El domingo pasado Andrés D’Alessandro se retiró por lo alto en el club donde es ídolo: el Inter de Porto Alegre. La emoción del argentino de 41 años fue indisimulable. Es difícil ser profeta en tierra propia, ni hablar de serlo en suelo ajeno. Eso logró “el cabezón” con sus 529 partidos jugados, 97 goles y 12 títulos.
La última función había empezado mal, el Inter perdía rápidamente 1 a 0. Pero como si estuviera guionada por el destino, D’Alessandro se dio el lujo de convertir un gol y poner el partido 1 a 1. Solo esperaba jugar un puñado de minutos, pero fue vital para la remontada de su equipo que ganaría 2-1. A los 27 del segundo tiempo es reemplazado y ovacionado por todo el estadio. Y mientras camina para salir de esa cancha por última vez, se le acercan y lo abrazan cada uno de sus compañeros.
Esta historia de amor nació en 2008 cuando el conjunto brasilero compró el pase del argentino. Rápidamente entró en la historia del club obteniendo la Copa Sudamericana de ese mismo año. Dos años después, obtuvo la Copa Libertadores y fue elegido el Futbolista del Año en Sudamérica. En Porto Alegre transcurrió los últimos 12 años de su carrera, con una breve vuelta a River Plate y un paso por Nacional de Montevideo.
Las palabras finales en el centro del campo fueron emocionantes: “Voy a tratar de ser breve. Es difícil hablar. Me acabo de despedir del club, pero hoy estoy en el lugar que quiero, que me gusta y que soñé. Espero haber estado a la altura de este club. Muchísimas gracias”.
De esa manera, el cabezón agregó: “Desde ahora soy un torcedor más. ¡Yo también los amo! No solo por el amor que me dieron, sino por mi familia”.
River y San Lorenzo
D’Alessandro debutó en el conjunto millonario en el año 2000 con tan solo 19 años. En la temporada 2001/02 comenzó a tener rodaje y se ganó un lugar importante dentro del plantel. El 2 de septiembre del 2001 fue el día en que marcó su primer tanto oficial en River ante Estudiantes.
Andrés D'Alessandro, orgullo de nuestro semillero y ganador de cinco títulos en sus dos etapas en el Club, disputó hoy su último partido como jugador profesional luego de 22 años de carrera.
— River Plate (@RiverPlate) April 17, 2022
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“El cabezón” se volvió una de las figuras de River, alzando otros dos títulos locales (Clausura 02 y 03), patentando jugadas deliciosas como “la boba”, una finta con amago que lo caracterizó y que a veces hasta incluía un caño para eludir al rival, y justificando ser portador de la 10.
El regreso tan ansiado se daría recién a inicios de 2016. Con Marcelo Gallardo como entrenador, llegó a préstamo por un año. Se estrenó en un 2-3 ante Belgrano, aunque una seguidilla de lesiones le impedirían tener continuidad en el primer semestre. Pero tendría revancha: en agosto de ese año ganaría la Recopa Sudamericana ante Independiente Santa Fe, y en diciembre se daría el gusto de alzar la Copa Argentina para conseguir el ticket a la Copa Libertadores 2017.
El otro equipo de Argentina en el que jugó fue San Lorenzo de Almagro. En 2008 y antes de pasar al Inter, tuvo un paso breve por el equipo de Boedo a pedido del entrenador que lo hizo debutar en primera: Ramón Díaz. Lugar donde anotó tres goles, finalizaron cuartos en el torneo y alcanzaron los cuartos de final por la Copa Libertadores .
Europa, la cuenta pendiente
Luego del tricampeonato con River, fue transferido al Wolfsburgo de Alemania por una cifra extraordinaria para aquel entonces: 11 millones de dólares. En la primera temporada en el conjunto alemán, logró hacer una aceptable campaña en la que disputó cuarenta y ocho encuentros y marcó solo siete goles. En 2004 dicho club terminó décimo en la tabla de posiciones del campeonato.
Las siguientes dos temporadas no fueron buenas para D’Alessandro. Jamás encontró un ritmo óptimo de juego ni su nivel. Luego de una pelea con el técnico, quien lo acusaba de no estar predispuesto a adaptarse, el conjunto alemán se vio en la obligación de mandarlo a préstamos a otros clubes del viejo continente.
En enero de 2006, fue cedido en préstamo por un año para el Portsmouth F. C. de la Premier League de Inglaterra, donde jugó la segunda parte de la temporada 2005-06 en la que marcó un solo gol.
En agosto de 2006, tras regresar al Wolfsburgo después de haber cumplido su cesión, fue nuevamente cedido a préstamo por un año al Real Zaragoza de España. Allí, D’Alessandro se reencontró con su compatriota Pablo Aimar (lo conoció y jugó junto a él en River Plate). Logró encadenar buenas actuaciones así en la temporada 2006-07, convirtiendo cuatro goles en catorce partidos jugados en total.
Tras finalizar su cesión en el equipo de Aragón y debido a las buenas impresiones que les dejó a los dirigentes con sus actuaciones, el Real Zaragoza decidió comprar su pase. En la temporada 2007-08 todo fue diferente, el cabezón volvió a tener conflictos que se tradujeron en entrecruces el director técnico de ese año y por su bajo rendimiento en esta última temporada, los dirigentes zaragocistas decidieron darle vía libre al jugador por medio de un futuro traspaso.
La Selección Argentina
Con la camiseta del seleccionado argentino fue campeón en el Mundial Sub 20 que se jugó en el país en 2001 y ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas, Grecia, en 2004.
Por su parte, en la Selección mayor fue convocado en treinta ocasiones y ha marcado cuatro goles. Su debut se produjo el 4 de febrero de 2002 en un encuentro amistoso. Fue convocado por el técnico Marcelo Bielsa para la Copa América 2004 de Perú, donde disputó los tres encuentros de la primera fase (además marcó un gol) y los cuartos de final como titular. Mientras que la semifinal no la jugó por no estar en plenitud física y en la final ingresó en el segundo tiempo.