Boca Juniors no es solo un club de fútbol, es mucho más que eso. El club de la Ribera “creó” a un presidente de la República Argentina. Mauricio Macri, quien fue varios años el máximo mandatario con muchísimo éxito en el club, devino a presidente de la Nación. Por eso, ser primer mandatario nacional o dirigente del Xeneize no queda tan solo en el club, sino que atrae el interés de muches polítiques que anhelan esa gran vidriera que es Boca.
De cara a 2023 la cosa está que arde. Desde la oposición encabezada por Mauricio Macri, creen que cada tropiezo del primer equipo es una oportunidad para posicionarse en el club. Dentro de ella hay dos líneas bien marcadas: una responde al liderazgo de Daniel Angelici, presidente entre 2011 y 2019, y otra al de Macri, quien gobernó el club entre 1995 y 2007. Sin embargo, ambos coinciden en que se llegará a una unidad.
Cada vez que hay elecciones en Boca, estas se nacionalizan. Este es un legado que dejó Macri. Existe la dualidad peronismo versus anti peronismo. Por un lado, Juan Román Riquelme (vicepresidente), Sergio Massa y Jorge Amor Ameal (presidente). Por el otro, el angelicismo está claramente vinculado al PRO y peleado (¿ahora amigados?) con Enrique “Coti” Nosiglia quien siempre se mueve en las tinieblas, pero mantiene su pata política en Boca.
Esta dualidad instalada por el expresidente de la Nación llegó para quedarse. Macri criticó la gestión de Riquelme en ExpoAgro: “Nos está arruinando”. Por su parte, Jorge “Patrón” Bermúdez, uno de los integrantes del Consejo de Fútbol que comanda Román desde el predio de Ezeiza, salió al cruce: “Me sorprende que el mandatario que más endeudó a este país históricamente, que no puede dar lecciones de cómo administrar, salga y hable mal de nuestro club”.
El presente futbolístico
Muchas veces agrandado por lo medios, lo cierto es que la actualidad del primer equipo de Boca no ayuda al oficialismo. La realidad es que no juega como se espera de acuerdo al plantel que tiene, y ahora tampoco se le dan los resultados como sí pasaba antes. El técnico, Sebastián Battaglia, es el más cuestionado junto con la gente que se encarga del fútbol.
Hace tan solo unas semanas peligraba su clasificación en la Copa de la Liga. Antes del partido que le ganó a Barracas Central, no había festejado ante su gente. Los empates ante Colón; Arsenal; Godoy Cruz y Lanús y la dolorosa derrota ante Huracán hicieron que Boca no ganara en su cancha hasta la fecha 13. Sin embargo, su buen andar de visitante le permitieron asegurar el segundo lugar de la zona B dos fechas antes.
La otra cara de la moneda es la Copa Libertadores. Esa maldita obsesión que lo tiene en vilo a Boca desde 2007, cuando con un imperial Riquelme logró su sexta corona en el certamen continental más importante de América.
Su andar en esta edición comenzó con un duro golpe ante Deportivo Cali perdiendo 2 a 0. Luego le ganó al equipo más débil del grupo, Always Ready, por el mismo resultado. Días más tarde viajó a Brasil donde fue superado, por el mismo marcador, ante Corinthians. Todo parecía complicarse para Boca, pero el pasado miércoles obtuvo un triunfazo en la altura venciendo a Always Ready por 1 a 0.
Con estos resultados, y otros que jugaron a su favor, Boca depende de si mismo para avanzar a los octavos de final. Definirá en casa los dos partidos restantes ante Deportivo Cali y Corinthians, lo que le da un panorama alentador de cara a lo que viene. Sin embargo, tiene una deuda pendiente desde el juego: debe mejorar y mucho.
Boca: de nuevo un club social
Durante el Gobierno de Daniel Angelici, el club se volvió el centro de negocios y favores para aquelles amigues del poder. Les turistas que pagaban en dólares la entrada y el tour por la Bombonera, dejaban sin espacio a los hinchas de verdad y abonados, por el negocio que hacía la dirigencia con la Barra Brava (mejor conocida como la 12). Es bien sabido los casos de les turistas japoneses y europeos que colmaban los lugares de les socies de Boca.
En contrapartida con esto, la actual dirigencia se trazó un objetivo: volver a ser más que un equipo de fútbol; recuperar las distintas disciplinas, comprometerse con distintas causas y darle espacio a todes.
Desde las redes oficiales escribían a mediados de 2021: “Boca resolvió que, a partir del regreso del público a la Bombonera, ningún socio ni socia pagará el adicional de Copa Libertadores durante los próximos tres años de esta gestión”.
Desde la presidencia de Jorge Amor Ameal, el club volvió a acercarse a las causas sociales. El último 24 de marzo homenajeó a socies desaparecides durante la última dictadura y entregó el carnet número 30.000 a sus familiares. Además, firmó hace un año un convenio con Abuelas de Plaza de Mayo para reforzar la búsqueda de 300 nietos desaparecidos.
Otro hito de la gestión fue la designación de Adriana Bravo como vicepresidenta tercera de Boca Juniors, quien se encontraba a cargo del Departamento de Inclusión e Igualdad del club. Se trata de la primera vez que una mujer ocupa un puesto de tal jerarquía en la institución.