Tomi es un niño de unos siete años. En la noche del sábado 23 de abril vivió un momento muy especial. Julián Kartún, cantante de El Kuelgue, se sacó una foto junto a él luego de que terminara el show de la banda. Estaban en las gradas del estadio del Club Atenas, en la ciudad bonaerense de La Plata. Allí fue el último recital de este conjunto argentino. Tomi era uno de les tantes espectadores que coparon el recinto para ver a su banda favorita.
La totalidad del estadio miraba la tierna situación. El predio estaba repleto de personas, desde la puerta hasta el escenario. Lo mismo pasaba en las tribunas, en las que no cabía ni un alfiler: desde las más cercanas al piso hasta las que casi tocaban el techo.
Cuando les músiques se fueron tras bambalinas, Julián Kartún reapareció en uno de los costados. “Ya terminó el show”, aclaró mientras la luz lo seguía. Allí se acercó a Tomi, para sacarse una selfie juntos. Luego se fue (esta vez de forma definitiva), y el fan más pequeño de Atenas no cabía en sí de felicidad.
Así concluía una noche en la que no faltaron las risas, los cantos, los puchos, el pogo y el baile.
El regreso de El Kuelgue en La Plata
La banda no visitaba la Ciudad de las Diagonales desde antes de la pandemia. Por eso, el público platense estaba lleno de emoción. Las puertas abrían a las 20 horas, y desde ese momento cientos de personas entraban al Club Atenas.
La policía cortó la Avenida 13 entre las calles 58 y 59, donde se encuentra el estadio. La calma de ese barrio platense en un sábado por la noche se interrumpió por les espectadores que caminaban por las calles aledañas. Tras presentar la entrada y pasar el clásico cacheo policial, las puertas para ver a El Kuelgue estaban abiertas.
Adentro esperaba el sector de gastronomía, la tienda de indumentaria de la banda, y por fin, allá en el fondo, el escenario. Cuando el show comenzó, a eso de las 21 horas, el lugar estaba lleno de personas de entre 20 y 40 años que esperaban disfrutar un rato de buenos temas.
Dos horas de música
El Kuelgue salió al escenario. A la clásica formación de Julián Kartún en voz, Santiago Martínez en voz y teclado, Juan Martín Mojoli en bajo, Nicolás Morone en guitarra, Pablo Vidal en saxo y Tomás Baillie en batería, se le sumaron coros y más instrumentos.
Debajo, una parejita bailaba abrazada. Más en el centro del lugar, un grupo de amigos pogueaba, mientras uno de ellos revoleaba su remera. En un costado una chica tomaba agua, a la vez que su amigo prendía un pucho. Todes se movían al ritmo de “Por ahora”, la canción que abrió el show.
Con “Ayer Real”, el público explotó. Los temas continuaron: “La mirada”, “Altos Vuelos”, “Galope”. Entre canciones, las interacciones entre el cantante Julián Kartún y el también voz y tecladista, Santiago Martinez, hacían reír a les espectadores.
El recital tuvo varios momentos cúlmines. Por ejemplo, cuando Julián y Santi tocaron a dueto un mix de canciones más tranquilas, como “Roma” y “Wonderboy”.
Otra situación memorable fue cuando el líder de la banda frenó el show para dejar entrar a dos personas que miraban desde la vereda. “Ahora tendrían que hacer una nota, contar cómo fue el momento y cómo llegaron hasta adelante de todo”, reflexionaba entre risas desde el escenario.
La improvisación que caracteriza a la banda (y lo inesperado de cada presentación), apareció más tarde. Comenzaron los versos: “Voy a salir a caminar solito, sentarme en un parque a fumar un porrito”. Julián Kartún, con anteojos y pashmina, homenajeó a Andres Calamaro. El Kuelgue tocó “Loco”, del clásico cantante argentino.
Fin de noche
Los éxitos sonaban a través de los parlantes. “Parque acuático”, “Bossa & People” y su último tema “Natación”, generaron que el público coreara la letra casi más alto que les músiques.
Mientras tanto, Tomi, el niño de 7 años, estaba a upa de su padre. Después de un largo rato, la personal de seguridad lo dejó sentarse en las tribunas donde les fotográfes ilustraban el recital. Desde allí gritaba: “¡Santi! ¡Santi, soy Tomi”, llamando al tecladista de El Kuelgue. Su papá le sacaba fotos y el show llegaba a su fin.
Después de un par de amagues, fue el turno de la última canción. “Una solución fugaz es creer en el Señor”, arrancaron a cantar. El público supo que venía el tema “Cristo es Marquitos Di Palma”.
Con un par de mensajes entrelíneas, como “Hay que separar la Iglesia del Estado”, les espectadores estallaron. Terminaron con los versos finales de esa canción: “Cumbia si, Trabajo no”, (el sueño de todes, ¿no?). El Kuelgue finalizó su presentación y les músiques salieron del escenario.
Luego, el momento más tierno de la noche. La foto de Julián Kartún con el pequeño fan que gritó durante todo el recital. Más tarde, de nuevo en los brazos de su padre, Tomi se emocionaba: “Si esto me pasó en mi primer recital, ¿qué me pasará en los próximos?”. No lo sabemos Tomi, para eso, tendremos que ir de nuevo a ver al Kuelgue.