Luiz Inácio Lula da Silva, quien es oficialmente candidato a la presidencia de Brasil, calificó al actual presidente, Jair Bolsonaro, de “estúpido” por el indulto concedido al diputado derechista Daniel Silveira, luego de que este fuera condenado a 8 años de prisión por haber amenazado a jueces del Supremo Tribunal Federal.
“Creo que Bolsonaro fue estúpido cuando tomó esta decisión porque cree que es una gracia misma, no un beneficio jurídico, sino gracia desde el punto de vista de las risas”, dijo en conferencia de prensa Lula. “Creo que es un mediocre”, añadió el ex mandatario en relación al actual Jefe de Estado.
Con las candidaturas confirmadas, como así también el marco general de alianzas, las vísperas de las elecciones que ocurrirán el próximo 2 de octubre empiezan a tomar calor. Si bien Lula lidera todas las encuestas de intención de voto, Bolsonaro sigue recortando la diferencia.
El caso Silveira
El diputado federal por el Partido Laborista Brasileño, Daniel Silveira, fue condenado el pasado miércoles 20 de abril a 8 años de prisión luego de amenazar, a través de diversos videos, a jueces del STF. El aliado de Bolsonaro, a su vez, había exigido la clausura no sólo de la Corte sino también la del Parlamento; al mismo tiempo que promovió una intervención militar contra la dictadura de 1964.
La decisión del STF se basó en la acusación de la Fiscalía General, que denunció que Silveira incurrió en los delitos de “coacción, incitación a la violencia, atentados contra el Estado de Derecho, las instituciones democráticas e intentar impedir su funcionamiento mediante grave amenaza”. La sentencia fue aprobada por diez votos contra uno: el único juez que se opuso fue Kassio Nunes, quien llegó al STF promovido por Bolsonaro en el 2020.
En menos de 24 horas, sin que la defensa apelara el fallo, Jair Bolsonaro decretó el indulto para el diputado federal. “Es una noticia de vital importancia para nuestra democracia”, sostuvo el mandatario. El presidente de Brasil, quien en reiteradas oportunidades defendió a Silveira alegando que sus actitudes o dichos eran parte de la libertad de expresión, manifestó que “la sociedad está en legítima conmoción” por la condena al diputado.
La magistrada Rosa Webber, encargada de analizar la constitucionalidad del indulto concedido por el presidente de Brasil, solicitó un pedido de justificaciones al Poder Ejecutivo. El partido opositor Rede, por su parte, le solicitó de manera oficial al Tribunal que deje sin efecto el indulto de Bolsonaro. Los cruces del Jefe de Estado con la justicia de Brasil crecen a medida que se acercan las elecciones.
Bolsonaro achicó la brecha
Una encuesta del Instituto FSB, divulgada este lunes, confirmó el liderazgo de Lula en intención de voto luego de que este anunciara su candidatura de cara a las elecciones presidenciales en octubre. Según el sondeo, el 41% del electorado brasileño votaría al ex presidente para que vuelva a ejercer ese cargo.
La encuesta señala también que en una eventual segunda vuelta Lula se impondría por un 52% frente al 37% que obtendría Jair Bolsonaro. En este sentido, el informe señaló que el líder del Partido de los Trabajadores se impondría en un balotaje sin importar quién sea su rival.
Sin embargo, en comparación con una encuesta divulgada en marzo por el mismo instituto, Bolsonaro recortó la brecha: el Jefe de Estado subió del 29% al 32% en intención de voto. La distancia de un 14% que mostraba el sondeo de marzo se redujo a un 9%.
La recuperación del presidente de Brasil se puede explicar, en parte, gracias a tres factores. En primer lugar, el lugar trascendente que dejó de ocupar la pandemia del COVID 19 en la discusión pública en el país; segundo, las medidas de protección social que implementó el gobierno en los últimos meses para tratar de mejorar su imagen entre los sectores más vulnerables; y por último, la decisión del ex juez Sergio Moro de bajar su candidatura.
La polarización Lula – Bolsonaro no permite la posibilidad de una tercera alternativa política que pueda ser competitiva. En ese marco, la paulatina recuperación del Jefe de Estado genera preocupación hacía el interior del Partido de los Trabajadores que, a su vez, empieza a mostrar las primeras grietas en torno a la estrategia electoral de Lula.