El 24 de marzo de 1999, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sin contar con la aprobación de la ONU, comenzó un intenso bombardeo contra la antigua República Federal de Yugoslavia. La agresión militar duró 78 días y finalizó el 10 de junio de aquel año, con la resolución 1244 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
En Serbia, una de las naciones eslavas que formó parte de aquel país, miles de personas marcharon en Belgrado, capital de ese Estado, para conmemorar el trágico hecho. En la embajada de Rusia, la multitud expresó no solo su solidaridad con el pueblo ruso, sino que, además, manifestó su repudio hacia el accionar de la OTAN en el marco del conflicto con Ucrania.
Durante el periodo de tiempo en el que transcurre la agresión militar, el brazo armado de EEUU lanzó alrededor de 2300 misiles al mismo tiempo que arrojó 14.000 bombas sobre Yugoslavia. Si bien no existe claridad en el número de víctimas, el gobierno serbio estableció que, como consecuencia del bombardeo, murieron al menos 2500 personas, entre ellos 88 niñes, y resultaron heridas más de 10.000.
El contexto
La República Federal de Yugoslavia, sucesora de la República Federativa Socialista de Yugoslavia que se disolvió en 1991, estaba conformada por Serbia (incluidos los territorios de Kosovo y Vojvodina) y Montenegro. Tras la muerte del líder comunista Josip Broz Tito en 1980 – y con el ascenso de Slobodan Milosevic a finales de la década- las tensiones étnicas en el país aumentaron considerablemente.
La nueva república se formó tras el desmembramiento del Estado de la RFSY y la famosa “Guerra de los Balcanes” durante los años 90. Unas de las últimas expresiones de esa guerra fue el enfrentamiento en Kosovo, un territorio que -aunque los serbios lo consideraban de gran importancia- apostaría por la independencia a través de la violencia armada.
El enfrentamiento entre el Ejército de Yugoslavia y el denominado Ejército de Liberación de Kosovo, considerada una organización terrorista por el gobierno de Milosevic, fue uno de los motivos para que la comunidad internacional -incluida la OTAN- se propusiera como mediadora del conflicto. Si bien hubo negociaciones para llegar a un acuerdo de paz, el presidente de Yugoslavia sostuvo que los acuerdos propuestos amenazaban la integridad territorial del país.
La OTAN, finalmente, decidió bombardear Yugoslavia unilateralmente, sin contar con la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU. La razón, según sostuvo en aquel momento la alianza militar, fue evitar una limpieza étnica en la provincia de Kosovo.
El recuerdo internacional del bombardeo
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, sostuvo este viernes que “el bombardeo estadounidense de Yugoslavia hace 23 años torpedeo los cimientos del orden mundial, provocando su erosión”. Para el funcionario ruso, este hecho fue el comienzo de la desestabilización de la seguridad europea.
En este sentido, a su vez, Peskov expresó que “en aquel entonces, estas bombas, además de matar civiles, rompieron el sistema de relaciones internacionales. Fue exactamente entonces cuando la OTAN comenzó a bombardear los cimientos del mundo”. Vladimir Putin, presidente de Rusia, acusó en reiteradas oportunidades, tanto al organismo militar como a la prensa occidental, de hipocresía cuando estos señalaron a Rusia como la culpable del conflicto con Ucrania.
En esa misma línea, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, China reprocho la posición estadounidense: “EEUU y la OTAN no están en condiciones de juzgar a ningún país, ostensiblemente desde la posición de alta moralidad, hasta que se disculpen y compensen el año y el sufrimiento que han causado a la gente en Yugoslavia, Irak, Siria y Afganistán”, escribió la portavoz Hua Chunying en sus redes sociales.
El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, condenó este miércoles la denominada “Operación Fuerza Aliada” sobre la antigua Yugoslavia: “No se pueden recuperar vidas humanas. Hoy, después de 23 años, se ve mejor lo terrible, equivocado e ilegal de las acciones de 19 países de la OTAN”.
En este sentido, a su vez, el mandatario criticó las razones que en aquel momento esgrimió la OTAN para justificar el bombardeo. “Qué ridículo y estúpido suena hoy cuando dicen que atacaron a Serbia por el desastre humanitario y porque así evitaron un ‘nuevo Auschwitz’ (…) Y qué estúpido resulta hoy cuando acusan a Rusia de agresión contra Ucrania y alguien les recuerda que ellos hicieron lo mismo o peor”, indico.