Florencia Fernández Prato y María Paz Rodríguez Senese son dos apasionadas del hockey que un día decidieron encarar el proyecto “Cuida la bocha” juntas, cada una desde su profesión. Tienen como primer objetivo enseñar el deporte que ellas practican a mujeres en contexto de encierro.
En diálogo con Nota al Pie, María Paz contó acerca de esta iniciativa. “Yo soy defensora oficial del Departamento Judicial de San Isidro y conozco cárceles, institutos de menores y demás”. Y agregó: “Siempre quería atacar la causa, y no sólo cuando las personas caían en el delito”.
María Paz contó que siempre tuvo al deporte como una herramienta formadora de equipos, de personalidades y de transformación. “Florencia por su parte lo pensaba porque es neurocientífica del deporte, entrenaba a deportistas de alto rendimiento”, aseguró.
Ambas pensaron en un lugar donde casi es imposible armar equipos y allí fueron por el desafío: entrar a la cárcel. “Lo logramos en septiembre del 2019, veníamos planificando el proyecto desde 2017/2018 pero lleva muchos permisos”, explicó la entrevistada.
Hasta que lograron ingresar, ya habían conseguido las donaciones. Quienes llevan adelante esta propuesta son todas mujeres. Mujeres que a pulmón arman la ONG. Dentro de las voluntarias están Clara Badano (trabajadora social y perteneciente al Poder Judicial), Andrea Mariana Dallagio (psicopedagoga), Helga Tartari y María de la Paz Succhi.
Un compromiso social
Además de las voluntarias, “Cuida la bocha” recibe ayuda de manos amigas, como colegios y distintas alianzas. Un ejemplo es el Colegio San Andrés, donde dan charlas motivacionales que tienen que ver con el ejercicio del liderazgo.
“Nosotras tenemos un hashtag que es #CambiemosLaMirada. Después de estar en lugares como la cárcel, donde supuestamente no podés construir nada, construís un montón”, reconoció Paz.
Empezaron con las clases de hockey en el complejo San Martín. “Acá en Buen Ayre y Panamericana hay tres cárceles: la 46, la 47 y la 48. Nosotras empezamos en la 46 en el 2019 y este año incorporamos la 47”, comentó la entrevistada.
“La idea es poder replicar en todas, pero es necesario hacer un proceso cuidado. Uno tiene que asumir un compromiso. El grupo voluntario tiene que ir, llueve o truene”, aseguró la coordinadora.
Las Lobas
El nombre del equipo es Las Lobas y los días de lluvia se juntan adentro y hacen charlas técnicas. La entrevistada remarcó la importancia de la continuidad. “En la pandemia estuvimos presentes. El Servicio Penitenciario también ha prestado sus propias computadoras para que estemos en contacto”, relató.
María Paz explicó que por aquellos días de aislamiento, llevaban cuadernos de valores. Los intercambiaban con lo que ellas sentían, y además recomendaban películas. “Ese es nuestro lema y a veces al crecer demasiado rápido, perdés la formación en valores”, comentó.
Un equipo con muchas aristas
“Cuida la bocha” se sustenta gracias a las donaciones y a la plata que sacan las voluntarias de sus propios bolsillos. Piden colaboración a clubes amigos: palos, canilleras, conos, bochas. Les sirve absolutamente todo.
Dentro de este proyecto, tienen tres programas. Uno de ellos es el que llevan adelante en las Unidades Penitenciarias, que se llama “Cambiar la mirada” y tiene que ver con la formación en valores.
El otro se llama “Liderar”. Cuando las mujeres salen de los contextos de encierro y obtienen la libertad, replican la experiencia de la cárcel en los barrios para transmitirselo a les niñes. “Ahí hacemos todo un acompañamiento, desde la formación de esas entrenadoras que van a ser del barrio”, mencionó a Nota al Pie, María Paz.
Las Lobas han salido en varias oportunidades a jugar con otros equipos. Como por ejemplo cuando fueron al Colegio San Andrés a realizar un encuentro de entrenamiento con chicas.
La entrevistada contó: “Después tenemos otro programa que es “Acompañar”. Se gestionan las necesidades de acuerdo a las que surgen. Trabajo, apoyo psicológico, generación de emprendimientos individuales o sociales. Tratamos de hacer alianzas”.
Y afirmó: “Tratamos de asociarnos con diferentes empresas u organizaciones para potenciarlas a ellas en el momento más difícil, que es cuando salen en libertad. Que puedan resignificarse”.
Hacia la transformación
La idea de ellas es seguir creciendo. Siempre están en movimiento, cambian los palos que se rompen y reciben más donaciones. “Todo es bienvenido a través del Instagram o los teléfonos celulares”, comentó.
Gracias a toda la ayuda que reciben, el año pasado “Cuida la bocha” pudo hacer una cancha de hockey de pasto sintético en la Unidad. “No tenían ningún lugar. Recuperamos un espacio y eso fue gracias a Agustín que recibió donaciones particulares”. Agregó que: “Fue la primera cancha de césped sintético de hockey en una Unidad Penitenciaria. Estamos súper contentas con ese sueño que se hizo realidad”.
Por último, María Paz mencionó: “Sacamos el prejuicio para poder entrenar con ellas, estar con ellas. Tienen partidos con salidas fuera del penal, fuimos al Club Atlético de San Isidro la última vez”.
Y continuó: “También jugaron con Las Lionas que son el equipo de chicas y chicos que tienen Síndrome de Down». ‘’De repente están jugando al hockey con alguien que está preso y es un shock muy grande porque el prejuicio de toda nuestra sociedad. Es tan grande, que es transformador”, concluyó.