En el día de hoy, la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) celebra su Aniversario N° 38. La misma fue creada el 16 de abril de 1984 como respuesta a los edictos policiales para luego consolidarse en el objetivo de una vida sin discriminación por orientación sexual. Nota al Pie dialogó con su secretaria, la activista María Laura Olivier, para conocer en primera persona sobre cómo fue la lucha del colectivo y el rol que cumple la asociación hoy.
Aunque para algunes sea difícil de imaginar, derechos como la Educación Sexual Integral (ESI), el Matrimonio Igualitario o la Ley de Identidad de Género fueron conquistados con mucho esfuerzo por diferentes actores sociales. No muchos años atrás, la realidad para las mujeres y personas del colectivo LGTBI+ era todavía más violenta.
Es así que durante la década de los ‘80, ante la necesidad de una vida más digna y libre de discriminación surge la CHA, la cual puso en agenda discusiones necesarias para el avance en materia de Derechos Humanos. En ese marco, Maria Laura Olivier fue una de las personas que participó en la resistencia y la lucha de aquella época, que aún se sostiene hoy.
En la democracia, los viejos vicios
Maria Laura Olivier, nació en Córdoba, pero a finales de los ‘90 vino a vivir a Buenos Aires y, desde entonces, es una integrante activa de la Comunidad Homosexual Argentina. Cabe destacar que, en aquellos años hacer pública cualquier tipo de orientación sexual o identidad de género que escapase a la lógica patriarcal, tenía su costo.
“En los 90, tuve que optar entre salir del armario o laburar como docente”, relató la actual secretaria de la CHA. Unos años atrás, en 1985 la mediatizada detención del entonces presidente de la CHA, el activista e historiador Carlos Jáuregui, significó entre otras, el despido de su cargo docente.
La Comunidad Homosexual Argentina (CHA) se conforma en 1984, un año después del fin de la Dictadura cívico militar eclesiástica, con el objetivo urgente de frenar los edictos policiales. “Teníamos democracia pero se habían heredado algunos vicios por parte de las fuerzas”, explicó Olivier.
Visibles y orgulloses
Pronto la lucha contra la discriminación y la conquista de derechos tomó forma a partir de diferentes estrategias. En esos años, antes que nada, era necesaria la visibilidad. En ese sentido, la detención de Jáuregui también funcionó para denunciar lo que ocurría cotidianamente en aquel entonces. “Teníamos que poner en agenda mediática, primero la existencia y segundo, la situación que estaba pasando”, señaló María Laura.
De todas maneras, la situación de violencia y expulsión que atravesaban las personas de la comunidad LGTBI+ era muy compleja. Puertas adentro, en muchos casos, las familias cuestionaban la mediatización de sus caras, nombres y apellidos. Pese a ese tipo de tensiones en la vida privada, salir en la tele tenía sus ventajas, la activista señaló que “ser visibles hacía que les fuera más difícil a la policía fajarnos o llevarnos presas”.
Desde la CHA realizaron múltiples acciones que apuntaron a visibilizar y denunciar las situaciones de violencia. Desde publicaciones gráficas a presencias más escandalosas en las calles como la participación en jornadas convocadas por Madres de la Plaza de Mayo, la histórica campaña Stop Sida y la primera Marcha del Orgullo Gay-Lésbico en 1992.
“Nosotros y nosotres salíamos a las calles a entregar preservativos a las compañeras travestis que estaban en situación de prostitución”, relató Maria Laura en relación a la campaña de prevención del Vih/Sida “y nunca sabíamos si terminabamos presos o presas esa noche” aclaró.
Una sociedad cada vez más orgullosa pero no libre de violencias
De esta manera la CHA tuvo un rol clave en el impulso de importantes debates como el de la inclusión de la orientación sexual en la Ley Antidiscriminatoria de la Ciudad de Buenos Aires. Su activismo en los siguientes años colaboró con grandes conquistas en materias de derechos que hicieron posible una sociedad más justa que ayer.
En los últimos años Argentina celebró una serie de leyes que han mejorado la calidad de vida de las mujeres y del colectivo LGTBI+. La Ley de Educación Sexual Integral, el Matrimonio Igualitario o la Ley de Identidad de Género son claros ejemplos de estas conquistas.
Sin embargo, estas victorias no significan el fin de la violencia hetero-cis-patriarcal, tampoco el cese de actividades de la CHA. “No solo es conquistar los derechos sino, controlar que no se avancen sobre esos derechos conquistados” explicó Olivier y precisó “nos preocupa y nos tiene alertas el recrudecimiento de la extrema derecha”.
A 38 años de su fundación
Los objetivos de la comunidad se mantuvieron en el tiempo, señala Olivieri: luchar en contra de la discriminación de cualquier forma, trabajar en función de conquistar derechos y defender los derechos conquistados. “Hoy seguimos trabajando con los crímenes de odio”, destacó María Laura y contó a Nota al Pie que la CHA brinda asesoramiento y apoyo para personas del colectivo con situaciones de discriminación o violencia.
Por estos días desde la asociación participan en la modificación de la Ley de VIH y, además realizan diferentes tipos de acciones vinculadas a la visibilización, sensibilización y transformación cultural. Por último, en relación al rol que tiene hoy la Comunidad Homosexual Argentina en la sociedad, la activista dijo a este medio: “Ojalá no hiciera falta, eso sería un placer, pero lamentablemente eso no pasa”.