Dueño de varios éxitos, el autor Andrés Binetti rescata una de sus mejores obras breves: Petit Hotel Chernobyl. En tan solo 50 minutos, logra trasladar al espectador al mundillo de los conventillos de época. Esta nueva puesta tiene como director a Nicolas Manasseri, quien logra conducir de manera certera a las cuatro actrices que se lucen con sus interpretaciones de aguda emocionalidad. Las funciones son los viernes a las 21:30 h, en la sala Ítaca Complejo Teatral, Humahuaca 4027, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Como una especie de caja sorpresa, esta pequeña pieza de tres por tres minuto a minuto se transforma en una buenísima tragicomedia. Son cuatro mujeres con grandes carencias propician una serie de desgracias, y el título de la obra juega con eso. Esta comedia realista y agridulce encierra desolación, pena y un desastre que se dejará ver poco a poco durante la trama, sin perder dinámica ni simpatía. Pero la obra no solo entretiene, sino que se vuelve en una experiencia interesante, movilizadora y que da lugar a muchas interpretaciones. Una inevitable invitación para reflexionar.
«Petit Hotel Chernobyl«: las emociones como punto clave
Cada personaje en escena, está en constante intento de comunicación, pero les resulta difícil escapar de la jaula de problemas que las aprisiona. Es por esto que deciden crear su propio mundo donde se podrán mover con seguridad, como una realidad paralela que las cobija de tanta frustración y desdicha.
En el escenario, transita una maestra que recuerda todo el tiempo su época gloriosa de enseñanza. Aunque deja traslucir cierto recelo hacia sus alumnes y a esas autoridades que la alejaron de su vocación, hoy vive refugiada en el canto, particularmente en su canción preferida: la “Marcha de San Lorenzo” en versión ópera.
Por otro lado, está la entrenadora deportiva de procedencia dudosa que goza de sumo carácter, pero poco talento para lo que quiere enseñar. Sin embargo, igual resguarda una última esperanza de concretar su sueño.
También aparece una joven frustrada con enormes anhelos de convertirse en una número uno en el tenis. Y otra joven que mayormente no sale de su cama, y solo deja las sabanas cuando demuestra una y otra vez comulgar con el suicidio.
La obra se destaca por la actuación, donde entre divertidas charlas y dolorosos recuerdos, la historia va tomando forma y revela las verdaderas personalidades de las cuatro mujeres. Cuatro dispares vidas que conviven en un diminuto espacio. La platea empatiza muy rápido con ellas en un corto, pero descabellado viaje teatral.
Peculiares interpretaciones en talentoso equipo
Toda la locura que encierra esta pequeña habitación en sus cuatro huéspedes, se trata de una creación de Andrés Binetti, quien ya ha participado en 72 proyectos teatrales. En una presente fresca y acertada dirección de Nicolas Manasseri, supo equilibrar la justa tensión, humor y simpatía en esta comedia negra de inesperado y asombroso final.
El texto de esta pequeña y entretenida historia que mantiene expectante a la platea entre la sorpresa y la reflexión, se potencia gracias a las actrices que fueron convocadas. También es destacable la sencilla, pero detallada, escenografía de Vanessa Giraldo. Junto al sutil trabajo de luces, un juego de penumbras ambienta cada momento en la pieza. En una pieza teatral punzante con la comicidad justa para hacerla exquisita, estos grotescos y queribles personajes acompañan. Están en manos de un elenco parejo de excelente nivel interpretativo formado por Alejandra Oteiza, Jowy Sztryk, Silvia Villazur, y Martina Zapico. Este abanico de variados e innatos talentos en obras de alta calidad del ambiente alternativo, son las que hacen que se quiera ir al teatro más seguido.