Una idea concebida originalmente en Suiza en 2009, llevó a Néstor Barron y a Walther Javier Taborda a abordar esta historia desde la fuerza aérea. Este relato inspirado en testimonios reales y material de archivo, plasma en viñetas puntos de vista que no suelen retratarse. La pasión de ambos realizadores se ve plasmada en la nueva edición que se lanza a 40 años del desembarco.
Llama la atención que un proyecto de esta envergadura haya tomado forma y prosperado fuera de los confines nacionales. Aunque es cierto, que al menos en el mundo de la historieta, hay más chances de realizar algo así más fuera que dentro del país. Podemos notarlo en el estilo de trabajo, y también las posibilidades económicas que se brindan aquí.
Haberse editado por primera vez en Francia, Bélgica y Suiza, y haber sido reconocida, habla mucho del talento detrás. En dichos territorios, la gente casi no estaba al tanto del conflicto, según cuenta Barron. En 2015 la obra llegó a editarse en el país donde nace su inspiración con una edición en tapa dura. Ahora, a 7 años de su primera incursión y 40 del evento, hay una edición popular.
Relatos desde los aires
Cada una de las historias recopiladas en los tres tomos, toman inspiración de relatos de sobrevivientes y de material de archivo. El primer tomo, llamado “Skyhawk” narra la historia del Capitán Cruz, quien de niño soñaba con ser de la fuerza aérea. Su sueño se ve cumplido en el marco del conflicto armado, incluyendo el primer desembarco, y el bautismo de fuego.
En el segundo tomo, conoceremos la historia de “Chino” y “Gaucho”, dos amigos que volaron los “Pucará” en reconocimiento y en batalla. El nombre de los aviones es el que da nombre al número. Aquí es donde se hace más hincapié sobre las deficiencias de los equipos que manejaban los soldados argentinos. También comienza a verse qué pasaba del otro lado del mar.
El último tomo “Super-Ètendard” toma nombre de los aviones que llevaron los misiles franceses Exocet que dieron varias victorias a los argentinos. Aquí se evidencia la dualidad del relato, yendo incluso a mostrar escenas en donde se presenta al príncipe Andrew.
Varias caras de la moneda
Barron y Taborda realizaron un importante trabajo de investigación para llevar a cabo su obra. Por lo que es importante no solo ver el punto de vista de los soldados e intentar contagiar un espíritu patriótico. La obra no se acomoda en la facilidad de ser unilateral. Podemos ver también en parte, la perspectiva de los Ingleses, en una intención de demostrar que todos padecen cualquier guerra.
El trabajo de Barron no se limita al conflicto armado desde las perspectivas de los combatientes. Hay una secuencia en el tomo “Pucará” donde vemos la perspectiva de los Kelpers, los habitantes de las islas. En un territorio complicado como es el de Malvinas, quienes vivían allí consideraban invasores a ambos ejércitos.
La perspectiva de los Kelpers es esencial, considerando que había dos ejércitos disputando la soberanía de un territorio que ni siquiera conocían realmente. Todo se debe a un conflicto por una posición estratégica, pero quien vive allí tiene otra percepción. Estos puntos de vista hacen a la obra muy rica en concepto.
La dictadura cívico-militar, y el sentir de personas que tuvieron que ir a pelear, respecto a pertenecer a la fuerza, también es un punto sensible. El autor plasma con esto el contexto nacional de manera magnífica.
El factor entretenimiento
Todos los elementos dramáticos se ven acentuados por la representación argentina en los diálogos. La aparición casi constante del mate y el termo y actitudes típicas son algo muy atractivo. Más allá de todo esto, la obra tiene algo más que aportar: acción trepidante capaz de dejar sin aliento al lector.
Taborda realizó un trabajo de investigación en el que incluyó la creación de modelos de los aviones que se utilizaron en el conflicto. Las ilustraciones retratan fielmente todo el equipamiento que utilizó la fuerza aérea sobre los momentos narrados. Inclusive hay una representación excelente de los fuselajes de los combatientes enemigos. Pero hay algo más.
La narrativa de Taborda sobre los enfrentamientos durante el vuelo, no tienen nada que envidiar a las casas de cómics más importantes del mundo. Al leer las secuencias de batalla, se puede sentir la adrenalina del combate como si se estuviera viendo una película. En combinación con los diálogos, a veces creados, a veces tomados de archivos, se convierten en momentos inolvidables.
Otro de los grandes aciertos de la obra, es el trabajo de color realizado por Wes Hartmann, quien ha creado cuadros maravillosos. Hay escenas donde el color toma tanta presencia que la composición parece basarse solo en eso. Puestas de sol, noches heladas y océanos interminables que expresan la adversidad del territorio y resaltan la narrativa.
Un sentido homenaje
El relato está inspirado en testimonios de sobrevivientes y material de archivo (señalado con notas al pie), pero no es literal. La guerra es un padecimiento de la humanidad, cuyos motivos, aunque imperdonables, siempre resultan en una complejidad muy difícil de abarcar. El enfrentamiento de Malvinas no es distinto en este aspecto.
Los combatientes argentinos debieron utilizar el ingenio en una situación de desventaja técnica casi absoluta. Las soluciones cambiaron el rumbo de las batallas aéreas a escala mundial, aunque muchos no sepan siquiera que el conflicto haya tenido lugar. Sin embargo, la historia de cada soldado es digna de ser recordada. No importa el bando, todos cumplían órdenes de un alto mando.
Es importante considerar todas las perspectivas, y no se puede obviar la de quienes estuvieron presentes sin otra opción. El punto de vista de quienes vieron cosas que muchos no verán en su vida, de quienes perdieron familia, amigos, salud y hasta la vida.
Ahora, gracias a Primavera Revolver, contamos con una edición en rústica accesible para mucha más gente que quiera disfrutar de este trabajo.