El 19 de abril de 1991, Walter David Bulacio había asistido a un recital de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, en el estadio Obras. Esa noche, en los alrededores, la Policía Federal Argentina realizó una “Razzia” o detención masiva de más de ochenta personas; que no estaban cometiendo ningún delito, sino que fueron detenidas arbitrariamente.
Entre les detenides se encontraba Walter, de 17 años de edad. Lo trasladaron a la comisaría número 35, donde fue golpeado y torturado por policías; no le permitieron comunicarse con su familia y le negaron atención médica. El responsable de estos operativos fue el ex comisario Miguel Angel Expósito.
Después de pasar la noche sin asistencia médica, pese a presentar malestares, Walter fue trasladado al Hospital Pirovano, donde lo internaron en estado grave. Allí constataron las múltiples lesiones que presentaba a causa del abuso policial y estuvo en coma durante varios días. El 26 de abril de 1991 Walter Bulacio falleció.
A partir de este hecho nació un grito que aún hoy resuena en los barrios, recitales y marchas. Nota al Pie
“Yo sabía que a Walter lo mató la policía”
Desde la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) explican que “la detención, tortura y muerte del joven, puso sobre la mesa el tema de las detenciones arbitrarias y la tortura, al calor de manifestaciones juveniles multitudinarias que sacudieron el escenario de desmovilización de la época”.
Y destacan que a partir de este hecho, “nació un grito colectivo: “Yo sabía que a Walter lo mató la policía” que perdura hoy, tres décadas después, en las marchas antirrepresivas”. Pero también y sobre todo, en los barrios, las canchas y los recitales, “en la garganta de jóvenes que no habían nacido entonces, pero hoy levantan la misma bandera porque siguen siendo víctimas de la misma violencia estatal”, sostienen.
A más de 30 años, la impunidad
El caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) donde se determinó la responsabilidad del Estado. Según indican desde el Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS: “en 2003 el Estado argentino reconoció su responsabilidad internacional por la detención arbitraria y la muerte de Walter Bulacio y fue obligado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos a continuar la investigación y sancionar a los responsables”.
Además, explican desde el organismo que “el Estado argentino asumió la responsabilidad de modificar las leyes sobre facultades policiales de detención, en especial cuando se trata de personas menores de 18 años, para lo cual debía armar una mesa de consulta federal”. Y agregan que nada de esto ocurrió, en la actualidad.
Por este hecho, se realizó un juicio en el año 2013 donde el responsable del operativo, el ex comisario Miguel Angel Expósito, fue condenado a 3 años de prisión sin cumplimiento efectivo y sólo por el delito de privación ilegítima de la libertad.
Documental “Yo sabía que a Walter lo mató la policía”, sobre casos de gatillo fácil en la Argentina. Créditos: Youtube canal Newclearheads.
Privaciones ilegítimas de la libertad
En una entrevista, la referente de Correpi y abogada, María Del Carmen Verdú, explicó que “el sistema de detenciones arbitrarias produce decenas de miles de privaciones de libertad sin causa por año y por distrito”. Y añadió que “más de la mitad de las personas que pasan por un calabozo policial son víctimas de alguna de estas herramientas para el control social”. Dicho de otro modo, “más de la mitad de los detenidos que hay en cualquier comisaría, no está allí por una acusación penal”.
También agregó que este sistema, “además de ser la puerta de entrada a la tortura, nos cuesta vidas”. Más de la mitad de las personas muertas en comisarías, desde 1983 a hoy, estaban detenidos por una contravención o “para identificar”. Es decir, “no estaban aprehendidas o detenidas por orden judicial o delito flagrante. Eran, según el eufemismo policial/judicial, personas “demoradas” o “contraventores”.
Desde la organización Correpi promueven acciones para informar a la comunidad sobre qué hacer ante una detención arbitraria como por ejemplo, el “Manual del pequeño detenido” . Algunos de los puntos que establece esta guía son:
- Si te detienen, la policía tiene obligación de dejarte hablar por teléfono con un familiar, un abogade o una persona de tu confianza.
- También tienen que decirte, a vos y a quien pregunte por vos en la comisaría, si la detención es porque te acusan de un delito, de una falta o contravención, o “para identificar” o “averiguar tus antecedentes”.
- Ante cualquier detención, es necesaria la inmediata presencia en la comisaría para que sepan que la persona presa no está sola.
Para que no haya casos como el de Walter Bulacio, Nunca más.