Este mes se cumplen cuatro décadas de uno de los discos más emblemáticos del músico Luis Alberto Spinetta: “Kamikaze”. El álbum fue publicado en abril de 1982, en plena época de la Guerra de Malvinas, lo que le generó un concepto aún más profundo.
El trabajo, grabado y producido durante febrero y marzo de ese año en Estudios del Cielito, consta de composiciones provenientes de distintas etapas de la carrera del cantante. Es así que no sólo hay canciones diagramadas en la década del ‘70, sino incluso está presente una pieza que Spinetta escribió en su adolescencia: “Barro tal vez”.
Luego, esa obra se convertiría en una de las más clásicas del artista argentino. Además, fue una de las dos canciones del disco que el “Flaco” interpretó en vivo durante el Festival de la Solidaridad Latinoamericana. Aquella actuación fue el 16 de mayo de 1982, en tiempos del conflicto bélico con Gran Bretaña. El evento, que contó con 60 mil espectadores, se llevó a cabo con el fin de recaudar provisiones para los soldados.
En ese momento, la prohibición de música en inglés, provocó de manera involuntaria que el rock argentino ganara parte del espacio que tanto se le había negado en los años previos. La música nacional nutrida de compromiso social llegaba así a más oídos.
Para la idea global del disco, Spinetta se inspiró en el libro Los kamikazes: historia de los pilotos suicidas japoneses en la Segunda Guerra Mundial, escrito por Fernando Castro y publicado en 1971.
No obstante, el músico usó la palabra “Kamikaze” para diversos significados, y apuntó al sacrificio en distintos órdenes de la vida, así como también a un costado artístico del término. Esta mirada tenía que ver con el hecho de crear contenido musical que saliera de lo comercial y de lo aceptado por los medios masivos de comunicación.
En relación a ello, el vinilo original del lanzamiento tiene una reflexión en la que el cantautor expresa su meta de que la obra vaya más allá del simple producto de consumo: “El artista deja de pedirse a sí mismo una oferta para seducir al público”. Ante esa actualidad reinante en la que la música masiva seguía estándares preestablecidos, Spinetta se pregunta: “¿Lamentablemente no hay más kamikazes de la vida creativa?”
Las características musicales del disco
Si algo caracteriza la obra de este referente cultural, es la variedad de estilos musicales y la prueba de diversos sonidos en cada trabajo. En Kamikaze, sin embargo, elige un estilo folk acústico concreto que tiene a la guitarra como protagonista.
A diferencia de otros de sus álbumes, este no posee batería ni bajo. Aquí, la mencionada guitarra es en ocasiones acompañada del piano de Diego Rapoport, el cual se luce por ejemplo en la canción “Quedándote o Yéndote”. Ese tema, sumado al instrumental Almendra, son los únicos que poseen un coautor: Eduardo Martí. El resto son composiciones exclusivas de Spinetta.
Otra curiosidad de esta producción es que el track 4, “Águila de Trueno – Parte II”, tiene la colaboración en percusión del reconocido músico David Lebón. El disco, compuesto por 11 canciones, posee una duración total de 37 minutos, y en su formato original tiene dos lados, uno de seis temas y el otro de cinco.
Además de los colaboradores mencionados, el álbum contó con la producción de Alberto Ohanian y con la mezcla de Gustavo Gauvry. La ingeniería de sonido estuvo a cargo del propio Gauvry y de Amilcar Gilabert, en tanto que Juan Carlos Camacho se ocupó del equipamiento. La primera versión fue editada por el sello independiente Ratón Finta. En la década del ‘90 salió una nueva edición de parte de Sony/BMG.