Alicia Confusión, es una llamativa y moderna versión del clásico cuento de Lewis Carroll (Alicia en el país de las maravillas) con interesantes nuevas aportaciones. Esta obra de Juan Ignacio Fernández subió a escena el pasado mes de marzo para su segunda temporada. Totalmente disfrutable, el resultado en una pieza que atrapa por igual a les infantes como sus padres.
Una chica llega mágicamente a otro mundo donde sus habitantes carecen de la libertad de ser como quieren ser. Y buscará la manera de sortear los mandatos de la reina del lugar. Ayudar a sus nuevos amigues a encontrar un abanico de posibilidades de ser, sus propias identidades. La cita se lleva a cabo los sábados a las 16h, en el Complejo Teatral Ítaca (Humahuaca 4027) en el barrio porteño de Almagro.
La pieza de manera natural y sin acondicionamientos, es una clara invitación a pensar otras posibilidades de cómo ser y hacer. Deja a la superficie la realidad con la que se convive, no jugar a mirar a ciegas, deconstruir el pensamiento y crear un mundo de libertad para todes. Es sorprendente la rápida empatía que logra en los peques, que desde el inicio interactúan con el elenco entre canciones, buenas actuaciones y estética psicodélica.
Esta Alicia en el país de las maravillas es ideal para romper barreras y necesaria para ser vista por todo tipo de familia. Entre la sensibilidad y la reinante confusión de la protagonista, Alicia sumerge a la platea en su universo, donde está permitido equivocarse, encontrar la propia identidad y escapar a la rigidez del pasado. Un mensaje auténtico, ejemplificador y esperanzador desde el arte popular de hoy para más de un niñe y su familia.
Un elenco que simpatiza tanto con niñes como adultes
Algo para subrayar en la pieza es la buena energía que se vive desde que comienza. Es pura magia la reacción de la platea colmada de peques, sin duda la obra no pasa desapercibida. Algunos optan para desafiar a les actores, otros desde su lugar contestan al unánime cada consigna o giros de la trama. Esta clase de fantasía teatral es solo una travesura del autor para plasmar con ingenio las variadas identidades por las que puede optar un individuo hoy, y la manera de relacionarse con el otro.
La verdad cada función es un desafío para el acertado elenco. Compuesto por jóvenes talentos, que dan rienda suelta a toda la comicidad y musicalidad que llevan dentro, Matías Corradino, Keila Fainstein, Manuela Iseas, Santiago Kuster, Sabrina Marcantonio, y Florencia Zothner Ciatti. Todos tienen sus momentos para brillar, gracias al trabajo ingenioso de su directora, Cecilia Meijide.
En los 60 minutos de este hipnótico viaje a un lugar mágico lleno de melodías y hondura estética. Donde les chiques descubrirán las aventuras de este clan de maravillosos personajes. Destacable la doble labor de Laura Poletti tanto en vestuario como en la vistosa y funcional escenografía. En tanto que la pegadiza música corre a cargo de Francisco Casares y Patricia Casares.
Sobre su creador, Juan Ignacio Fernández
Dramaturgo, director, productor y algunas cosas más, su ilimitado universo creativo sigue sumando aciertos año a año. En este momento con tres producciones en cartel, Juan Ignacio Fernández tiene una etapa de buenas cosechas. Sigue regalando a la platea, originales y heterogéneas puestas que superan las expectativas y que son dignas de explorar.
Esta vez el desafío fue tomar un clásico y reciclarlo, brindandole un mensaje revelador cargado de emociones y libertades, cuyo objetivo está cumplido. Dar la oportunidad al arte de no solo entretener sino también abrir la cabeza, reflejar el presente, dar un espacio para seguir aprendiendo para algunos, quizá el permitirse para otros, es sin duda un ejemplo.
Un regalo teatral que se aplaude, a inventar más, generar sin dudas estos pocos lugares de reflexión e interrelación que inciden de forma directa en la mejora de las calidades sociales. El futuro del director es claro: seguir plasmando las nuevas realidades en estas necesarias creaciones culturales contemporáneas.