La película, ganadora del Premio de la Academia al Mejor Documental, ofrece una tremenda mirada a la celebración que surgió de las cenizas de los asesinatos del Dr. Martin Luther King Jr. y Malcolm X, así como del movimiento por los derechos civiles. El Festival Cultural de Harlem fue creado para celebrar la música, la cultura, la política afroamericana y para promover el Orgullo Negro y la unidad.
El verano de 1969 fue recordado durante mucho tiempo por el festival de música de Woodstock. Fueron tres días que se convirtieron en un evento decisivo para la década. Pero a sólo unos kilómetros de distancia, en Harlem, más de 300.000 personas se reunieron en el transcurso de seis domingos para celebrar el Festival Cultural de Harlem. Los asistentes pudieron ver leyendas como Stevie Wonder, Nina Simone, BB King y Gladys Knight & the Pips.
Por un lado, Woodstock fue reverenciado y recordado durante las décadas siguientes. Por el otro, las imágenes del Festival Cultural de Harlem, más tarde conocido como Black Woodstock, se mantendrían olvidadas en un sótano durante medio siglo. Sin embargo en 2021, Ahmir Questlove Thompson rectificó eso con su documental debut Summer of Soul (… O cuando la revolución no pudo ser televisada).
El Black Woodstock
El Festival Cultural de Harlem inicial tuvo lugar en 1967, cuando el Departamento de Parques de Nueva York contrató a un cantante local llamado Tony Lawrence para organizar la programación de verano en el área. Durante los siguientes tres veranos, se convirtió en un punto de encuentro esencial de la música, la cultura y la política negra.
Era un espacio seguro en el cual las estrellas de la época, interpretaban algunas de las canciones más populares del país. Además, asistieron al festival políticos blancos como el alcalde de la ciudad de Nueva York, John Lindsay, y líderes negros de derechos civiles como Jesse Jackson.
La serie de conciertos se convirtió en un éxito sin precedentes, con un número de asistencia estimado que casi igualaba los números de Woodstock. Hal Tulchin, capturó con su cámara la totalidad del Festival Cultural de Harlem de ese año.
Los conciertos contaron con un sorprendente line up que incluía a Nina Simone, Stevie Wonder, Sly and the Family Stone, BB King, Staple Singers, Gladys Knight and the Pips, David Ruffin, Abbey Lincoln y Max Roach. También el sudafricano Hugh Masekela, el nigeriano Babatunde Olatunji, el cubano Mongo Santamaría, el puertorriqueño Ray Barretto, entre otres artistas.
Esto mostró no sólo la diversidad de música, sino que también sirvió como una representación de la diversidad en todo Harlem. Afroamericanos, puertorriqueños, africanos, jamaiquinos, panameños y otros. Cada uno trajo consigo sus propios estilos musicales individuales.
Las imágenes perdidas
Tulchin intentó vender las imágenes a varios compradores potenciales, pero no hubo ningún interesado. Se sintió frustrado y almacenó las 40 horas de grabación en su sótano, donde permanecieron invisibles durante los siguientes 50 años. De esta manera, mantuvo perdido este evento singular en la historia de Estados Unidos. Hasta ahora.
Questlove usa las imágenes de Tulchin para volver a armar la historia no contada de la edición de 1969. Fue considerado un año fundamental para la América Negra. «Cuando el ‘negro’ murió y el ‘negro’ nació», afirma una voz sin rostro al principio de la película, lo que ayuda a establecer el tono.
Ese año, hubo una metamorfosis. En un momento histórico en el que la vieja guardia del movimiento por los Derechos Civiles y el nuevo movimiento Black Power compartieron el mismo escenario en armonía.
A lo largo de la película, en el contexto de una década turbulenta en cuestiones sociales, hay una insistencia en un nuevo tipo de orgullo racial y unidad en la diáspora, que impregna a la cinta con honestidad y realismo. Se explica que los asistentes desconfiaron de la policía de Nueva York hasta el punto de contratar a los Black Panthers para salvaguardar el festival. Como antecedente de los eventos de Black Lives Matter décadas después.
El músico cineasta
Questlove es la voz perfecta para contar esta historia, y nadie podría darse cuenta de que esta es su primera película. El director es mejor conocido como el baterista de The Roots y como director musical de Late Night with Jimmy Fallon. También tiene un conocimiento enciclopédico de todo lo relacionado con la música.
La adoración y pasión de Questlove por estos artistas y esta música es clara desde el comienzo de la obra. Hay musicalidad en la forma en que dirige Summer of Soul. Esto se siente como un documental elaborado por un músico experto que sabe cómo presentar estas leyendas.
El cineasta usa Summer of Soul como una forma de recordarles a los espectadores este evento del que probablemente no hayan oído hablar. Además, informa a la audiencia sobre la importancia y la grandeza de estos artistas. Explica por qué esta música es importante, y por qué fue parte integral de estos artistas. También muestra los cambios de estilo de la música a finales de los 60, de la mano con cambios de la sociedad en general.
Junto al editor, Joshua L. Pearson, unen las imágenes con lecciones de historia. Motown, música góspel, la evolución del estilo negro, el concepto de una lucha común entre los negros de todo el mundo. El resultado aviva las llamas de la conciencia negra.
Una década plagada de lucha
El principal defecto de la película radica en la incapacidad de retratar las luchas de Tulchin para convertir las imágenes en un largometraje, lo que las llevó al olvido durante 50 años. Tampoco narra cómo se descubrió este material décadas después. Pero estas omisiones parecen hablar de una decisión intencional de poner en primer plano el metraje invisible que celebra la negritud en toda su belleza y diversidad.
A pesar de la importancia del evento, nadie podría haber predicho que esta serie de conciertos dejaría de existir después de 1969 y que, a diferencia del gran festival del año, la historia popular del Black Woodstock se convertiría en una nota histórica olvidada. Norteamérica glorificó a Woodstock y oscureció a Harlem.
En un Estados Unidos donde el enfoque en la historia negra está relegado a un solo mes y las películas que cuentan historias sobre «figuras ocultas» de ascendencia africana están comenzando a proliferar. En ese contexto, el sentimiento anterior no sorprende. Gracias a la recuperación histórica de Thompson aquí, el lugar del festival de 1969 en la historia se reivindica.