La trombofilia es una condición hereditaria o adquirida que determina una mayor predisposición a formar coágulos o trombos. En este sentido, durante el Gobierno de Alberto Fernández se aprobó la Ley 27611 para la atención y cuidado integral durante los primeros mil días. Sin embargo, en la gestión de Mauricio Macri se vetó la Ley 27335, que propone control y detección temprana. Por esta razón, el rol del Grupo Trombofilia y Embarazo es clave.
Ante este escenario, Nota al Pie conversó con Mariana Litta, quien integra el Grupo Trombofilia, para conocer más sobre esta condición.
“Es un trastorno que muchas veces se esconde, aparece y reaparece. Durante el embarazo, donde las hormonas están totalmente revolucionadas, muchas veces se presenta”, aseguró Litta. De esta forma, la inmediatez en el diagnóstico implica un avance importante para anticipar situaciones de este tipo.
Pese a no existir una serie de síntomas que permitan identificar cuando una mujer tiene trombofilia, sí es posible reconocer este trastorno. Esto se debe a que, de acuerdo con la entrevistada, el retardo del crecimiento intrauterino; la preeclampsia; un parto prematuro, una muerte intrauterina o pérdidas de embarazos, son las características típicas.
No obstante, el diagnóstico suele ser tardío y hasta puede implicar varias pérdidas durante el embarazo. De este modo, la ausencia de una ley impide el rápido reconocimiento de esta condición. Asimismo, el tratamiento reviste cierta complejidad, dado el costo de la heparina; el anticoagulante inyectable utilizado para evitar la formación de trombos.
Diagnóstico y tratamiento
El proceso de diagnóstico remite a dos tipos. De acuerdo con el centro médico Diagnus, puede ser hereditaria o adquirida. El primero, refiere a una alteración de los genes que codifican los factores de coagulación o proteínas que intervienen en el sistema fibrinolítico. El segundo, se vincula con la presencia de autoanticuerpos, relacionado con enfermedades autoinmunes.
Por esta razón, el tratamiento se ajusta según estas características. “Puede ir desde una aspirina por día como anticoagulante, hasta tratar con heparina de bajo peso molecular”, confirmó la integrante de Trombofilia y Embarazo. Ahora bien, el abordaje tardío implica complicaciones por el exceso de coagulación durante el embarazo, y le bebé no recibe los nutrientes necesarios.
“Se producen microinfartos en el cordón umbilical y la placenta, que ocasionan pérdidas. Por ello, el diagnóstico y tratamiento temprano es esencial”, certificó Litta. Asimismo, se realiza un control “interdisciplinario” compuesto por obstetra y hematólogo con control periódicos. Gracias a este tratamiento, “las posibilidades de tener un embarazo normal son altísimas”, concluyó.
Como resultado, la conformación del debido marco legal resulta vital para el abordaje de esta condición y el pronto tratamiento. Esto se debe a que el veto a la norma 27335 implicó un paso atrás en materia de derechos.
Marco legal
El 30 de diciembre del 2020 se sancionó la Ley 27611. Esta se denomina como “Atención y Cuidado Integral de la Salud durante el Embarazo y la Primera Infancia”. Su objetivo es ampliar derechos y garantizar todos estos puntos desde el embarazo hasta los tres años del niñe.
“Creemos que la ley quedó como algo meramente declarativa, porque la trombofilia, una vez diagnosticada, ya está contenida en el plan médico obligatorio y las obras sociales tienen la obligación de cubrir los tratamientos”, señaló la administradora del grupo. Las pérdidas aún existen. El tratamiento es algo tardío y la rapidez en la atención todavía no está tan presente.
Cuatro años atrás, se produjo un retroceso en materia de derechos porque el entonces presidente Macri vetó la Ley 27335. De esta forma, impidió el rápido y efectivo diagnóstico que proponía incluir ante determinados casos, el estudio de detección de trombofilia como examen de rutina.
“Este veto significó un dolor muy grande, pero también es aprender que quizás el tema tiene que ir por otro lado para que realmente sirva y sea eficaz. Tenemos que adaptar las normas para llegar a un puerto mucho mejor”, aseguró Litta. El objetivo es claro: modificar el protocolo que determina que, luego de tres pérdidas gestacionales, se realice el análisis de detección.
Rol del Grupo Trombofilia y Embarazo
La organización nació en 2003 y se conformó gracias a un grupo de mujeres. Así se transformó en una asociación que nuclea a toda la República Argentina con subgrupos en Latinoamérica. La administración del grupo está a cargo de Mariana Litta, Natalia Giacobbe (fundadora), Marianela Cupparo, Carla Septier y Maia Capozzoli.
“Buscamos difundir este trastorno y explicar que, en caso de tener una pérdida o antecedentes en la familia por trombosis o enfermedades relacionadas, es necesario recurrir a un hematólogo”, anticipó Litta. En este sentido, el reto asumido por el grupo es incondicional con las mujeres que atraviesan este proceso.
Por esta razón, una de las administradoras del equipo aseguró que están las “veinticuatro horas tratando de contener e informar y difundir; pero también, de colaborar y ofrecer el trabajo a quien lo quiera para poder lograr la detección precoz”. Tal es así, que desde Trombofilia y Embarazo convocan a concurrir a un médico ante la menor duda para lograr la detección temprana.
Además, ofrecen su labor para modificar las guías que utiliza el Ministerio de Salud y, de esa forma, mejorar los tiempos de diagnóstico para evitar pérdidas. “Lo adecuado es hacer una reforma a nivel salud para que los médicos estén capacitados y que los laboratorios tengan los reactivos”, ratificó.
En conclusión, la labor de este equipo es fundamental por la contención y la compañía que brinda. Además, el apoyo de grandes personalidades como Florencia Peña y María Fernanda Callejón, quienes padecen esta condición, incrementó la visibilización.