
Más tarde Octorina se volcó con vehemencia en favor de denuncias de infanticidios y femicidios que padecían niñas y mujeres de los pueblos indígenas. Así, apoyó a mujeres que denunciaban abusos sistemáticos y peleó por el acceso a la salud de pueblos postergados.
Zamora, nacida en la ciudad de Embarcación, definió este escenario como la continuación de un genocidio. Remarcó la ausencia del Estado Nacional y de políticas públicas para prevenir e intervenir en estos graves aspectos sociales.
En este sentido, alertaba que “si no estamos en la agenda del gobierno nacional ni los provinciales, vamos a seguir siendo víctimas de estos machos”. La lideresa Wichí comenzó su militancia a los 13 años y siempre sufrió de cerca la persecución a su pueblo.
Persecuciones religiosas y reconocimiento de las instituciones
En varias oportunidades declaró que ella provenía de una familia shamanes, razón por la cual su comunidad era perseguida por la Iglesia Protestante Anglicana. Además, Octorina denunció, en repetidas ocasiones, ese acoso y estigmatización, ya que la postura de esa Iglesia ponía restricciones a las prácticas espirituales de su pueblo.
En el día de ayer, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) le otorgó a Octorina la primera distinción honorífica “Eulogio Frites”. Este galardón significa un reconocimiento a su compromiso en la defensa de los derechos de niñes, jóvenes y mujeres de los pueblos originarios, así como del medio ambiente.
Por su parte, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) se sumó a las expresiones de dolor por el fallecimiento de Octorina Zamora Niyat en consonancia con numerosas organizaciones de Derechos Humanos de nuestro país.
A lo largo de su vida, la referente Wichí recibió incontables reconocimientos y condecoraciones por su tarea. A través de sus acciones concretas, sus logros y su pensamiento siempre intentó defender y reivindicar a los sectores más marginados y vulnerables.
Objetivos cumplidos
Un logro concreto de esta incansable dirigente fue la obtención de becas para la formación profesional para miembres de su comunidad. En un principio, se animó a escribirle al ex Presidente de Cuba, Fidel Castro, a quien le solicitó una beca para su hija. El país caribeño, en ese momento, ofrecía becas educativas para naciones latinoamericanas.
La solicitud fue concedida y a partir de ese momento el Estado Cubano becó aún más integrantes de la comunidad Wichí con fines educativos. En alguna oportunidad Octorina reprochó públicamente a la Iglesia Anglicana que tanto persiguió a su familia acusándolos de brujería.
En este sentido, el reclamo de la dirigente se orientaba a la afirmación de que dicha Iglesia “jamás había formado a un maestro ni a un enfermero”. Esta declaración resaltaba en contraposición con la asistencia de la nación cubana para la comunidad indígena.
La voz de las organizaciones declama que la muerte de Octorina Zamora deja un gran vacío en el escenario de la defensa de las minorías étnicas, los desposeídos, las infancias. En definitiva, significa una gran pérdida en cuanto a la lucha por los Derechos Humanos en el continente americano.